treinta

1.1K 105 12
                                    

Jeon JungKook.

Un jadeo de sorpresa se escapó de mis labios al escuchar la voz de Massimo mientras tocaba la puerta del cubículo en el que me encuentro con su novia. Ella, al escucharme, rápidamente llevó su mano a mi boca mientras los lugares cambiaban, dejándome a mí con la espalda en la pared y a ella en frente.

⎯ Lucrecia, te he oído, ¿Por qué tardas tanto?⎯ preguntó insistente y sentía que mi frente comenzaba a sudar de los nervios, mientras la chica veía de un lado a otro el pequeño cubículo en el que estamos.

Para nuestra suerte, las puertas llegan hasta abajo, pegadas al piso, por ende, si alguien quisiera pasar o ver por ahí, sería imposible, así que nuestros pies no se veían. Lucrecia retiró lentamente su mano y me señaló la esquina de la puerta, sabiendo que si no la abría mucho yo no me iba a ver, así que hice caso escondiendome ahí. Acomodó un poco su cabello y salió, dejándome solo.

⎯ ¿Qué haces en el baño de mujeres?⎯ le preguntó ella y a los segundos le contestó su novio.

⎯ Te ví entrar y me preguntaba porqué tardabas tanto.

¿Qué?

No hay que ser muy inteligente para saber que eso fue una total mentira, él ya tenía que estar aquí dentro desde antes o haber entrado después. Lucrecia entró conmigo al baño, y era muy obvio que no nos dejaría estar solos, si él la hubiera seguido, como según dice, creo yo que ya estaría revisando el cubículo en el que estoy, pero no lo hizo, además, se hubiera escuchado la puerta, pasos o algo. Yo sé que estando en momento de calentura por lo general no le prestas atención al exterior, pero creo yo que eso sí lo hubiéramos escuchado.

⎯ Me llegó la regla, nada importante.⎯ el sonido de la campana, anunciando las clases, sonó. Cerré los ojos con frustración al darme cuenta que tendría otra falta en religión.⎯ Vamos, tenemos clases.

A los segundos escuché la puerta cerrarse y estaba por salir yo, cuando escuché la voz de otra chica y tuve que quedarme dentro del cubículo o sino ella se daría cuenta que yo estaba aquí, podría acusarme de un pervertido que espía a las mujeres mientras hacen sus necesidades, y obviamente no quería eso.

⎯ Massimo idiota.⎯ escuché. Mi ceño se frunció sin entender bien la situación, hasta que recordé que la puerta de entrada del baño no sonó antes que su voz, por ende ella estaba desde antes en el baño..

Dejé de analizar la situación cuando un gemido se escuchó y apreté los ojos por la vergüenza que sentía en ese momento. Genial, acabo de hacerle un oral a mi ex, casi nos descubre su novio, me perdí la clase, y ahora escucho a una desconocida masturbarse porque el actual novio de mi ex la dejó con ganas.

O eso creo, es lo que mi mente supuso al escucharla maldecirlo.

Sinceramente, si mi teoría era acertada, no estaría tan sorprendido, es decir, hoy en la mañana lo vimos con Renata besando a otra chica y ahora aparece mágicamente en el baño a buscar a Lucrecia. Sería muchísima coincidencia todo esto, y yo en coincidencias no creo.

Bueno sí, pero no del todo.

Pude concentrarme en otra cosa cuando escuché el grifo del agua, y a los minutos el sonido de la puerta, así que lentamente salí del baño femenino lo más silencioso que podía. Ya no entraría a clases, habían pasado diez minutos y la profesora no me dejaría pasar. Lo mejor será ir a casa.

(...)

⎯ ¡Mamá, estoy en casa!⎯ avisé cruzando la puerta.

Nadie me respondió, solo escuché unas patitas contra el suelo de cerámica y después el peso de Delilah sobre mi cuerpo, mientras me llenaba de besos.

i hate you| jjk✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora