𝟷𝟻∥ ʟᴀ ɢᴜᴇʀʀᴀ sᴇ ᴀᴄᴇʀᴄᴀ

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Cuando el sol comenzó a asomar entre los árboles, Negan y Raven entraron en el Santuario de camino a las celdas. El edificio estaba tranquilo, la mayor parte de los Salvadores y trabajadores se encontraban dormidos o haciendo guardia.

A lo lejos comenzó a escucharse una voz, pero no consiguieron entender lo que decía. Avanzaron en silencio seguidos por dos hombres, encontrando la puerta de uno de los cuartos abierta.

—Peleando harás que esto sea más largo.

Raven miró a Negan, ambos reconociendo la voz que provenía del interior. Se apresuraron, y volviendo la vista al frente, siguieron avanzando sin hacer ruido.

—Y que conste, por mi estupendo.

El líder de los Salvadores dio un golpe con el bate en la puerta, asustando al hombre arrodillado frente a Sasha y haciéndolo ponerse en pie. —¿Qué coño te crees que estás haciendo aquí dentro, David?— Preguntó Raven entrando en la pequeña y oscura sala.

—Raven, yo--

—¿De verdad me crees tan estúpida como para no ver que estabas intentando violarla?— Interrumpió la mujer. —Creí haberte dejado claro que tenías que tener cuidado con dónde ponías tus manos—. Prosiguió haciendo referencia a aquella vez que le advirtió con Enid en Alexandria.

Negan dejó escapar un suspiro mientras se acercaba al hombre, poniéndose frente a él. —Esa conducta resulta inaceptable. Violar va contra las reglas y no querría vivir dónde se aceptara, con alguien al mando que dejara que esas cosas ocurrieran...— El líder de los Salvadores sacó su machete, mostrándoselo al hombre. —David. Te has pasado de la raya.

—La guerra se acerca, David. Sólo un tonto no lo vería... Y tú no podrás disfrutar de nuestra victoria—. Comentó Raven.

—Lo siento—. Dijo el hombre entre sollozos. La pequeña sonrisa en el rostro de Negan se fue disipando, y cuando ya no hubo ni rastro de ella, atravesó el cuello del hombre con el arma en su mano.

Raven sonrió tras él, disfrutando de la escena que contemplaba. —¿Sabes qué? No aceptamos tus disculpas—. Dijo con una sonrisa cínica apoyándose en el hombro de Negan. Este sacó el arma, dejando caer el cuerpo sin vida al sucio suelo del cuarto.

Se separó de Negan, y este silbó llamando a uno de los dos hombres que se habían quedado en el pasillo. —¡Eh! Traedle a...— Comenzó señalando a la mujer en el suelo.

—Sasha—. Contestó ella.

—Tienes un nombre precioso—. Comentó él. —Traedle a Sasha otra camiseta—. Cuando el Salvador se marchó, se agachó a una lado de la mujer atada, cortando las cuerdas con el machete. —Siento que hayas visto esto. Y siento lo de la cuerda. Puede que nos pasáramos un poco, pero es que reconocerás que nos hiciste bastante pupa a noche.

Ambos vieron cómo la mujer se separó del cuerpo, sentándose con la espalda contra la pared. —Joder—. Comentó él riendo. —Me acuerdo de ti. Si. Estabas allí—. El hombre chasqueó la lengua mientras movía el bate. —Joder, ahora lo entiendo. Tengo que reconocerlo. Tienes unos ovarios como balones de futbol para atacar así—. Sasha permanecía en silencio. —Voy a dejarte aquí un rato más, mientras decidimos qué hacer contigo—. Informó Negan. —Este macheta es para ti. Puedes intentar usarlo para matarme, pero teniendo en cuanta de que estoy inclinado sobre ti con una bate de béisbol, bueno, por no hablar de que Raven está aquí, no parece muy inteligente—. Sasha miró a la mujer, viendo la sonrisa que nunca había abandonado su cara. —Puedes usarlo para cortarte la venas, lo que sería una pena pero lo entendería. Está claro que no estás en la mejor situación después de lo de ayer.

𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄, neganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora