𝟶𝟷∥ ɴᴏᴄʜᴇ ᴅᴇ ᴇsᴘᴇᴄᴛᴀ́ᴄᴜʟᴏs

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Aquella noche fue todo un espectáculo, aquella noche lo cambió todo.

El grupo llegó al claro de entre los árboles del bosque, agrupados de tal manera que protegían a las dos personas que cargaban una camilla. Con las armas en mano, avanzaron entre la oscuridad, hasta que la luz de los focos de unos coches les hizo detenerse en seco, y seguido de eso, el sonido de silbidos comenzó a oírse por todo el lugar.

Quedaron en el medio de la llanura, siendo rodeados por vehículos y personas bien armadas. Miraron hacia tras, intentando retroceder, pero más hombres aparecieron por el mismo lugar, dejándoles sin posibles salidas.

Con las respiraciones aceleradas y con las armas preparadas, contemplaron los alrededores, buscando algún sitio en el que refugiarse o por el que poder escapar, en vano. Su atención calló en Eugene, un miembro del grupo que ya se encontraba allí, arrodillado a un lado del terreno, franqueado por tres hombres que le impedían moverse.

Un hombre se acercó a ellos, y junto a algunos de sus compañeros, les arrebataron las armas. Ordenó que la persona en la camilla bajara, y junto al resto de su equipo, se arrodillaran. Rick se resistió al principio, pero cuando sus rodillas tocaron la mugre del suelo, toda posible esperanza que podía albergar alguno de ellos despareció.

Este miró sobre su hombro, encontrando a una figura apoyada en una moto. Debido a la oscuridad de la noche y a que los focos de los coches apuntaban hacia los ahora prisioneros, era imposible distinguir su rostro, pero si ver cómo asentía, dando permiso al mismo hombre que les había desarmado.

Otro individuo salió de entre el gentío. En la mitad de la cara lucía un quemadura que le había deformado el rostro. Se acercó a una furgoneta,
y abrió las puertas traseras, revelando al resto del equipo. Los nervios aumentaron, viendo cómo les colocaban de rodillas al lado de sus compañeros, formando entre todo el grupo una fila frente a una gran caravana.

—Conozcamos al gran hombre...— Comentó el hombre que les había desarmado llamando a la puerta del vehículo y haciéndose a un lado, colocándose a un franco del sujeto de la moto.

La puerta se abrió, y de la oscuridad del interior emergió una figura. —¿Ya os habéis cagado?— Dijo mientras avanzaba con una sonrisa ladina, siendo revelada por el destello que desprendían los focos. Llevaba una cazadora de cuero, y sobre su hombro, descansaba un bate de beisbol repleto de alambre de espino.

Comenzó con su discurso de presentación, apenas sin quitar la sonrisa de su cara pero dejando claro que iba en serio. Terminó por encararse con Rick, quien junto al resto de su equipo, continuaba reacio hacia todo lo que escuchaba salir de la boca de aquel hombre.

—Tengo que escoger a alguien—. Dijo sonriendo una vez más. —Todos están deseando que elija el menú de hoy—. Comenzó a silbar, observando a cada una de las personas en el suelo. —Pero antes,— Comentó girando sobre sus talones y mirando sobre su hombro. —tenéis que ver a alguien—. Continuó mientras extendía el brazo hacia la figura apoyada en la moto.

Esta se incorporó, y con otra sonrisa ladina, salió de entre la oscuridad, permitiendo a la luz, una vez más, revelar un rostro a los presentes.

El grupo de Rick se tensó aun más, si es que era posible, al ver un fantasma del pasado. Los miró a todos mientras se acercaba al hombre frente a ellos, colocándose a un lado de él y permitiendo que este pasara su brazo sobre sus hombros.

—No puede ser...— Murmuró Glenn mirando del dúo a sus amigos repetidas veces.

Su sonrisa se intensificó, observando cada rostro de la personas que se encontraban arrodilladas a sus pies. —Por fin nos volvemos a ver—. Comentó.

𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄, neganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora