𝟶𝟺‖ ʟᴜɢᴀʀᴇs ᴄᴏɴᴏᴄɪᴅᴏs

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Raven despertó con las primeros rayos de sol que entraron por la ventana. Al incorporarse, apoyó la espalda en el cabecero de la cama. Pronto, recordó la conversación que había tenido horas antes con Negan.

La mujer tomó aire, antes de retirar las mantas que le cubrían y ponerse en marcha. Se cambió de ropa y guardó todas las armas, recibiendo poco después el desayuno en la habitación. Más tarde, abandonó la estancia y bajó al patio, encontrando tres camiones siendo preparados para la visita a Alexandria.

Se apoyó en la barandilla observando el lugar, y advirtiendo a Negan apareciendo tras uno de los vehículos, bajó las escaleras para reunirse con él. Al ver a la mujer acercándose, dijo —Están terminando de preparar los vehículos.

Raven asintió. —Espero que nadie haya tocado mi moto.

—Oh, no. Según he oído, nadie quiere perder una mano—. Contestó dejando escapar una pequeña risa.

—No conviene en los tiempos que corren—. Comentó ella con su sonrisa. El sonido de la puerta al abrirse desvió la atención del dúo, haciendo girarse a Raven para mirar en su dirección, encontrando a su grupo saliendo del edifico.

Compartieron una última mirada, antes de dirigirse cada uno a su transporte, dando la orden de que todos subieran de igual manera. Raven se montó en su moto seguida del resto de mujeres mientras Negan se sentaba en el asiento junto a Dwight, quien se encargaría de llevar aquel camión.

Salieron del recinto, poniendo como destino Alexandria. El grupo de mujeres, con Raven de cabecilla, dirigieron al grupo de vehículos por las carreteras y se aseguraron de que estuviesen despejadas, y si algún muerto se acercaba demasiado a ellas, acababan con él.

Cuando por fin comenzaron a levantarse los grandes muros de la comunidad frente a ellos, la mujer llevó su mano al oído, hablando por el comunicador —Atentos a francotiradores.

'Recibido'. Fueron contestando miembros de todo el grupo de Salvadores.

Siguieron avanzando, y cundo estuvieron en la entrada, detuvieron los motores y Negan bajó del vehículo. Esperó a que Raven bajara del suyo, y cuando sus botas tocaron el asfalto, el hombre comenzó a silbar y a dar vueltas a Lucille, andando junto a la mujer hasta la gran puerta corrediza.

Negan manifestó un 'TAN, TAN, TAN, TAAAN' y golpeó tres veces con el bate uno de los barrees de la puerta, luego de dirigir una sonrisa ladina en la dirección de Raven. —Cerdito. Cerdito ¡Déjame entrar!— Exclamó él colocando el bate sobre su hombro.

Un hombre retiró la protección que impedía ver el pueblo desde fuera, revelando a Raven apoyada sobre el hombro libre de Negan y a ambos con la misma sonrisa cínica en sus labios. —¿Y bien?— Preguntó el líder de los Salvadores.

Tras un momento de silencio entre los tres, el hombre al otro lado de la puerta preguntó —Uh, ¿quién es?

—Hay que joderse...—. Murmuró Raven.

—Oh, eso será una coña—. Contestó Negan. —Negan, Raven, Lucille. Seguro que causamos una primera impresión impactante—. Continuó sin quitar la sonrisa de sus labios.

—Oh, vaya cara que me traes, Ricky—. Comentó Raven al ver al hombre acercarse hasta ellos.

Tras ella, el grupo de moteras observaba atentamente. Estudiando cada emoción reflejada en el rostro del hombre; ira, dolor, frustración, rencor...

—Hola, amigo—. Saludó Negan, pero al ver que el hombre no se movía, volvió a hablar. —No quisiera que me obligarais a pedirlo.

Rick miró sobre su hombro, viendo a Rosita tras él. La mujer observaba al dúo sin molestarse en ocultar el desprecio que sentía hacia ellos. —Era una semana. Venís antes—. Dijo finalmente el hombre tirando de la puerta y dando paso a los Salvadores al pueblo.

𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄, neganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora