𝟸𝟶∥ ʟʟᴜᴠɪᴀ ᴅᴇ ᴄʀɪsᴛᴀʟ

113 7 0
                                    




La guerra había llegado, y con ella todas las batallas que se librarían por la victoria.

Subidos en una camioneta, Rick, Maggie y Ezekiel observaban sus comunidades unidas; ansiosas por aquella victoria y la supuesta paz que con ella llegaría.
Allí se encontraban la mayoría, observando a sus tres líderes guiarles por aquella senda repleta de baches; subidas y bajadas. Una alianza que todos creían que daría resultado.

—Cuando le conocí, Jesús dijo que mi mundo se iba a hacer mucho más grande. Hemos encontrado ese mundo. Nos hemos encontrado. Ese 'mundo más grande', es nuestro por derecho. Y ahora hemos venido a por él, todos juntos... Y no tengáis duda de que es nuestro por derecho.

Todos escuchaban atentos el discurso de Rick. Lo que para ellos sonaba como la verdad y la razón, otros lo escucharían como la hipocresía y la mentira.

—Cualquiera que quiera vivir en paz y armonía, que encuentre intereses comunes con nosotros, también tiene ese derecho. Pero los que abusan, y roban y asesinan para formar un mundo propiedad sólo de ellos, ¡serán eliminados! No lo celebraremos, pero tampoco nos avergonzaremos de ello. Sólo dos personas tienen que morir, y las mataré yo mismo. Lo haré.

El líder de Alexandria miró a Maggie, quien escuchaba atentamente las palabras del hombre que había prometido la muerte de la asesina del padre de su hijo.

—Pero si los otros, aquellos que les han apoyado, se ponen de su parte, incluso los que han cerrado los ojos, morirán también. Y después, seguiremos haciendo el mundo más grande. Juntos.

Ezekiel dio un paso adelante, contemplando de igual manera a todos aquellos reunidos, dispuestos a luchar codo con codo para conseguir aquel propósito. Aquel objetivo. Aquel futuro.

—Todos juntos. ¡Siempre unidos! Como dijo Shakespeare, ''Pues el que hoy derrame su sangre conmigo será mi hermano—. Apoyó una mano en el hombro de Rick, luego miró a la mujer a su lado y avanzó hacia ella con una sonrisa, tocando su hombro de igual manera. —Y la que lo haga, mi hermana.

Maggie le devolvió la sonrisa, y tras poner su mano sobre la del hombre, demostrándole todo lo que quería con sólo aquel gesto, se dispuso a contemplar ella ahora al gran grupo.

—Hemos practicado. Lo hemos estudiado una y otra vez. Y sabemos que el plan no acaba con lo de hoy, que viviremos con incertidumbre unos días, tal vez más, que debemos mantener la fe en los compañeros. Porque si conservamos la fe con todas nuestras fuerzas, el futuro será nuestro. El mundo será nuestro.

Así pues, se dedicaron a llevar a cabo los últimos preparativos para lo que se avecinaba. Y al ocaso, todos partieron hacia el lugar en el que acabarían con la vida de las dos personas que, a su parecer, lo habían empezado todo.

Los nervios, la impaciencia y la ilusión porque aquel día acabara, era lo que motivaba a todas aquellas personas. O mejor dicho, porque el sol se pusiese dando camino a un nuevo día, a una nueva vida y a un nuevo futuro.

Condujeron hasta las puertas del Santuario, deteniendo los vehículos en la posición acordada. Bajaron y avanzaron en silencio hasta sus puestos, posicionándose tras el blindado que habían colocado en ellos, siempre pendientes de no acercarse demasiado a los muertos en las verjas.

Cuando Maggie levantó la mano, todos apuntaron sus armas hacia arriba atentos a la señal. En el momento en el que la mujer bajó el brazo, el grupo entero disparó cuatro veces simultáneamente. Y luego permanecieron en silencio, esperando que el plan siguiese su curso.

𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄, neganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora