Desperté bastante temprano y me duche. Me sentía un poco mejor, pero eso no alejaba mi malestar, no sabía dónde estaba mi celular, por lo que comencé una búsqueda en mi habitación y cuando lo encontré debajo de la cama, ni sabía cómo había llegado allí, tenía varias llamadas pérdidas de números desconocidos. Seguro de Keith y Cameron, porque de Tessa lo tenía registrado.
Busqué en mi armario y me coloqué una camisa blanca con una frase cualquiera, unas medias para el frío y una falda campana negra, junto con unas botas que hacían juego, rocié perfume, coloqué algunas cosas en mi mochila, incluyendo mis libros de historia, deje que mi rubio cabello cayese en ondas y me coloque los anteojos.
No sabía a qué hora vendría Lyssa, pero primero iría a la biblioteca a encontrarme con Keith, y antes de abandonar la habitación tome un zumo de manzana justo con una pastilla. Pase por el comedor por algo para comer, dado que no había cenado la noche anterior. Tomé una charola y un zumo de manzana, lo mejor para mi malestar, un sándwich de jamón y queso light sin mayonesa, un tazón de cereales y unos hotcakes con tan solo mantequilla light.
Hice una mueca, pero podría ser peor.
Ahora que lo pensaba mejor, mi madre debería haberles hecho llegar mi dieta. El comedor estaba casi vacío, y dado que era domingo muy temprano. Tomé asiento en una mesa cualquiera y me dispuse a comer cuando alguien tomo asiento justo frente a mí.
—¿Dónde te metiste a anoche? —preguntó una vez quité mis audífonos.
—Me quedé dormida —sonreí apenada.
—¿A dónde irás? —preguntó observando mi nada casual ropa.
—Mi hermana llegó ayer y pasará por mí.
—Que bien.
—¿A dónde vamos chicas? —preguntó Sam sentándose a mi lado, con una manzana. Negué y me dispuse a comer, con ellos nada era aburrido comimos entre risas y cuando terminamos me dirigí a la biblioteca.
La biblioteca estaba completamente sola. Este era un sitio enorme, con grandes estantes que se extendía hasta arriba, tan altas como la misma estructura, con montones y montones de libros.
Oh, yo pensé que eran condones.
En serio eres una molestia.
Somos una querida.
Tomé asiento y coloque la mochila encima de la mesa. Me entretuve tanto con mis redes, que ni me percaté que ya había pasado una hora y Keith no aparecía. Le había dejado un mensaje, pero no había señales de él y ya estaba comenzando a cansarme y Lyssa llegaría pronto. Si lo pensaba mejor, no sabía para que me hubieran impuesto tutor cuándo podía hacerlo yo misma y justo cuando ya estaba comenzando a aburrirme, alguien tomo asiento, en la silla frente a mí.
—Hola —dijo sin más.
—Hola —dije con extrañeza.
—¿Qué haces aquí sola?
—Estoy esperando a alguien.
—Perdona, soy un mal educado. Soy Ethan Morris —dijo tendiéndome una mano, acompañado de una sonrisa.
—Charlotte Callahan —dije estrechando su mano y sonriéndole de vuelta.
—¿Y a quien esperas? digo, si se puede saber y no sueno muy entrometido.
—no, no se puede saber. Y si, suenas un poco entrometido —él sonrió de lado.
—Quien sea, que te haya dejado esperando, es un idiota. —reí.
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Amanecer En Colores
Teen FictionUna chica, dos chicos y un internado, son la ecuación perfecta para un sin fin de problemas. Dos chicos, que se niegan a quererse. Charlie, intenta evitarlo. Keith, intenta evitarlo. ¿Y qué pasa cuando la una gota de lluvia colisiona con un rayo de...