29. Hola de nuevo, habitación. Hola de nuevo, internado.

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—¿Estarás bien? —Preguntó Lyssa.

La mire y esta miraba a través de la ventana del auto a los demás estudiantes, que estaban llegando al internado junto a sus padres, después de unas merecidas vacaciones.

—Si —ella me miro y yo sonreí inocentemente.

Estas vacaciones a pesar de ser las mejores de mi vida, habían sido extenuantes, dado el hecho que descubrí muchas cosas, como la capacidad que tenía para decepcionarme de las personas una y otra vez.

Lyssa, me ayudo a bajar mi maleta y mientras lo hacía mire a la distancia una melena pelirroja. Tessa y yo no habíamos hablado mucho durante las vacaciones y generalmente se debía a que cuando la llamaba, nunca tenía tiempo o no contestaba, pero tampoco le había dado más importancia de la que merecía.

Ella me miro y corrió a mi encuentro y se lanzó a mis brazos, le devolví el abrazo de forma renuente.

Sam venía detrás ella.

—Charlie, ya me voy. Recuerda portarte bien y...

—Sí, mamá. Ya se —la corte exasperada ya, por el discurso que me había dado desde que salimos de su apartamento. Ella me miro mal, le sonreí y ella no tardo en devolverme la sonrisa.

Me abrazo y después de repetirme el discurso, se subió al auto y se marchó.

—Tengo mucho que contarte —soltó Tessa con una enorme sonrisa. Su hermano se acercó a abrazarme y detrás de su espalda miré a los chicos bajar de la camioneta y no pude evitar sonreír.

—Ya vuelvo —dije y junto con mi maleta, corrí a su encuentro o tanto como se pueda con una maleta enorme. Ellos me miraron y ambos sonrieron.

—Te extrañé —dijo Cameron cuando envolví mis delgaduchos brazos alrededor de él. Él paso los brazos por mi cintura y me levanto, despegando mis pies del suelo. Chille por la sorpresa y me coloco nuevamente en el suelo. Revolvió mi cabello y me dio un beso en la mejilla.

—Yo también. Me hiciste mucha falta estas semanas —dije, golpeando su mano, cuando comenzó a acariciar mi cabello.

Keith que venía detrás de Cameron, me miro sin saber si acercarse o no y aunque entre nosotros algunas cosas habían quedado claras y habíamos hecho las paces y lo había visto en el desfile, no pude evitar querer acercarme a él.

Porque lo dicho, los sentimientos no desaparecen de la noche a la mañana. Él me sonrió y esa fue mi invitación a acercarme. No pude evitar aspirar su perfume, era tan delicioso, tan varonil. Me separe de él y Cam nos miró con una ceja enarcada.

—Hola, chicos —dijo Tessa, acercándose a nosotros—. ¿Qué tal estuvieron sus vacaciones? —Preguntó con una sonrisa y levante mis cejas sin entender.

Lo había dicho en un tono que...

Ay olvídenlo.

—Nos gustaría quedarnos a conversar, pero debemos llevar nuestras maletas —dijo Cameron y yo mire la mía. Cam rio y la tomo y Keith me quito la mochila. Tessa nos miró.

—¿Vienes Tessa? —pregunte y esta asintió.

Los cuatros nos dirigimos a las habitaciones de chicas, mientras Sam daba media vuelta y se dirigía a su edificio, sin siquiera decir adiós.

Era extraño.

Había como cierta tensión en los chicos, Sam y Tessa, que no había notado antes.

—Te veremos en el comedor —dijo Cameron, en la puerta de mi habitación, no sin antes revisarla. Lo único que le falto, fue dejarme guardia. Dio media vuelta y camino al ascensor.

Amanecer En ColoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora