20. Juegos de mentiras.

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Abrí los ojos y la luz me cegó por completo.

Una con miopía y le ponen un farol, encima de la cabeza.

El olor a cloro y desinfectante me invadió y me revolvió el estómago. La cabeza me palpitaba tanto, que pensé me explotaría. Me la palpe y sentí el vendaje alrededor de esta, cerré los ojos y trate de calmar mi respiración e intente quitarme el vendaje, pero alguien me lo impidió, tomo mis manos con tanta suavidad, que abrí los ojos.

—Deja —dijo Keith, sonriéndome tiernamente.

—¿Qué sucedió? —pregunte con la voz rasposa.

—Te encontré desmayada en tu habitación. Cuando caíste pegaste la cabeza de algo, un poco más y no estaríamos hablando.

—No creo contar con tanta suerte —murmure. El me dio un apretón de manos y mis ojos se llenaron de lágrimas.

—¿Quieres contarme que paso?

—Creo que todos en la casa escucharon mi platica con Liam —hice énfasis en platica.

—Estas en lo cierto, pero cuando entre a tu habitación, aun tenías el teléfono en las manos ¿con quién hablabas?

—Con Gabe.

—Charlie, sé que tal vez, no quieras hablar o no confíes lo suficiente en mi... pero puedes contarme lo que sea y lo sabes, pitufina —los ojos se me llenaron de lágrimas. Le conté lo que había platicado con Liam y lo que ellos ya sabían.

—... el problema es que ellos creen estar haciendo lo correcto para mí y no lo es, quieren protegerme a como dé lugar y de los únicos que deben protegerme es de ellos mismos —susurre— confié en ellos, les confié mi vida y mis sueños y ellos solo me usaron... —un sollozo escapo de mí. Él se levantó y me abrazo. Su aroma, fue el calmante que necesite.

—Charlie, menos mal y despertaste. Estaba preocupado —dijo Cameron entrando a la habitación y se acercó deprisa. Keith nos dio espacio, mientras Cameron revisaba que estuviese entera.

Una doctora joven y bonita entro detrás de él.

—Charlie, creo que nos debes una explicación ¿o quieres que tus amigos salgan? —los mire. Cameron fijo su vista en mí.

—Ya Keith me lo dijo todo —mire a Keith y este miro a otro lado— tuvo que hacerlo cuando la doctora no pudo acceder a tus informes médicos —él me sonrió.

—Y fue una suerte, que él estuviera al tanto de tu enfermedad —la mire— tengo entendido tuviste una caída en la mañana y una pequeña raspadura, está aún no ha cicatrizado— reviso su tableta— también que tuviste una recaída en el colegio, por no cumplir con tus dietas y tu nivel de insulina es irregular. Tu bomba ha estado actuando de forma incorrecta —me mire las manos.

—Cuando tuve la recaída, mi bomba se dañó y mi amigo me consiguió otra, la enfermera del colegio ha estado ayudándome con ella, pero antes de salir de vacaciones, me caí en una piscina y no me dio tiempo a que la revisaran.

—Debido a ello, su mal funcionamiento, tienes una pequeña infección que ya estamos contrarrestando. Sabes que la diabetes es una enfermedad complicada, que no deja cicatrizar algunas heridas y debes tener mucho cuidado. Ha sido imposible para nosotros conseguir tus informes médicos, por lo que haremos otro. Te hare unas preguntas y debes responderla los más acertadas que puedas y si no recuerdas algún dato, no te preocupes. —dijo y me sonrió.

Ella tomo asiento a mí lado y Preguntó: desde cuando había sido diagnosticada, hasta los distintos tratamientos y doctores que me habían atendido, preguntas incomodas y otras no tanto, después que termino con el interrogatorio abandono la habitación y los chicos me miraron.

Amanecer En ColoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora