10. Eres un arrogante.

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Quería estar sola, por lo que apenas salí de los vestuarios, me dirigí al comedor, por un bocadillo y luego a mi habitación, y gracias a quien sea, sin tropezarme con nadie. Suspire.

Estaba tan acostumbrada a la soledad, que ahora cuando había muchas personas a mí alrededor, llegaba a sentirme abrumada.

Me había aseado y me había cambiado por un pantalón de chándal y una camisa de mil novecientos setenta y cinco, junto con una chaqueta, ya que el frio estaba haciendo meya y eso debido a la época. Afuera llovía a cantaros, lo que lo empeoraba.

La pantalla de mi laptop se encendió y la imagen de mi hermana me saludo.

—Aun sigo preguntándome, como haces eso —dije tomando asiento, frente al computador. No había hablado con Lyssa, en todo este tiempo, pero para mí era imposible, estar molestos con ella durante largo periodos de tiempo prolongados.

—Es un secreto —dijo con una sonrisa.

—Claro —silencio incomodo.

—¿Estás bien? —pregunto con cautela.

—Siempre lo estoy, Lyssa.

—Me refiero, a si estas realmente bien —me encogí de hombros.

—Es algo a lo que estoy acostumbrada y con respecto a lo otro, si.

Mentirosa.

Cállate.

—Charlie...

—Estoy bien de verdad.

—¿Has ido a tu chequeo médico?

—Sí. —ella suspiro.

—Me encantaría poder ayudarte. —sonreí.

—Puedes hacerlo.

—¿Cómo?

—Puedes hacer que mamá, firme esa autorización.

—Charlie, sabes que...

—No es para eso. Un amigo, me invito a pasar navidades con su familia. Ellos suelen venir hasta acá, por lo que no saldré del país y no puedo salir del internado si no tengo esa autorización firmada.

—¿Un amigo? —asentí—. No lo sé, Charlie. No los conozco y...

—Por favor, Lyssa. No quiero quedarme aquí. Todos se irán y... —mi voz se quebró. Carraspee— no suelo pedirte nada, pero ayúdame por favor.

—Ese amigo tuyo ¿tiene nombre? —pregunto, pero aun podía notar la inseguridad en su rostro.

—Cameron McCallister —ella asintió.

—¿McCallister? ¿A que se dedican sus padres? su apellido me suena.

—En realidad no lo sé —dije y ella me miro— uno no va por ahí, preguntando esas cosas, Lyssa.

—No lo sé, Charlie...

—¿De verdad piensas dejarme aquí para navidad? si alguien puede ayudarme, eres tú. —venga, que la culpa, era mi mejor carta.

Chica lista. Una galletita para ti.

—Yo... —pero fue interrumpida por unos toques en mi puerta. Me levante a abrir.

—Justo a tiempo —me miro confundido. Lo tome de la mano y lo guie, a donde estaba el computador— Lyssa, es el Cameron. Cameron te presento a mi hermana. —ella nos miro de hito en hito.

—Demonios —susurro, pero logre oírla, su rostro había palidecido tres tonos—. ¿Quiénes son tus padres? —Cameron me miro y yo lo inste a contestar.

Amanecer En ColoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora