Había llegado el tan anhelado día de navidad. Esta se sentía en el aire. La casa había sido decorada, con luces y guirnaldas por todas partes y ayer había sido puesto el árbol y junto con Grace y los chicos lo habíamos decorado, este era enorme y había quedado precioso. Afuera nevaba y los árboles y césped estaban cubiertos de nieve y no iba a negarlo, me hacía mucha ilusión. tanto, que me había levantado más temprano que de costumbre y estaba en la cocina, junto con Grace ayudando a la señora Claire y a las demás chicas de servicio, en lo que sería la cena navideña, que sería algo grande.
Grace intentaba hacer una casa de jengibre, mientras yo, metía los cupcakes al horno y la señora McCallister, preparaba el relleno del pavo. La cocina era un hervidero y había harina y utensilios regados por todos lados.
Keith y Cameron, no sabía dónde estaban, no los había visto en toda la mañana y aunque la última semana habían actuado más extraño que de costumbre, no me preocupaba. Lo que si me preocupaba, era que estos estuviesen distantes y no quería ser la causa de su distanciamiento.
Lyssa, llegaría dentro de unas horas. La señora Claire la había invitado en una de sus visitas y ella no pudo decir que no, al ver mi cara de ilusión. Lyssa parecía mi madre y yo una niña pequeña que le daba muchos problemas, también sabía que vendría con su prometido, lo que lo hacía mejor, puesto que no me sentiría tan mal, por haber estropeado su navidad.
Reí al a ver Grace frustrarse, al caer el techo de su casa de jengibre por cuarta vez, ella me miro con los ojos entrecerrados y yo reí aún más. Termine con el glaseado para los chucaques y me acerque a ayudarla y después de una hora lo habíamos logrado, por lo que Grace no pudo evitar pegar un grito y abrazarme, me sentía orgullosa, había quedado bastante decente.
Me sentí feliz y plena, por primera vez y en mucho tiempo tendría una navidad decente, la última había sido, antes de Lyssa irse a la universidad. Generalmente éramos ella y yo, cuando no íbamos a casa de sus abuelos y mamá me daba permiso, pero desde que estos habían muerto, solo habíamos sido las dos y claro Gabe, pensar en él se me revuelve el estómago. El punto era que la última navidad decente habíamos sido solo las dos. Gabe había ido con su padre y nosotras habíamos quedado solas en casa, sus abuelos ya habían muerto y ese año Madeline había decido salir del país, durante todo el mes. Por lo que solo armamos el árbol y en noche buena nos quedamos mirando películas hasta tarde con una taza de chocolate caliente y bocadillos.
—Mira mamá, Charlie me ayudo con la casa de jengibre —dijo, cuando su madre se limpiaba las manos y sonrió.
—Que bien, parece toda de una experta. ¿Hacías muchas en casa? —quiso saber e hice una mueca.
—La abuela de Lyssa, me enseñó a hacerlas. Hacíamos muchas para el vecindario, cuando pasábamos navidades con ella.
—Que bien, yo quiero que me enseñe —dijo Grace y sonreí con tristeza.
—Ella murió hace algunos años —dije y ella me miro.
—¿Y dónde la pasaban cuando ella murió?
—Solas en casa —dije y me encogí de hombros.
Como todas las fechas importantes.
Como si no importase el hecho, que Madeline por castigarme a mí, también castigaba a Lyssa, con sus desplantes y aunque a Lyssa, se lo compensaba en sus cumpleaños, a mí nadie me haba compasado los años de soledad.
—No importa aquí la pasaremos súper ¿verdad mamá? —la señora Grace asintió con una sonrisa.
Después de hacer muchos cups cake a Grace se le antojo hacer un pastel, por lo que convenció a su madre de hacerlo y me arrastro con ella. Una vez lista y con los cabellos y el rostro lleno de harina, subí a mi habitación, en busca de mi celular. Aún no había rastro de los chicos, y quería saber dónde estaban. Apenas iba subiendo el primer escalón, escuché murmullos y no pude evitar detenerme, di un paso atrás y me desvié, hacía donde provenían los murmullos, era una sala contigua a la sala de visitas. Esta casa era enorme y tenía muchos espacios. Me detuve al reconocer las voces.
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Amanecer En Colores
Teen FictionUna chica, dos chicos y un internado, son la ecuación perfecta para un sin fin de problemas. Dos chicos, que se niegan a quererse. Charlie, intenta evitarlo. Keith, intenta evitarlo. ¿Y qué pasa cuando la una gota de lluvia colisiona con un rayo de...