15. Soy diabética.

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Estaba soñando que viajaba por el mundo, cuando...

—Demonios, Charlie, pareces un tronco.

—Y tú, una verdadera molestia —gruñí, molesta porque me hubiese sacado de mi sueño.

—Es tarde, apresúrate.

—Tarde ¿para qué? —y espero que tuviese una buena excusa

—Para la fiesta.

—No te conocía, del estilo fiestero.

—No, pero...

—Estará Ethan, lo sé.

—Solo levántate y ya.

—¿Cómo demonios entraste a mi habitación?

—Eso no importa.

—Claro que no —ironice.

—Oye ¿me prestarías algo de tu closet?

—Estuviste husmeando entres mis cosas ya, ¿no es así?

—Si... —dijo como niña pequeña, al ser atrapada.

—Toma lo que quieras.

—Si —aplaudió— ten —dijo.

—¿Qué es esto? —pregunte, sin salir de debajo de mis sabanas.

—Lo que te pondrás. —salí de debajo de los cobertores y mire la tela que había lanzado.

—Ni lo sueñes —dije aventándolo al suelo, con etiqueta y todo. Era uno, de los tantos vestidos ajustados, que me comparaba mi hermana.

Era demasiado ajustado y yo demasiado delgada.

—Pero, es precioso —replicó.

—No me lo pondré —dije en tono cansino y ella siguió registrando mi closet, como si fuese suyo, puse los ojos en blanco.

—¿Y este? —pregunto, mostrándome un vestido ajustado arriba y con cuello de bebe blanco y con rayas azules en la falda tipo campana— tu ropa es tan pequeña —la mire con una ceja arqueada y negué.

La ignore y me metí a la ducha, mientras ella seguía desordenando toda mi ropa, en ese minúsculo closet.

Una vez lista, me coloque el vestido y me decante por unas bailarinas negras, mientras me reía de la cara de Tessa, al dejar de lado, los escandalosos tacones, que no sabía de dónde había sacado.

—Eres imposible —dijo delineando sus ojos.

—Me lo dicen mucho —ella se ajustaba el vestido negro que yo no quise usar, cabe destacar, que le quedaba bastante corto. Moriríamos de hipotermia, pero ella lo haría más rápido, que yo. Iba a señalarlo, cuando tocaron la puerta.

—¿Esta lista, hermosa dama? —pregunto Cameron y lo observe. Llevaba unos pantalones negros ajustados, una camisa abotonada azul y una deportivas.

Moriremos de hipotermia.

Claro que sí.

—Qué guapo —silbé y el rio.

Serás camionera, Charlie.

Y tu una metiche.

—¿Vienes Tessa? —pregunte y ella negó, con el ceño fruncido.

—Esperare a Ethan.

—Vale —dije y salí de mi habitación hasta el patio, donde el frio no tardo en arroparnos. Me abrase a mi misma y el paso un brazo por mis hombros, para atraerme a él— ¿donde será la fiesta? —pregunte.

Amanecer En ColoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora