4. Círculo doloroso.

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Ha pasado una semana desde que entre a terapia, la relación que he establecido con la psicóloga me gusta porque puedo hablar con ella sin tener el mínimo miedo que me catalogue una demente, según ella, esto es muy común cuando se pierde alguien muy especial, lo que no esta bien es que me refugie en las drogas porque hace que mi depresión siga estando ahí y cada vez siga  cayendo más fuerte a hacer cosas que no debo.

Las últimas dos noches, la pesadilla no se ha manifestado, no he vuelto a tenerla, así que he podido dormir mis ocho horas, es un poco extraño despertar por la mañana y que nada haya sucedido. Todo se debe por la terapia que me ha dado la doctora, no estoy consumiendo alcohol ni drogas, ahora me alimento más saludable a las horas que se debe y hago ejercicio, al menos troto todas las mañanas. Y las últimas dos noches, Olivia duerme en mi apartamento, en la habitación de al lado, pero es temporal y no hemos coincidido los últimos días siempre sale antes que salga el sol hacia el hospital, entonces me voy para la universidad sin problemas.

Estábamos a mitad de semana y debía ir a la universidad por la tarde noche, ya que por el viaje de este sábado nos han cambiado el horario. Había salido hace una media hora de la terapia, llevaba más de quince minutos dando vueltas por la ciudad, las palabras de la doctora había sido claras pero me negaba hacerlo.

−Debes ponerle un fin a ese hobby como tú lo llamas, cierra ese circulo doloroso, si realmente quieres que esto funcione. No te pido que dejes de ir para siempre, sólo hasta que estés realmente recuperada. 

Sabía que dejar eso atrás iba hacer todo un reto, había sido mi lugar favorito por mucho tiempo, cuando me sentía triste y sola; venía aquí. Su  lápida era testigo de lágrimas y gritos. Mi padre fue el que organizó su entierro, nadie reclamaba el cuerpo, él no tenía familia, lo único que tenía era yo, pero estaba inconsciente en el hospital así que mi familia se hizo cargo, también ese es uno de los motivos que me llevaban a venir seguido, el no poderme despedir de él, se sumaba con la culpabilidad de haberlo matado. 

Sin pensarlo ya estaba caminando por los grandes caminos que tenía en dirección a su tumba, respire profundo, daba pasos decididos aunque por dentro me estuviese muriendo de los nervios, era mi primera vez viniendo sin una gota de alcohol y sin mi ánimo decaído, apreté el ramo de flores en mi pecho cuando llegue, el césped había sido cortado recientemente y no había ni una sola flor, solamente su nombre escrita sobre la lápida. Aden Cash. Me quede en silencio unos minutos hasta que me decidí hablar.

—Hola... no tengo la mínima idea por donde comenzar. Bien, creo que lo más sensato sería decirte de una vez que no volveré por un tiempo bastante largo, necesito sentirme bien conmigo misma y todo esto me afecta. Tratare de dejar esto, necesito estar bien, va a ser difícil ¿sabes? —ahogo un sollozo y una lágrima cae por mi mejilla. —Te amo Aden pero es hora de dejarte ir. —me inclino para colocar sus flores y al hacerlo no puedo evitar llorar. Me levanto y miro por última vez su lápida antes de dirigirme a la salida lo más pronto posible. 

Lo más difícil de enfrentar esto, no es el hecho de no volver por un tiempo, si no de saber que al volver, todo lo que vivimos será un recuerdo realmente del pasado, porque él forma parte de lo que intento nunca volver a caer en mi vida. 




***




Ya me encontraba en la universidad, había llegado muy temprano, estaba tomando un café mientras trabajaba en mi discurso para la facultad canadiense, ni siquiera sé porque espere hasta último momento para hacerlo, pero al menos no resultaba difícil. 

Una Mentira Por AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora