¿Internarme? No consideraba eso necesario, la primera vez que lo hablamos pensé que lo dejaría de lado pero ahora que lo pedía, no sabía cómo reaccionar.
Lo miré sin saber qué debía responder, no quería estar dentro de una clínica de rehabilitación, sentía que podía hacer esto sola, sin ayuda de ningún profesional, sólo debía proponerlo y tomarlo con responsabilidad, no era una tarea fácil, pero podía intentarlo, únicamente debía aprender a controlarme.
—Puedo aprender sobre el autocontrol, A. —Él frunció el ceño, yo me encogí de hombros. —No quiero internarme, haría cualquier cosa por ti, pero no me pidas eso, porque no lo haré.
Él guardó silencio, mientras que su mirada se encontraba inspeccionando mi rostro. Traté de mantener mi expresión firme, sin embargo, sus manos soltando las mías, me hizo darme cuenta que mi respuesta no había sido bien tomada. No dijo nada, sólo se levantó y estiró su cuerpo.
—A... —Traté de hablar pero él me interrumpió, giró hacia mí mostrando una leve sonrisa. Fruncí el ceño.
—Debemos dormir, es tarde. —Sugirió, asentí resignada que se había molestado por mi respuesta. Empecé a caminar hacia mi habitación. —¿Mai, puedo dormir contigo?
O tal vez no del todo. Asentí mirándolo, él empezó a caminar a mí lado.
—¿No te molestaste por la respuesta?
Él hizo un sonido con su boca. Se hizo a un lado para que entrara de primero a la habitación. Lo mire esperando una respuesta.
—Es tu decisión, no puedo obligarte a nada, Maia.
Mordí mi labio, asintiendo. No quería hablar más del tema, así que me acosté en mi cama, cubriendo mi cuerpo con el gran edredón blanco, Aden caminó rodeando la cama, para acostarse por el otro extremo.
Se acercó lo suficiente, para acercar mi cuerpo al suyo, lo escuché suspirar una vez que nuestros cuerpos y piernas estuvieran juntos.
—Sólo quiero que sepas, que estaré cada minuto contigo, porque te ayudaré con la mejor manera que decidas. Intentaremos juntos a salir de esto, Mai.
Levanté mi rostro, hasta quedar a centímetros de uno al otro, puso sus ojos en mi boca y asentí, él dio el primer paso para que nuestros labios se unieran. Esto era realmente lo que necesitaba, tanto como un abrazo por parte suya. No eran las palabras, sino las acciones que me hacían estremecer.
Lo besé lento, aprovechando cada segundo que nuestros labios se movían encajando perfectamente. Sonreí sobre su boca, al separarnos. Él me devolvió la sonrisa, luego ansioso siguió besando mi boca.
***
Cerré mis ojos al sentir sus labios en mi cuello, sus besos en esa zona me estremecían y me erizaba la piel. Escuchaba una voz a lo largo llamándome, me resistía a seguirla, sólo quería seguir sintiendo la gloria de quien ahora dejaba besos por mi rostro.
—Eres deliciosa, ahora entiendo porqué Cash te protegía tanto. —Una imagen de Gato negro sobre mí, me hizo despertar de golpe, empujando lejos de mí a Aden que se encontraba cerca de mi rostro.
Cerré los ojos y puse mi mano en el pecho, tratando de regular mi respiración. Fue una pesadilla, otra vez escuchaba su asquerosa voz y veía su rostro, esto nunca iba a parar.
Aden no dudó en acercarse, tomó mi rostro, entre sus manos, haciendo ambos contacto visual. Estaba asustada y mi pecho no dejaba de subir y bajar, pero que estuviera tratando de calmarme, me relajada un poco.
—Pon tu mano, aquí. —Aden colocó mi mano con delicadeza en su pecho. —Respira conmigo.
Su respiración era pausada, tal y como solía ser la mayoría de veces, una respiración pacífica, imite inhalar y exhalar tal cual él lo hacía, totalmente sincronizados. Con el paso de los minutos, la técnica comenzó a funcionar, la frecuencia cardiaca se tornaba con más normalidad. Cualquier tipo de pánico, estaba quedando de lado.
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Una Mentira Por Amor
RomanceMaia Holister sufre en silencio, todos los días, para ella la felicidad quedó en su pasado, pero su pasado no quiere dejarla atrás. Las mentiras duelen pero hieren más si vienen de tus propios familiares. Una historia de amor y dolor, marcada a tr...