—Iré ahora mismo a Canadá Liv, no aguanto un día más sin decirle a Aden todo lo que ha pasado.
Olivia me miraba incrédula desde el asiento del conductor. Había tomado esa decisión desde que me había dejado esperándola por algunas horas en la clínica, no había sido su culpa, se había encontrado un accidente en carretera, por ende había mucho tráfico. Pero, era verdad, no podía dejar pasar un día más sin verle, ahora que tenía la dirección donde suponía que estaba, no podía esperar.
—¿Crees que sea buena idea? —Cuestionó un tanto preocupada, alcé mi mirada y asentí con el ceño fruncido.
—¿Por qué no lo va hacer? —Cerré la carpeta que contenía toda la información. —Aden se ha ido, pensando que nunca iba a cambiar mi estilo de vida. Yo... Quiero decirle personalmente que lo he hecho.
Ella soltó un suspiro. Y sin decir más nada, encendió el auto, retomando el camino.
—Te llevaré al aeropuerto, con la condición que regreses y salgamos a cenar para celebrar esto. ¿Okey?
—De acuerdo.
Mi hermana condujo hasta el aeropuerto más cercano. Tenía todo listo, y puede que sea la idea más loca que haya tenido, pero desesperadamente necesitaba verle, debía buscarle, hacerle saber que ya no tenía miedo, que nada nos impedía estar juntos.
Un revoloteo en mi estómago, no cesaba. Podría decir que estaba nerviosa por verle, es que necesitaba tanto verle como abrazarle, sentir que lo volvía a tener cerca, que estaba ahí diciendo que todo estaría bien y que estaría conmigo, ahora sin ninguna duda o preocupación.
Lo amaba.
Así que no podía dejar pasar más tiempo sin poder sentirlo, añoraba lo bien que me hacía sentir cuando estaba en casa, todo se sentía tan en calma.
Extrañaba su tranquilidad y agilidad para hacerme sentir plena.
Cuando el avión despegó, sentí una enorme tranquilidad arrasándome, había tenido suerte para conseguir un boleto, aunque el vuelo fuese corto, no podía esperar a bajar y encontrarlo.
Mantenía en mis manos la carpeta con toda la información de Hailee, su dirección, su teléfono, la Universidad en donde estudiaba, pero que yo ya la conocía. Había algunas fotos de ella entrando y saliendo del apartamento, así que no había ninguna duda que esta sea su dirección.
Al salir del aeropuerto, tomé un taxi dándole la dirección del apartamento, mientras veía por la ventanilla como las casas iban pasando a lo largo, nuevos sentimientos y dudas me invadían. ¿Se sorprenderá? ¿Correrá abrazarme? ¿Me besara? ¿Se paralizara?
Me estaba volviendo loca de los nervios.
Cuando al fin llegamos, le pague al señor y saque el pequeño bolso de mano que traía, ni siquiera opte por traer algo de ropa, había sido una decisión apresurada pero urgente, sólo aproveche la valentía que sentía y viaje hasta aquí. Ahora que estaba a punto de quizás encontrarlo, no me arrepentía en lo absoluto. Hailee vivía en una pequeña casa en un vecindario muy bonito, el atardecer estaba justo en el punto que el cielo se tornaba un color naranja bastante fuerte. Era hermoso.
Con valor, toque la puerta pero sin embargo, pasaron unos minutos y nadie abría. Había pensado en todo y menos en la posibilidad de no encontrar alguien en casa.
Bufé, ¿habrían salido? Aún el sol se estaba ocultando, quizás habían ido por un café.
Espere de pie un buen rato, luego opté por sentarme afuera de la puerta, agradecí que nadie pasara por enfrente y me viera ahí, lo menos que quería era que pensara que era un ladrón o algo así. Mi espalda dolía de estar recostada en la puerta. Decidí volver a levantarme, ya la oscuridad de la noche cubría todo el cielo, comencé a debatir si irme o quedarme allí hasta que aparecieran.
ESTÁS LEYENDO
Una Mentira Por Amor
RomanceMaia Holister sufre en silencio, todos los días, para ella la felicidad quedó en su pasado, pero su pasado no quiere dejarla atrás. Las mentiras duelen pero hieren más si vienen de tus propios familiares. Una historia de amor y dolor, marcada a tr...