Todo había sucedido tan rápido, mi nube de amor había caído como balde de agua fría en una noche de invierno.
Todo era una mierda.
Tantos pensamientos se encontraban en mi mente, tantos malditos recuerdos ahora intactos, que no quería dejar de pensar en ellos. Irónico, ¿no? Había sufrido por tener esas imágenes en mi mente, todas las noches pero ahora las cosas habían cambiado. Estaba en mis cinco sentidos, o lo que quedaba de ello, recordando cada palabra y entendiendo su significado y llegando a una conclusión.
Desconocía a Aden por completo. ¿Por qué me había hecho algo así? Creo que había sido suficiente todo lo sufrido, él era consciente de lo mal que estaba. ¡¿Por qué?!
Ahora me parecía tan confuso, no sabía qué debía pensar. ¿Al caso todo este tiempo estuvo fingiendo que le importaba? Sus acciones positivas hacia mí, me hacían dudar de quien realmente era, pero, ¿Por qué se empeñaba a ocultarme esto? Y me dolía reconocer que al final de todo, al parecer no era tan importante para él, como él lo era para mí. Yo estaba dispuesta a contarle todo, pero se había negado, su frustración y su tristeza demostraba que le dolía pero resultó lo contrario, lo más probable es que esas lágrimas se debieran al no poder demostrar que él había sido participe de ese acto tan desgarrador y eso me destruía.
Ya no confiaba en él. No me sentía capaz de mirarle a los ojos y suponer que todo estaba bien. Quizás, me lo merecía por creer todo lo que me dijera, un par de palabras bonitas y simplemente lo había perdonado. Era una estúpida.
Había regresado a mi apartamento, pero no había subido aún, permanecía en el estacionamiento mirando mi piedra. Tantos años sin ella, que ahora que estaba en mis manos un sentimiento de desprecio me recorría. Llore por ese arrebato, pero sabía que mantenerla conmigo iba a ser un gran infierno. El amuleto de la familia Holister. Significaba muchísimo para mí, según mi madre quien había sido la encargada de dármelo en mis dulces dieciséis, mantenía el legado de la familia. Pero ya no era lo mismo, lo había perdido, mi familia me había mentido y ahora, que lo volvía a recuperar, sentía que este amuleto sólo traía desgracia a mi vida.
Y realmente así era.
El mismo día que mi madre me entregó este collar, había conocido a Aden de un forma un poco inusual, luego de eso mi vida cambió, había perdido a mi novio, mi bebé y perdí la poca vida que me quedaba. Actualmente, trataba de reconstruir lo perdido y el amuleto regresaba a mí. Quizás, toda la culpa no era de este estúpido collar, yo también tenía la culpa por dejar que todo esto sucediera, ahora había recaído por segunda vez y no era más que por ser una débil drogadicta incapaz de dejarlo.
Mi inquietud y desesperación porque las puertas del maldito ascensor se abrieran, no se hacían esperar, no sabía que iba a suceder después, pero lo único que podía asegurar es que nada bueno pasaría.
No media mis impulsos después de consumir, perdía el control de lo que ocurría en mi vida, me dejaba maniobrar como un títere, no me hacía feliz pero me sentía bien y eso era lo que necesitaba para poder sobrellevar este golpe tan bajo.
Las puertas del ascensor se abrieron, dejando ver mi reluciente penthouse, ni el castillo más grande puede cubrir el sufrimiento de una persona. Lancé las llaves del auto hacia la mesita que estaba cerca del ascensor, si justo donde había estado sonando su móvil. Me recosté en la encimera, ignorando todo a mi alrededor, sintiendo mi cabeza a punto de explotar. Escuché unos pasos, la persona había sido sigilosa pero sus pasos se habían detenido, ahora sentía su mirada en mí. No gire, no lo encare.
—Tenemos que hablar. —Habló acercándose nuevamente y no me controlé.
Tome una de las copas que estaban en la encimera y la tire, sin saber qué dirección iba a tomar, tampoco me importó, lo único que deseaba era que impactará contra su rostro para que así sintiera un poco de dolor, pero no fue así... Se había estrellado contra el suelo, a tan sólo centímetros de él.
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Una Mentira Por Amor
RomanceMaia Holister sufre en silencio, todos los días, para ella la felicidad quedó en su pasado, pero su pasado no quiere dejarla atrás. Las mentiras duelen pero hieren más si vienen de tus propios familiares. Una historia de amor y dolor, marcada a tr...