32. Váyase señorita Holister.

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Un nuevo y cálido hogar.

Estaba encantada con mi nuevo apartamento, era pequeño y acogedor, hace más de cinco horas que estaba instalada y no dejaba de impresionarme con cada detalle. Las vistas eran increíbles y cada espacio tenía una planta verde natural, así que de una y otra forma, había vida en este lugar.

Principalmente, me fascinaban los colores ya que mi antiguo apartamento, todo era neutro y oscuro, este era lo contrario. En la pequeña sala de estar, había una panorámica espectacular al East River, los sofá de líneas curvas eran de color salmón, con paredes rosa y azul pálido, con un fondo mosaico que me encantaba.

La cocina no era tan grande como la anterior, pero perfecta a la medida, con una pequeña encimera para el desayuno y una gran mesa redonda en el comedor y con sillas de color vino. Pero, lo que más me gustaba, era mi habitación, estaba decorada con tonalidades neutras, como el gris que combinaba a la perfección con la ropa de cama: verde y rosa claro. Era el único aspecto semejante a mi otra habitación, pero podía cambiar el color de las sábanas, así que eso dependía de mi decisión.

Lo importante es que me sentía cómoda en él, así que las comparaciones iban a quedar de lado, porque no tenía sentido darle importancia, ahorita mismo lo único relevante era mi bienestar aquí. Lo demás sobraba.

Había quedado con Olivia sobre las siete en punto, así que tenía algo de tiempo para poder prepararme. El atardecer se colaba por el ventanal, me gustaba poder apreciarlo desde uno de los sofá, ahorita mismo lo único que empañaba mi bienestar, era pensar en Aden.

Aunque trataba de entender su motivo para hacer esto, sentía que nada lo justificaba, su vida nunca iba a hacer más importante que atrapar o vengarse de ese sujeto. Pero, por mi orgullo, ahora no puedo hacer nada más que esperar que regrese.

Y no sabía cuánto podía esperar.

Ya no podía hacer nada más que lo pusiera en riesgo, hasta el momento esperaba que mi imprudencia, no lo haya puesto en peligro, así que aunque me muriera de la desesperación, debía esperar por él.

Un mensaje de texto, llegó a mi móvil, suspiré y estire mi mano para tomarlo, ya que estaba en la mesita redonda. Era un mensaje de Ben, mi psicólogo.

Ben: ¿Cómo estas Maia? He estado pensando en algo para ti, estoy libre, ¿te gustaría salir a comer algo y lo conversamos?

Me muerdo el labio inferior, pensando en una respuesta. Siento curiosidad por saber de qué se trata, pero sé que no puedo dejar plantada a Olivia, y esperar para saberlo, no es mi mejor opción. Así que decido invitarlo con nosotras, podría tomar el lugar de Philip.

Respuesta: Hola Ben, me encantaría saber de qué trata pero ya tengo planes para esta noche, saldré a cenar con mi hermana, la reservación era para tres personas pero sólo vamos dos, ¿quieres venir?

Su respuesta llega de inmediato.

Ben: Me encantaría, pásame la dirección y nos vemos allá.

Coordino con él, la dirección que Olivia me dijo en la tarde, tal parece que conoce el lugar así que no hay inconvenientes. Así que por último, le escribo a mi hermana para que esté enterada. No espere su respuesta, y me voy a preparar, luego de ducharme, opte por maquillarme, hace mucho tiempo que no lo hacía así que era justo el momento para poder cubrir mis ojeras, algo no tan pronunciado pero si perfecto, el vestido que me pondré es negro y largo, ajustado al cuerpo, con una breve caída en el pecho, me ondule las puntas de mi cabello, sin peinarlo demasiado.

Una vez lista, me mire en el espejo que había en mi habitación, me sentí hermosa, no recordaba la última vez que me había arreglado tan bien para salir. Tomé una pequeña cartera roja y guarde lo indispensable. Salí del apartamento para esperar a Olivia en el estacionamiento, por suerte ella ya estaba ahí.

Una Mentira Por AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora