14. Nunca estuve con nadie más.

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Lana no se iba a cansar, hasta terminar con lo que había empezado. Era una idiota, creía que amenazándolo, lograría que Aden corriera tras ella, de verdad no lo conocía. Él la miró negando, sonriendo sarcástico.

—Contigo ni en pesadillas y haz, lo que se te da la gana. No me interesa.

Se giró hacia mí, tomándome de la mano y haciéndome caminar con él hasta el auto, a través de la ventana observe que Lana nos seguía con la mirada, pero tenía su teléfono en la oreja, seguramente realizando su amenaza.

Eso me hacía sentir temor, angustia y preocupación, sabía que ya lo habían llamado exigiendo volver y ahora recibían la llamada de Lana, él no iba a poder quedarse por mucho tiempo.

Recosté mi cabeza en el respaldar del asiento, observé como cada uno de los edificios pasaban a lo largo, me abrumaba pensar en todo lo que había escuchado, desde la amenaza de Lana, la celda, me inquietaba saber qué otras conversaciones tuvieron y sobre todo qué otras situaciones desconocía entre ellos...

Por otro lado, me molestaba muchísimo que Aden me ocultara que habían mantenido contacto, me enojaba saber que siempre me ocultaba las cosas para que un tercero llegará a decirlo de la forma más hiriente. Estaba furiosa con él, realmente quería confiar en Aden, pero mi inseguridad era más grande, me envolvía en un nube oscura, realmente detestable.

El trayecto a casa fue agobiante, ninguno de los dos mencionó palabra alguna, no le dirigí la mirada en ningún segundo cuando nos encontrábamos en el ascensor, por más que él tratara de buscarla, no la conseguía. Era incomodo para mí y angustiante para él.

Al estar en el penthouse, él no siguió con el silencio, dejó la bolsa en la encimera y prosiguió a decir algo, pero lo interrumpí antes de que dijera cualquier comentario.

—¡No me hables! —Grité furiosa, él sólo espero paciente. —¡No quiero escucharte, ni verte!

Me moví por todo el apartamento enojada, deseaba detener la ira que fue creciendo en mí durante todo el trayecto a casa, recordaba cada palabra de Lana, cada gesto que hacia al mirarnos o al mirar solamente a Aden y eso me hacía sentir impotente.
Él trato de acercarse a mí, pero le lancé un cojín del sofá, él lo tomó con sus manos, deteniendo el impacto de este contra su cara. Él me miró con tolerancia ante el acto y respondió:

—Maia, ella no es importante para mí, ni tan siquiera recordaba que existía.

Entre cerré los ojos, negué contrariada y me encamine hasta mi habitación, él me seguía, no proteste, sabía que ninguno de los dos iba a dejar esta situación a medias.

Posiblemente, tenía razón en su afirmación, pero seguía desconfiando, desconfiaba de lo astuta que era Lana y eso, ninguna persona podía competir.

—Mai, ya no estés enojada, lo siento ¿sí? —No lo mire, había tomado asiento en uno de los sofá.

—¿Por qué debo enterarme por otras personas, Aden? —Cuestione aun mirando hacia la ciudad, él se puso de cuclillas, lo mire negando, cerré los ojos desviando nuevamente la mirada.

—Lo siento. —Contestó, tomando mi mano, lo miré sin poder resistirme. —Lana no es importante para mí, ¿entiendes? Ella, sólo busca atención.

Me levanté del sofá desconcertada por lo que había dicho, ¿Cómo seguía sin entenderlo?

—¡Busca tu amor, Aden! ¿Qué no entiendes?

—No lo va a conseguir, mi corazón es tuyo, a quien quiero es a ti, todo mi amor siempre y  sólo será para ti, pequeña. Ella no me interesó ni antes ni ahora. —Me sujetó por la cintura suavemente, aún seguía enojada con él, tomó mi barbilla levantando mi cabeza para mirarle. —Mai, lo siento, sé que debí decirlo pero...

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⏰ Última actualización: Feb 15 ⏰

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