24. La tercera es la vencida

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—¡¿Cómo que no están juntos?!

Gritó Jaden sobre mi cama, nadie fue capaz de responderle en el living, mi hermana y su prometido optaron por marcharse con la excusa que debían comprar algunos regalos para mañana. Huí para mi habitación en cuanto se fueron. Mala idea. Jaden no se iría hasta escuchar la historia completa.

—Lo intentamos, pero...sucedieron muchas cosas.

—¿Qué cosas?

Lo mire con el ceño fruncido, yo estaba lejos de él, por el marco de la puerta de la habitación de baño. Enmarcó una ceja insistente. Desvíe la mirada, pensando muy bien en lo que iba a decir. No era fácil admitirlo, porque realmente me dolía sólo pensarlo...

—No soy buena chica para él. Merece a alguien mejor. —Me cruce de brazos al tiempo que lo miraba. —Aden merece a alguien que esté dispuesta a dar todo por él. Yo no lo estoy.

Él levantó las manos.—No lo entiendo...¿Por qué, Maia? —Se colocó en frente de mí, estaba intrigado. —¿Ya no lo amas?

Mordí mi labio inferior, sintiendo mis ojos arder. Esto iba hacer mucho más complicado que admitirlo. Mentir ya no era una opción, no con las lágrimas deslizándose por mis mejillas. Asentí, sollozando y dejando salir la tristeza que he estado drenando.

—Nunca he dejado de amarlo. —Musite, limpiando en vano mis lágrimas. Él puso sus manos en mis hombros, mirándome con una sonrisa genuina.

—Mai, si está aquí es por ti. Sé que sus sentimientos son mutuos. ¿No es eso suficiente?

—¡No lo es! —Me aparté de él, yendo al otro extremo de la habitación, mirando por el ventanal. —No soy buena para él, está cansado de mí. ¿Entiendes? Está tratando de olvidar su pasado, olvidar quien fue y yo lo único que hago es recordarle todo aquello, no le permito avanzar. —Mi garganta quemaba, él volvió a tomar mis hombros, él sabía a lo qué me estaba refiriendo. —Se irá en dos días, es lo mejor, sólo nos estamos lastimando.

—Mai...

—No, es lo mejor. Lo mejor para él, es estar lejos de mí. Yo no importo.

—Yo pensé que... —Negó con su cabeza. — Matt me dijo que estaban juntos.

—Lo intentamos pero no funcionó. Por favor, no quiero hablar más del tema. ¿Puedes dejarme sola? Voy a darme un baño, luego prepararé la cena, te quedarás aquí, ¿cierto?

Gire mi cuerpo, quedamos de nuevo enfrente uno del otro, él asintió desconcertado aún, sujete su mano tratando de trasmitirle que todo estaba bien, quería que dejara el tema por completo, hablar de ello no era fácil para mí.

A los pocos minutos, ya estaba sola en mi habitación, volví a romper en llanto, todo esto era mucho más fuerte de lo que traté de aparentar delante de Jay. Asimilar que no era buena para Aden me terminaba de destrozar, porque lo amaba pero no hacía ningún esfuerzo para demostrárselo.

Me duche tratando de alargar el tiempo, llevaba mucho tiempo ahí y era momento de salir. El hecho que Jay estuviese aquí, aliviaba las cosas, no me sentía del todo presionada porque Aden estuviera por ahí, sabía que con Jaden, no iba ser tan incómodo compartir las últimas horas con él.

Una vez que estuve lista para salir de la habitación, había pasado más tiempo del que pensé, entrando a la cocina deduje que la cena ya estaba lista, por el olor que emanaba el lugar. Mis pasos no eran ruidosos, puesto que calzaba unas pantuflas, ellos estaban en la encimera hablando, podía escuchar sus voces, aunque apenas Jay me visualizó, hubo silencio, no logré entender nada. Sin embargo, tenía la certeza que la protagonista de esa conversación, era yo. No dije nada. Rodee la encimera, dispuesta a servir la mesa.

Una Mentira Por AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora