25. Esto no es por ti, sino por mí.

4 1 1
                                    

Gire mi cuerpo, encontrando a Aden a media habitación, quería que la tierra me tragara. Había escuchado gran parte de la conversación, de eso estaba segura. Su mirada estaba clavada en la mía con sus brazos cruzados sobre su pecho. Tragué grueso.

No quería contestarle, porque mi intento de mantener en secreto mi temor se había ido por una tubería. No le conteste de inmediato, buscaba una solución para desviar el tema, pero no iba hacer fácil.

Así que sólo solté lo que él me diría si yo estuviese en su lugar...

—¿Por qué escuchas conversaciones privadas? —Objeté tratando de sentirme enojada pero en realidad es que estaba nerviosa. Tomé el aire necesario y me levante de la cama encarándolo.

Él negó contrariado, parecía abatido igual que la otra noche. Fruncí el ceño. Mi primo optó por levantarse y colocarse en el medio de los dos.

—No discutan, al menos hoy no. —Lo ignoramos, él levantó las manos en reproche.

—¿Por qué no querías decirme la verdadera razón? —Cuestionó Aden insistente sin dejar de mirarme. Me sentí acorralada.

No podía decirle, porque no podía permitirle que se quedara junto a mí otra vez. Ya no quería herirlo. Habíamos perdido toda esperanza por permanecer juntos, ahora nada podía solucionarlo.

Así que decidí arriesgarme una vez más, mentir de nuevo y seguir agregando alcohol en su herida. Debía hacer que se marchará y se alejara de mí, por su bien.

—La verdadera razón es que vivo y viviré por las drogas, no pienso dejarlas. —Contesté hiriente sin dejar de verle. Su mirada cambió, ahora estaba molesto, las líneas verticales se expandían en su frente. —Simplemente, no te esfuerces en comprenderlo porque yo...

—Sé muy bien lo que oí. —Me interrumpió acercándose más a mí. Negó sin sentido, parecía estar debatiéndose. Insistí en mantenerme firme. —Está bien, no debí escuchar detrás de la puerta pero escuche todo lo que necesitaba saber, es por eso que necesito que hablemos en privado.

Negué separándome de ese pequeño espacio donde estábamos. No quería seguir hablando del tema, traté de mitigar lo que había escuchado pero fue imposible, si hablábamos a solas, no podría sostener mi versión porque sabía muy bien que no iba a dejar de insistir.

—No. —Respondí sin mirarle. —Es tarde y deseo dormir, así que les agradecería que me dejen sola.

Mire a Jaden tratando de buscar su ayuda. Él negó claramente molesto. Aden quiso insistir, pero levante mi mano deteniéndolo.

—No hay nada de qué hablar Aden. —Caminé por su lado indiferente, pestañee alejando las lágrimas de mis ojos. —Buen viaje.

Y con eso me despedí, sintiendo ardor en mi garganta. Lo vi salir por la puerta molesto, afligido, con unas mezclas de emociones transparentes. Esta era su decisión, nuestra decisión y no hay vuelta atrás.

—Sólo espero que ninguno se arrepienta de lo que están haciendo. —Dijo Jaden antes de salir de la habitación.

Esa noche no dormí, di varias vueltas por la cama pensando una y otra vez en él. En nuestra decisión, pero el remordimiento crecía en mi interior, trataba de no doblegarme en lo que ya estaba escrito.

Lo dejaría para siempre.

Mi corazón se sentía roto, las lágrimas había cesado hace un par de minutos, ya no era el típico llanto fuerte, ahora solo derramaba un par de lágrimas débiles.

Era horrible el sentimiento de extrañeza que estaba empezando a sentir, aun cuando suponía que él estaba en casa. No sabía qué hora salía su avión, pero el simple hecho de imaginarlo con sus maletas saliendo de mi apartamento, era irrevocable.

Una Mentira Por AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora