Otro día corriendo para no llegar tarde a la universidad. Mis ojeras estaban horribles y las había cubierto con un poco con maquillaje. Un pantalón negro roto en las rodillas, una blusa blanca holgada y una chaqueta de cuero junto a unos botines negros de cuero, es mi outfit de hoy.
Estoy en mi último año de universidad, terminando mi segunda carrera. Tengo una licenciatura en arte dramáticas, comencé estudiarla al terminar el high school y me gradué hace dos años, la estudie porque era mi manera de hacer enojar a mi padre, ese había sido mi plan, pero en secreto había comenzado a estudiar medicina, ya que desde niña soñé en ser doctora, en mi familia había una tradición muy importante que todos debíamos seguir y que incluía la medicina como tal, por ende mi sueño radicaba desde la infancia ya que en todo momento nos lo inculcaban. Nadie más que yo sabe que estoy estudiando medicina, hace muchos años deje de tener una buena relación con mi familia, para ellos solo soy una actriz de teatro y nada más.
Ya en la cafetería de la universidad, recogí mi cabello en una coleta alta mientras esperaba mi Starbucks, me dolía mucho la cabeza. Tengo resaca así que no estoy en mis cinco sentidos. A medida que pasaban los años mi cuerpo se fue acostumbrando al alcohol y lo único que no he podido controlar son mis emociones. Cambie mi chaqueta por la bata blanca, me gustaba verme en ella.
—Otra vez no dormiste. —Dijo Madison sentándose en mi mesa, puse los ojos en blanco.
Madison Peer, una compañera de la facultad, me considera su amiga, siempre trata de alentarme con sus anécdotas amorosas, es una chica pelirroja muy linda. Se sienta conmigo cada día desde que iniciamos en la facultad, soporta siempre mis malos días y mis pocas palabras por qué no suelo hablar mucho de mis problemas con ella. Quizás pueda confiar en ella y sé que me lo ha tratado de demostrar pero mi terrible pasado con las personas que más quería, me terminaron de dañar psicológicamente y ya no confió en las personas que se hacen llamar amigas.
Respire profundo pensando una buena mentira, sus ojos me analizaban y eso me pone nerviosa. Siempre trataba de saber lo que realmente sucedía con mi vida.
—Estaba mirando películas. —Me encogí de hombros y comencé a guardar mis libros, su sonrisa me hizo darme cuenta que no había creído en mis palabras.
—Películas. —Negó con su cabeza. —No he conocido persona más mentirosa que tú. Desde que te conozco no duermes por las noches y siempre andas un rostro de pocos amigos. En serio puedes hablarlo conmigo.
Y ahí vamos de nuevo, me he cansado de escapar de ella y sus interrogatorios. Me levanté de mi asiento y negué con la cabeza.
—No pasa nada, estoy bien. —Afirmé sonriendo forzado.
—Miéntete a ti misma pero ¿sabes lo que creo? Que necesitas ayuda profesional. Maia no puedes hundirte en ese abismo, te estas matando sola y eso no está bien, sea lo que sea que haya ocurrido, eso que no te deja avanzar debes ponerle un fin cuanto antes. —Baje la mirada, ella tenía razón. —Y no me digas que no pasa nada ni que estas bien porque sé que no es así, sólo mírate, siempre andas con ojeras y tus ojos rojos e hinchados, cada vez más delgada y tienes mucha ansiedad durante las clases. Sabes que puedes decirme lo que sea Mai.
—¿No tienes otra cosa que hacer? En serio Madison, hoy no tengo ganas de discutir.
Retire mi café y salí de ahí directo a mi salón sin esperar una respuesta por su parte. Quizás había sido odiosa como los demás días, pero días como hoy es cuando no soporto que me digan que necesito ayuda profesional, yo estoy bien y claro que he ido. Sólo que nadie sabe realmente como me siento al recordarlo. Resople. Yo no puedo incluir a Madison en esto, ella no lo entendería y prefiero mil veces que siga imaginando en su cabeza qué pasó conmigo en el pasado a que me juzgue por amar al que no debí como todos me lo decían.
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Una Mentira Por Amor
Любовные романыMaia Holister sufre en silencio, todos los días, para ella la felicidad quedó en su pasado, pero su pasado no quiere dejarla atrás. Las mentiras duelen pero hieren más si vienen de tus propios familiares. Una historia de amor y dolor, marcada a tr...