Parte 23: El problema de Boa

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El día en que Boa regresó, los x-men se reunieron en la sala de entrenamiento. A la hora señalada, Xavier indujo a Nicky a caer en un profundo sueño para evitar problemas. Luego, esperó hasta que todos estuvieron allí, incluidos Kitty Pryde, Iceman, Rogue y alguno de los miembros más jóvenes del equipo. Entonces cerró la puerta y avanzó hacia el centro de la sala, dejando que la silla de ruedas se desplazara lentamente. Cuando todos pudieron verlo, pidió silencio y dijo:

—Ya puedes presentarte, Boa.

Junto a la silla de ruedas se formó la figura de un hombre negro, delgado y calvo. Xavier dijo:

—Boa vive en la cuarta dimensión y puede visitarnos durante corto tiempo. Hoy ha venido hasta aquí porque necesita pedirnos ayuda.

—¿Qué tipo de ayuda? —preguntó Tormenta, preocupada.

Boa le contestó con gran pesar:

—Mi hermana Melissa morirá dentro de tres días. Lo sé porque puedo ver el futuro de la tercera dimensión, donde viven ustedes. Necesito que me ayuden a evitar que muera.

—¿Dónde y cómo morirá la niña? —preguntó Jean—. ¿Será un accidente? ¿La atacarán?

—La verdad es que no lo sé —le informó Boa—. Mientras el pequeño Nicky esté en este universo, yo sólo puedo saber lo que el niño sabe. Veo su futuro y en ese futuro, cuando sea joven, regresará a buscar a Xavier para obtener respuestas. Veo que el joven Nicky preguntará qué le pasó a Melissa y Xavier le dirá que el cadáver de la niña fue encontrado flotando en el río. La encontrarán tres días después de que Melissa escape de la mansión X. Y ella escapará hoy.

—¿Significa que Melissa va a dejar la mansión? —exclamó Tormenta—. ¡Eso es imposible! Los sistemas de seguridad no se pueden superar. Nadie puede entrar o salir sin que lo notemos.

—Tendremos que reforzar la seguridad sobre Melissa y confiar en que lograremos evitar que muera —opinó Xavier—. En este momento la tengo vigilada mentalmente y podemos estar seguros de que está bien.

—¿Pero dónde están los padres de Melissa? —preguntó Jean—. ¿Por qué ella tiene que cuidar de Nicky?

—Supongo que Xavier les ha explicado que Nicky y yo somos la misma persona. Lo más probable es que mis padres fueran mutantes y por eso yo nací con este cuerpo deformado. Pero no recuerdo a mis padres y Melissa tampoco.

—¿Qué quiere decir con eso de que su cuerpo está deformado? —preguntó Cíclope, confuso—. Se ve como una persona normal.

—Cierto —opinó Wolverine—. Si no provocara un desastre cada vez que aparece, no habríamos notado que es un mutante.

Boa sonrió muy cansado y respondió:

—En realidad tengo doscientos metros de largo. Mi cuerpo tiene la forma de una fila de personas y estoy parado entre aquí y allá.

Indicó hacia la ventana de la sala de observación. Más allá del grueso cristal protector, podía verse al pequeño Nicky profundamente dormido en su cuna.

—Lo que pasa es que el resto de mi cuerpo está en la cuarta dimensión, donde ustedes no pueden verme —aclaró Boa.

—¿Podrías traer todo tu cuerpo hasta acá? —sugirió el profesor Xavier.

Boa se concentró y una luz intensa comenzó a brillar en torno a su cuerpo. Luego apareció una fila de personas de distintas edades, pero todas similares al viejo Boa, como si se tratara de sus dobles más jóvenes. La fila se extendía serpenteando desde el hombre negro y calvo, llenaba toda la sala de entrenamiento, penetraba en el cuarto de observación y llegaba hasta juntarse con el pequeño Nicky, que se despertó y agitó sus manitos alegremente, como saludando a los otros integrantes de la fila, algunos de los cuales también eran niños como él.

—Ahora, Charles —pidió el viejo Boa—. Nicky ya sabe que estamos aquí y tendrás que hacer un esfuerzo verdaderamente grande por neutralizar nuestros poderes.

Xavier se concentró lo más que pudo y logró evitar que Nicky usara los poderes de Boa. Pero el esfuerzo era demasiado para él y apenas le permitía poner atención a lo que estaban diciendo.

Doscientas versiones de Boa levantaron la mano y dijeron "Hola".

—Este soy yo tal como me veo en la cuarta dimensión —hablaron todos a la vez—. Nací deformado, porque tengo cuatro dimensiones en lugar de tres. Ustedes son altos, largos y anchos; yo en cambio soy alto, ancho, largo y continuo en el tiempo. Nací viejo y joven a la vez. Mi futuro vive conmigo, mi pasado no desaparece y cada año de mi vida forma parte de mi cuerpo. Mientras estuve en el vientre de mi madre me mantuve comprimido dentro de mi feto, pero al momento de nacer tomé la forma que tengo ahora. Por desgracia, mi expansión produjo tal cantidad de energía que destruyó la aldea africana donde vivían mis padres. Una intensa ola de calor cayó sobre el poblado. El valle completo quedó reducido a cenizas. Sus pobladores fueron incinerados. Sólo nos salvamos Melissa y yo, porque Melissa me sostenía en brazos durante la catástrofe y yo traje del pasado una burbuja de aire polar que nos mantuvo vivos. Pero Melissa ha olvidado toda la tragedia. Olvidó incluso nuestros nombres africanos y nos eligió otros nombres adecuados para venir a América. Yo mismo le sugerí a Melissa que buscara al profesor Xavier en los Estados Unidos y desde entonces hemos estado viajando. El año pasado, Melissa salió de Marruecos en un barco de emigrantes ilegales. Llegamos a España y fuimos asechados por las bandas de traficantes de personas. Tuve que mantenerme muy cerca de la niña para evitar que la atraparan... y entonces Nicky comenzó a hacer de las suyas. El niño vio la imagen de una periodista en la pantalla de un televisor y quiso tomar el collar de piedras multicolores que ella llevaba. Melissa no pudo hacerle entender que esas imágenes no eran reales y Nicky lloró. Su berrinche desató el terremoto de San Francisco sobre la ciudad de Madrid y la dejó en ruinas.

—Recuerdo haber leído algunos reportajes sobre ese desastre —intervino Tormenta—. El terremoto de Madrid desconcertó a la comunidad científica. Todavía nadie se explica por qué colapsó el sistema de cañerías de gas y por qué se produjeron tantos incendios.

—El incendio de San Francisco tras el terremoto se repitió en la ciudad de Madrid y la dejó hecha cenizas —continuó explicando Boa—. Después de eso, viajamos a México.

—¡Espere un momento! —exclamó Jean alarmada—. El huracán que destruyó la península de Yucatán, hace seis meses atrás...

—Tienes razón —reconoció Boa avergonzado—. Eso también fue obra de Nicky. El niño quería tomar las hojas de una palmera y Melissa no pudo alcanzarlas. En ese momento aparecí yo y vino el desastre. El huracán que destruyó las ciudades de Yucatán fue solamente la repetición del huracán Catrina. Poco tiempo después logramos entrar en Estados Unidos y Melissa encontró un hogar en el orfanato de Santa Marta. Nicky se sintió muy a gusto en ese lugar y logró pasar mucho tiempo sin hacer berrinches. Pero cuando Magneto trató de secuestrar a Melissa, la paz del niño se alteró y reaccionó soltando a los dinosaurios. Por supuesto, yo andaba cerca tratando de ayudar y le transmití mis poderes a Nicky. No pude materializarme hasta un momento después y sólo entonces pude detener a los dinosaurios.

Los ojos de Nightcrawler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora