Parte 34: Adiós para siempre

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Pasada la media noche, cuando el día en que Melissa debió aparecer muerta hubo terminado, apareció el viejo Boa en la sala de entrenamiento, mientras el pequeño Nicky 2 jugaba con sus juguetes favoritos.

Nightcrawler seguía en el hospital, custodiando a Anne Mary, y no pudo venir, pero Xavier reunió al resto del equipo y pidió que despertaran a Melissa.

La niña negra corrió a abrazar al abuelo y le contó cómo los fardos habían pasado sobre Kitty y ella sin aplastarlas.

—Me alegro que así haya sido —contestó Boa. Luego, dirigiéndose a Xavier, dijo—: Charles, tengo que agradecerte que Melissa esté viva. A todos ustedes —dijo mirando al resto del equipo—. Gracias por rescatar a mi niña. Acaba de terminar el día en que ella debía morir y sigue viva, gracias a ustedes. Ahora puedo llevarla lejos de aquí... y llevarme a Nicky, pues los terroristas no dejarán de tratar de atraparlos y la única manera de vivir seguros es permanecer ocultos.

—¿Puede llevarse a los niños fuera de aquí? —preguntó Tormenta sorprendida—. Pensé que ellos debían permanecer en la mansión X, porque era su futuro.

—Melissa ya no tiene futuro. Se supone que debería estar muerta —explicó el viejo Boa—. El haberla salvado crea un cambio en la trama del tiempo, la deja libre, no tiene que cumplir ningún destino.

—¿Y Nicky 2? —preguntó Xavier.

—Nicky 1 era el incontrolable —le recordó Boa—. Necesitaba tu ayuda para mantenerlo quieto mientras llegaba Nicky 2. Ahora el niño ya puede convivir con personas normales. Melissa y yo nos ocuparemos de él.

Y estirando sus brazos hacia la sala de observación, atrajo el niño hacia sí hasta poder tomarlo con sus manos y llamó a Melissa para que se reuniera con él. La niña abrazó al abuelo y el viejo Boa se despidió diciendo:

—Volveré regularmente para visitarlos. Y si puedo ayudarlos en algo solamente díganmelo. Gracias por su ayuda —repitió tomando la mano de Melissa y luego una intensa luz brilló en torno a ellos tres.

Un momento más tarde habían desaparecido, dejando a los X-men atrás, atrapados en el espacio tiempo de la tercera dimensión.

El profesor X pidió a todos que volvieran a sus camas. En la sala de entrenamiento quedaron sólo Tormenta, Jean y el profesor Xavier. Las muchachas debían ir al hospital a remplazar a Nightcrawler, pero Xavier las detuvo un momento antes de dejarlas partir.

—Estuve en contacto con Kurt antes de que llegara Boa. Se quedará en el hospital toda la noche —explicó el profesor X—. También analicé la mente de Anne Mary y veo que se recuperará pronto. Capté algunos de sus pensamientos y creo que en cualquier momento recuperará la conciencia.

—Me alegro por Kurt —comento Jean—. ¿Él ya lo sabe?

—Lo sabe... y ese es el problema. Nightcrawler me ha pedido que borre la memoria de Anne Mary y le ayude a llegar a un lugar seguro. Más o menos lo mismo que decidió hacer Boa: vivir ocultos para evitar el ataque de los terroristas o de cualquier otra persona que se muestre contraria a su unión. Nightcrawler piensa dejar a Anne Mary en un lugar donde Magneto jamás la encontraría.

—Kurt no puede decidir por ella —dijo Tormenta.

—Pero puede decidir dejarla. Anne Mary debe decidir si quiere continuar recordándolo u olvidándolo completamente. Jean, tú conoces la mente de Anne Mary y sabes cuál es la decisión que tomaría ella, ¿verdad?

Jean asintió con la cabeza sin poder hablar. Conocía perfectamente bien los pensamientos de Anne Mary y sabía que ella preferiría el olvido.

—Aun así, me parece una actitud muy cobarde por parte de Kurt —insistió Tormenta.

—Al contrario. No sabes cuánto valor hace falta para renunciar a lo que más quieres —opinó Xavier—. Separarte de la pareja que amas es una de las cosas más difíciles de esta vida y creo que debemos respetar su decisión. Pensaba pedirte que hables con Anne Mary y le comuniques la decisión de Kurt en cuanto ella despierte.

Tormenta y Jean aceptaron el encargo y partieron sin perder más tiempo.

XXX

La lluvia caía torrencialmente sobre toda la ciudad y sonaba con fuerza al caer sobre el tejado del hospital, que estaba envuelto en las sombras de la noche y parecía desierto. Pero en la punta de uno de los edificios más altos, como una extraña veleta, Nightcrawler se mantenía tan inmóvil que parecía una gárgola, dejando que el agua lo empapara completamente.

Tormenta voló hacia él, impulsada por una ráfaga de viento, y desvió las gotas de lluvia de modo que tanto ella como Nightcrawler quedaron en un espacio seco. Estaba muy oscuro, pero gracias a los relámpagos de la tormenta, la mutante del clima podía ver muy bien a Kurt.

—¿Ya lo han hecho? —preguntó el mutante azul antes de que Tormenta pudiera hablar.

—Sí, ya está hecho. Anne Mary se resistió mucho al principio, quería verte. No quería creer que te habías ido y repetía que volverías. Cuando al fin comprendió que no vendrías, aceptó la alternativa de borrar su memoria, tal como pensábamos.

—Entonces sólo nos queda buscar a sus parientes y llevarla hasta allá.

—¿En verdad vas a dejar que se vaya tan lejos, sabiendo lo mucho que se aman?

—Por eso mismo voy a tomar precauciones para que no vuelva a pasar lo que pasó en estos días. Tormenta, tú no comprendes. Olvidé completamente mis principios. Estaba dispuesto a matar y a dañar. Si Magneto hubiera ofrecido un trato... lo habría aceptado.

—Xavier lo sabía... y no te rechazó. Seguiste formando parte del equipo, aunque te vigilaban.

Nightcrawler miró al suelo y dijo avergonzado:

—Por eso mismo, esto tiene que terminar. No puedo proteger a Anne Mary y mientras ella siga conmigo estará en constante peligro. Eso no es justo ni para ustedes ni para ella.

—¿Y cómo vas a ocultarla? ¿Cómo vas a evitar que la rapten otra vez?

—Sé que tiene parientes en México. Los buscaremos y la llevaremos allá. Estará en un lugar donde Magneto nunca pensaría en buscarla. Estará bien. Lentamente recuperará su vida y al final será feliz.

—Veo que ya no hay nada más que decir. Lo siento, Kurt. Ojalá hubiera otra alternativa.

Tormenta se preparó para descender y antes de irse propuso:

—¿No quieres bajar y calentarte un poco? Incluso podrías ver a Anne Mary. Ella no te reconocerá.

—Prefiero quedarme aquí —contestó Kurt—. Además, no puedo entrar en el hospital otra vez. No me dejan. Ya sabes lo que puede pasar en la sala de emergencia: los moribundos se asustan mucho cuando ven al diablo caminando cerca de sus camas y la dirección del hospital me pidió que no entrara más allá. Por otro lado, es posible que no tenga el valor de dejarla ir si la veo otra vez. Lo mejor será que me mantenga lejos.

Tormenta aceptó lo que Nightcrawler decía y se alejó llevándose la protección contra la lluvia que había creado. Kurt volvió a quedarse solo e inmóvil en la punta del tejado, envuelto en la oscuridad, pero iluminado por los relámpagos, con la lluvia cayendo sobre él y empapándolo todo. Parecía una solitaria gárgola que soportaba la lluvia sin sentirla... pero esta gárgola lloraba.

Los ojos de Nightcrawler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora