El día de difuntos, en México, se celebra con una fiesta de varios días de duración. En la ciudad de Guadalajara, en el norte de México, los vecinos habían salido a ver el desfile donde se exhibían casas de papel para ser quemadas en honor a los difuntos. Enormes llamaradas se elevaban hacia el cielo negro de la noche y en el interior de las casas de papel estallaban ruidosos cohetes, mientras la gente gritaba y aplaudía.
Por una acera muy concurrida caminaba un grupo de personas compuesto por la señora Julia, sus cuatro hijas y su sobrina Anne Mary, que había venido de Estados Unidos debido a una extraña enfermedad que le había afectado la memoria.
De un elevado árbol cercano, Nightcrawler veía avanzar a Anne Mary entre la gente y contenía las ganas de acercarse para hablar con ella. Desde hacía seis meses, Nightcrawler venía regularmente y observaba el avance de Anne Mary. La chica estaba trastornada, no podía hablar, pero lentamente salía de su confusión y pronto recordaría todo, menos a Nightcrawler y a los X-men.
En mitad de la acera, un grupo de mujeres se acercó a la señora Julia y se saludaron con sonoros besos. Las mujeres preguntaron por la salud de la sobrina, pero Anne Mary no pudo contestar.
—Ha estado bien —dijo la señora Julia—. Todavía no habla español, pero el médico dice que se va recuperando. Es que fue tan terrible lo que vivió en esa ciudad de gringos. Figúrese que había mutantes que tenían dinosaurios de verdad. Por suerte se encontró con unos buenos cristianos que la trajeron hasta la puerta de mi casa, con una carta explicándolo todo. De otro modo no sé qué habría sido de ella.
—Gracias a Dios que aquí no tenemos mutantes —opinó una de las mujeres del grupo y a sus espaldas, sin que ella lo notara, pasó un joven cuyos ojos brillaron un momento y luego se apagaron.
Otra de las mujeres gritó:
—¡Oye, Paco! ¡Ven a conocer a la sobrina de doña Julia!
De entre la multitud salió un joven bien parecido y moreno, de profundos ojos oscuros. Llevaba un clavel de intenso color rojo y lo puso en manos de Anne Mary, diciendo:
—Para usted, señorita. Para que se ponga bien.
Anne Mary tomó el clavel lentamente y dijo:
—Gracias.
Era la primera palabra que pronunciaba en español. Nightcrawler decidió que era hora de dejar de vigilarla y se teleportó a un tejado cercano, donde no llegaban las luces de la fiesta y la oscuridad lo protegía.
Kurt sabía que tarde o temprano Anne Mary encontraría un nuevo amor. Eso era parte de su recuperación, pero él no necesitaba quedarse a ver cómo sucedía. Se teleportó al Ave Negra, que esperaba cerca, decidido a dejar pasar un largo tiempo antes de volver a ver cómo seguía Anne Mary. Sin embargo, Kurt no se fijó en que la muchacha había hablado mirando la flor que le entregaron y que en ningún momento miró los ojos oscuros del joven mexicano.
Jean Green había borrado de su memoria todo recuerdo de los X-men, pero el poder de Jean sólo afectaba al cerebro de Anne Mary; sus sentimientos habían quedado intactos y su corazón, confundido y solitario, seguía tratando de encontrar los ojos que tanto amaba. Por el resto de su vida, Anne Mary seguiría buscando, seguiría recordando y deseando ver los hermosos ojos amarillos de Nightcrawler.
XXX
Un año más tarde Kurt Wagner estaba cubriendo el turno de vigilante nocturno en la mansión X y estaba realmente deprimido. La vida había perdido todo el encanto para el mutante azul y sentía que los días pasaban en vano. No podía mentirse a sí mismo, extrañaba a Anne Mary. No lograba olvidarla por más tiempo que pasara y vivir sin ella era una tortura.
Cerca de las tres de la mañana fue a la cocina a tomar un café y estaba sentado a la gran mesa cuando llegó Jean Green a hacerle compañía.
—Esperaba encontrarte solo —dijo la mutante pelirroja tomando asiento frente a Kurt—. Tengo que confesarte algo que te va a disgustar.
El mutante azul pasó su cola de un lado a otro y pensó que nada podía disgustarlo. Nada le importaba en la aplastante soledad que lo envolvía. Jean captó su pensamiento y dijo:
—Fui a ver a Anne Mary. Hace un año que no te ocupas de asegurarte de que esté a salvo y pensé que debía ir por ti.
—¿Para qué voy a ir a verla? —se quejó Kurt—. ¿Para encontrarla casada y con hijos?
—No está casada.
—Pero lo estará. No quiero estar presente cuando lo haga.
—No se casará. No pude evitar ver sus pensamientos. Ella continúa buscándote. No aceptará a nadie más que a ti.
Kurt, involuntariamente, sintió como si una llama se encendiera en su corazón, pero luego, desanimado, se negó a creer que eso fuera cierto.
—Ella ni siquiera me recuerda —alegó el mutante con cola, indignado—. Borraste su memoria, ¿o no?
—No siempre se puede borrar completamente la memoria. Quedan jirones de pensamientos, ideas sueltas que no se van. Anne Mary no te recuerda a ti, pero recuerda tus ojos. Sabe que ama a un hombre de ojos amarillos y no lo encuentra. Ella... —Jean enrojeció vivamente, pues tenía que reconocer que había cometido un gran error—. Kurt, lo que sucede es que al borrar su memoria borré también sus ideas religiosas. Ahora ella está lista para vivir contigo con o sin matrimonio. Hace tiempo que se habría casado, pero no lo ha hecho porque sólo aceptará casarse con alguien que tenga los ojos amarillos. Ella está buscando tus ojos, Kurt.
El mutante azul quedó mirando a Jean con desesperación. Deseaba que todo eso fuera cierto y a la vez temía abrigar esperanzas que más tarde resultarían falsas.
—Pero si ella no me recuerda —razonó—, cuando vea mi color azul y mi cola, con mis manos de tres dedos y mis piernas torcidas... se espantará. No sólo tengo ojos amarillos; soy un mutante deforme que está lleno de defectos.
—¿Acaso se espantó cuando te vio la primera vez? ¿Cuándo vas a creerme? Ella te considera hermoso.
—Realmente es difícil de creer.
—Serías un tonto si no lo intentaras. Yo te ayudaré. Iremos juntos a buscarla y veremos si te acepta otra vez.
—¿Y qué pasará con el peligro de que sea raptada por los mutantes de Magneto? Por esa razón la llevamos a México y ese peligro no ha desaparecido.
—Magneto la raptó hace más de un año. Ya debe haberla olvidado. Y de todas formas puede seguir viviendo oculta en México. La organización X te llevaría allá en el Ave Negra cada vez que quieras, y Magneto ni siquiera se enterará.
Jean se puso de pie y se acercó a Kurt Wagner rodeando la mesa. Cuando estuvo a su lado pasó su mano por la mejilla azul del mutante con cola y dijo:
—Xavier y yo pensamos que lo mejor para todos sería borrar la memoria de Anne Mary, pero ahora que conozco los pensamientos de ella... y conozco los pensamientos tuyos, entiendo que nada logrará hacer que tú la olvides o que ella te olvide a ti. Mantenerlos separados es torturarlos innecesariamente.
Kurt sonrió lleno de dicha. Era la primera vez en más de un año que se sentía feliz y esa emoción tan fuerte le dio la energía que necesitaba para ponerse a trabajar.
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Los ojos de Nightcrawler.
FanficNightcrawler se ve obligado a enfrentarse con Magneto y está a punto de perder la vida, pero inesperadamente encuentra una amiga que lo ayuda y que no le teme, es más, lo considera hermoso a pesar de su piel azul y de todas sus mutaciones. En menos...