Parte 10: La llamada de Anne Mary

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—¿Puedo hacerte una pregunta personal? —dijo Anne Mary poniéndose seria.

—Adelante, pregunta lo que quieras —contestó Kurt, preparando su ánimo para alguna pregunta ofensiva, aunque hecha sin mala intensión.

La gente siempre le estaba preguntando cosas idiotas como: "¿Eres extraterrestre?" "¿Comes carne humana?" "¿Tus padres eran tan feos como tú?" Anne Mary inspiró profundamente para reunir valor y preguntó rápidamente:

—¿Eres católico?

Kurt se echó a reír francamente esta vez. Anne Mary seguía ignorando su aspecto con porfía y eso era genial. Ella pensó que había hecho una pregunta indiscreta y se apresuró a decir:

—No es que tenga algo contra los católicos. Sólo quiero saber cuál es tu fe y vi que tienes un... uno de esos —explicó señalando el rosario que colgaba de la mano de Nightcrawler.

Kurt levantó el rosario y lo dejó balanceándose frente a la cara de ella.

—¿Ya notaste que mi mano tiene tres dedos? —preguntó.

—No comprendo —dijo ella—. ¿Qué tiene eso que ver con los católicos?

—Nada. Es sólo que la mayoría de la gente mira la mano y no mira el rosario.

—La gente hace muchas tonterías. Por eso no me gusta.

—¿Pero vives aislada de toda la gente? ¿No tienes amigos?

—Ninguno. ¿Y tú?

—Claro que tengo amigos —aseguró Kurt— y debería estar comunicándome con ellos ahora.

—¿Puedo hacer algo para ayudarte?

—Me ayudarías mucho si me prestaras un teléfono.

—Lo siento Kurt, no tengo teléfono. No me gusta que me llamen. Pero el dueño de la farmacia me deja llamar a veces por su teléfono, cuando es una emergencia. Si me das el número que quieres marcar yo puedo ir y entregar un mensaje.

Nightcrawler comprendió que no tenía alternativa. Le dio el número de la oficina del profesor Xavier y un mensaje para él, o para cualquiera que contestara el teléfono. Anne Mary sacó una libreta del velador, anotó el número que Kurt le había dado y se puso un abrigo largo sobre el camisón.

Diciéndole a Nightcrawler que no tardaría, salió del departamento.

XXX

En el orfanato de Santa Marta, la madre Encarnación, Melissa y Nicky corrieron a esconderse en el entretecho. Subieron por una escalera de mano que llegaba hasta una trampilla en el cielorraso. Cuando estuvieron arriba, alzaron la escalera hacia ellos para que nadie pudiera seguirlos. El techo puntiagudo del edificio contenía un desván donde se guardaban cosas en desuso. La madre Encarnación esperaba que Magneto no los buscaría ahí.

El líder de los terroristas voló hacia el frontis del edificio y comenzó a desordenar las habitaciones del orfanato. Levantaba las manos y todos los objetos metálicos volaban en distintas direcciones dentro de los dormitorios, despertando a los niños y provocando un griterío infernal. Por todo el hogar de niños se encendían las luces y las religiosas dirigían a los chiquillos hacia la calle.

La madre Encarnación escuchó el griterío y supo que tenía que esconderse más todavía. Junto a Melissa y a Nicky fueron a ocultarse tras unas grandes cajas de madera que se guardaban en el entretecho. La religiosa sabía que tenía que llamar a la mansión X en cuanto Magneto se alejara, pero el líder de los terroristas no se iba: permanecía allí, destruyendo todo.

X X X

La mansión X estaba en silencio, con las luces apagadas y con la mayoría de sus ocupantes dormidos. Jean Green, la mutante pelirroja, hacía la guardia aquella noche y caminaba por los pasillos cuando sonó el teléfono.

"Es en la oficina de Xavier" pensó preocupada, corriendo hacia allá. Tomó el teléfono y dijo:

—¿Hola?

Una voz femenina contestó:

—Necesito comunicarme con el profesor Charles Xavier. Es urgente.

—Está dormido. Si me esperas un momento lo despertaré.

—No hace falta que te espere. Sólo dile que Kurt Wagner necesita ayuda, que Magneto está atacando el orfanato de Santa Marta y que Kurt necesita hablar con el profesor lo más rápido posible.

"Un momento" pensó Jean alarmada. "¿Quién es esta mujer y qué cosas sabe sobre Nightcrawler?". Concentró todo su poder mental y pudo ver una farmacia en la ciudad de Nueva York, donde una joven pálida y rubia, vestida con un abrigo, ocupaba un teléfono prestado.

—Espera —exigió Jean con firmeza—. ¿Dónde está Kurt y por qué no llamó él personalmente? ¿Dónde está su comunicador? Necesito saber si está en peligro. Kurt es mi amigo y me importa mucho lo que pueda pasarle.

Y en ese momento Jean captó completamente la mente de Anne Mary, percibiendo una llamarada de odio puro que invadió todo el cerebro de la muchacha rubia. Y todo ese odio iba dirigido contra Jean.

"Oh, no" pensó la joven pelirroja. "Se ha dado cuenta de que yo también soy una mutante y ahora me odia".

Anne Mary respondió indignada:

—Kurt se lo dirá personalmente al profesor Xavier cuando se comuniquen. Yo sólo tengo que entregar un mensaje.

Y apagó bruscamente el teléfono.

La mutante pelirroja quedó espantada. Algo le decía que esa mujer rubia era enemiga de los mutantes. Y Kurt estaba en sus manos, tal vez estaría herido. La situación era grave, así que Jean usó su poder mental para despertar al profesor Xavier inmediatamente.

Los ojos de Nightcrawler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora