Cíclope se vio obligado a olvidarse de vigilar a Jean y a Kitty. La necesidad de controlar al tiranosaurio rex era más urgente y los pterodáctilos ya habían huido. El tiranosaurio corría frente al orfanato, persiguiendo a dos policías que ya no podían esquivarlo más. Cíclope dirigió la energía de sus ojos hacia el feroz animal y uno de sus rayos logró pegarle en las patas traseras.
El tiranosaurio cayó al suelo y rodó sobre la calle, mientras los policías aprovechaban de huir. Inmediatamente la bestia furiosa se levantó y corrió de nuevo, pretendiendo alcanzar a un equipo de periodistas y camarógrafos que vio en la siguiente esquina.
Cíclope volvió a mandarle un rayo de energía y solamente pegó sobre el cemento de la calle vacía. El tiranosaurio desapareció tan rápidamente como había llegado.
Desconcertado, Scott Summers volvió a mirar el cielo, tratando de proteger a Jean y a Kitty del ataque de los pterodáctilos. Algunas bestias aladas habían logrado escapar de los aviones, pero ahora volaban muy alto en el cielo y uno tras otro iban desapareciendo.
Jean Green flotaba suavemente hacia el tejado del orfanato. Descubrió que Melissa todavía se encontraba en el entretecho y que había un mutante con ella. No pudo leer la mente de ese nuevo mutante, pero lo percibió con toda claridad. Supuso que se trataba de Magneto y voló más de prisa. El problema era el enorme brontosaurio atascado en el callejón lateral del orfanato. El animal prehistórico le impedía acercarse. Pero en ese momento, la bestia de cuello largo también desapareció y Jean Green tuvo el camino libre.
Cíclope comprendió que las muchachas ya no necesitaban ayuda y corrió al costado de la azotea, para mirar a la calle lateral donde Wolverine trataban de contener al triceratops. Sin embargo, la siguiente vez que el mutante de las grandes garras saltó y le lanzó un zarpazo al animal, sus filosas armas de metal solamente rasgaron el aire. El triceratops había desaparecido. Wolverine cayó de pie en medio de la calle vacía, guardó sus garras y declaró:
—Podemos considerarlo como un empate.
Tormenta voló hacia él y lo levantó en el aire con una ráfaga de viento. Se elevaron hasta alcanzar la azotea del edificio de departamentos y descendieron al lado de Cíclope.
—Es hora de salir de aquí. El ejército viene en camino —dijo la mutante del clima—. Recogeremos a Jean y a los demás en el aire.
Corrieron hacia las puertas del Ave Negra y abordaron el avión, elevándose hacia ese cielo nocturno. Tormenta llamó a Kitty por el comunicador y le informó la nueva posición del Ave Negra. Kitty informó de los cambios a Jean y la mutante telepática se sintió alarmada. Había perdido el rastro de Melissa. Solamente podía sentir la presencia de un mutante muy poderoso en el interior del orfanato. Esa presencia desconocida llenaba todo el espacio a su alrededor, como si se tratara de un ser infinito. Jean volaba frente al tejado del orfanato, sin atreverse a permitir que Kitty atravesara la pared, pues no sabía a lo que se enfrentaban.
Necesitaba la ayuda del profesor Xavier, pero el líder de los X-men no respondía a su llamado telepático. Por alguna razón incomprensible, el profesor X había dejado de vigilarlos.
XXX
El profesor Xavier continuaba concentrado en escuchar la conversación entre Kurt Wagner y Anne Mary Jones y por eso no estaba prestando atención a lo que pasaba en el orfanato de Santa Marta. Sólo cuando la noticia se extendió por toda la ciudad, el profesor Xavier comprendió que algo anormal había sucedido. Cundió la alarma entre los ciudadanos y los gritos de protesta llegaron incluso al departamento de Anne Mary Jones.
Algunos equipos de emergencia pasaron muy cerca del edificio donde vivía la muchacha y los dos amigos interrumpieron su conversación para prestar atención al estridente chillido de las sirenas. Anne Mary se asomó a la ventana y miró lo que estaba pasando en la calle.
—Hay soldados —dijo asombrada—. Soldados que están llegando en camiones del ejército.
Kurt se sobresaltó y quiso averiguar lo que hacían los soldados, pero alguien comenzó a golpear violentamente la puerta del departamento de Anne Mary. La muchacha corrió a abrir y se encontró con el conserje del edificio, que le gritó alterado, casi histérico:
—¡Por Dios santo, señorita Jones! ¿No escuchó las noticias en la televisión? Los malditos mutantes están atacando la ciudad. Dicen que trajeron unas máquinas gigantes que parecen dinosaurios y el ejército está ocupando toda el área para protegernos. Hay orden de evacuar a todas las personas que vivan en un radio de diez kilómetros.
—No voy a dejar mi departamento —respondió Anne Mary con tono firme.
—Yo sólo cumplo con mi deber al informarle lo que pasa. Si usted quiere quedarse, es su problema. Luego no se queje si esos mutantes vienen a atacarla.
Y el hombre se alejó corriendo para ir a llamar a otras puertas. Anne Mary alcanzó a escuchar la voz de algunos vecinos que bajaban por las escaleras:
—Dicen que es otro atentado terrorista de los mutantes rebeldes.
—Deberían expulsar a todos esos fenómenos peligrosos de nuestro país o tirarles a matar en cuanto los vean. ¿En qué está pensando el gobierno? ¿Por qué no protegen a los ciudadanos comunes que pagan impuestos?
Anne Mary cerró la puerta de su departamento y regresó a su habitación diciendo:
—Será mejor que apaguemos todas las luces. Estaremos más seguros si la gente piensa que el departamento está vacío.
Para entonces el profesor Xavier había dejado de vigilarlos. El líder de los X-men comprendió que la situación era grave en cuanto escuchó a la muchacha rubia describir lo que veía desde su ventana. Xavier enfocó su mente hacia el hogar de menores de Santa Marta... ¡Y quedó tan sorprendido como cualquier otro al descubrir que la ciudad había estado llena de dinosaurios reales! Sin embargo, no tuvo tiempo de establecer contacto telepático con los X-men, porque en ese momento comenzaron a sonar todos los teléfonos de la mansión X. Muchos periodistas querían obtener una declaración del líder de la única organización de mutantes legalizada en el país. Otros sólo querían información para enfrentar la crisis. Xavier presintió la razón de cada llamada y contestó la más importante: una llamada de la Casa Blanca directamente a su teléfono personal. No podía negarse a responder al presidente de los Estados Unidos y perdió varios minutos explicándole la situación. Por estas razones, Jean Green no pudo establecer contacto telepático con el profesor Xavier durante un par de horas.
XXX
Dentro del entretecho del orfanato, el viejo Boa abrió los ojos y miró a la madre Encarnación. Su cuerpo comenzó a volverse transparente y sólo alcanzó a decir unas cuantas palabras antes de desaparecer:
—Mi existencia debe mantenerse en secreto. Si Magneto lo descubre usará a Melissa como rehén, para obligarme a hacer lo que él decida.
Desapareció dejando a la religiosa y a los niños solos en el entretecho, pero en ese preciso momento la trampilla que estaba en el suelo voló hecha mil pedazos. Magneto ascendió desde el cuarto piso y penetró en el entretecho flotando suavemente. Melissa retrocedió cargando a Nicky, hasta quedar con la espalda pegada a la pared.
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Los ojos de Nightcrawler.
FanfictionNightcrawler se ve obligado a enfrentarse con Magneto y está a punto de perder la vida, pero inesperadamente encuentra una amiga que lo ayuda y que no le teme, es más, lo considera hermoso a pesar de su piel azul y de todas sus mutaciones. En menos...