Capítulo 4

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 —¿Por qué te quedas parada?

La pregunta gritada de Saitama la sacó de sus pensamientos, ella volteó a verlo pasmada sintiendo su frente comenzar a sudar frío.

Él se había detenido casi en medio de la calle para voltear sobre su hombro con sus ojos clavados en ella y su ceño fruncido. —Dijiste que eras una heroína, ¿no? Pues hay gente que nos necesita ahora. —Le dijo casi como soltando una orden.

Ella asintió en silencio y comenzó a correr a su lado.

Ambos doblaron la esquina y se encontraron con una lagartija gigante y verdosa de ocho patas con largas ranuras sobre su cuello. Fubuki lo reconoció como un monstruo y Saitama se estaba dirigiendo directamente hacia él cuando ella lo detuvo del brazo.

—Primero deberíamos alejarlos a ellos antes de iniciar una pelea. —Dijo Fubuki señalando a las personas que estaban alrededor.

El monstruo tomó uno de los carros con su lengua y comenzó a tragárselo entero; al presionar el metal entre su boca, comenzó a salir fuego y humo negro entre las ranuras de su cuello. La gente gritaba y corría alejándose del lugar, pero aún había ciudadanos escondidos, probablemente reporteros, entre los escombros y los edificios tratando de grabar la escena con sus cámaras. Ninguno de ellos parecía tener intención de querer alejarse.

Fubuki escuchó a Saitama chistar y lo vio acercarse de un salto hacia esas personas. Él no dijo nada, sólo los miró detenidamente a los ojos durante unos segundos y ellos de inmediato se pusieron de pie y se alejaron corriendo.

Fubuki parpadeó ante la escena, creyendo que su mente estaba jugando con ella de nuevo. Primero con sus recuerdos, ahora con su presente.

De pronto, sintió algo duro empujarla por la espalda y aventarla hacia el otro lado de la calle. Fubuki consiguió protegerse formando un escudo con sus poderes por puro reflejo. El monstruo se había dado la vuelta y la había empujado con su larga cola de forma sorpresiva.

Fubuki se reprendió a sí misma por su falta de concentración en un momento tan importante como ese. Ella volteó hacia la maldita lagartija gigante y la miró con odio. Un aura verde se encendió desde sus manos y se propagó por todo su cuerpo haciendo su cabello elevarse y sus pies flotar ligeramente del suelo, el viento se meció con más agresividad alrededor suyo.

Fubuki alzó sus brazos y bañó de su misma aura al monstruo consiguiendo paralizarlo. Entonces comenzó a lanzar grandes ráfagas de viento sobre el estómago del animal con la intención de perforar su cuerpo y matarlo.

Luego, escuchó un estruendo y al mirar hacia arriba se encontró con el puño de Saitama estrellándose contra el rostro del monstruo. Fubuki abrió sus ojos atónita ante la enorme fuerza de un solo puño de Saitama, ahora entendía por qué todos lo amaban.

El monstruo cayó sobre el suelo y escupió sangre, pero no murió, sino que se levantó y comenzó a moverse con más velocidad de forma agresiva. Fubuki se acercó para intentar paralizar de nuevo al monstruo pero éste parecía también haberse vuelto más fuerte que antes.

Saitama esquivaba al monstruo que intentaba comérselo, hasta que se resbaló con un pedazo de escombro y el monstruo aprovechó la oportunidad de tomarlo de una de sus piernas con su boca. Fubuki vio con pánico cómo Saitama era sacudido y lanzado lejos del lugar. En cuanto Saitama se fue, sus poderes psíquicos comenzaron a fallar.

Un ruido blanco y ensordecedor inundó la cabeza de Fubuki y de pronto todo lo que podía escuchar eran voces susurrando amontonadas entre sí, todas inentendibles e irreconocibles. Su cuerpo dejó de responder y su vista se volvió borrosa.

Habitaciones Cuadradas (Saibuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora