Habitaciones Cuadradas (Saibuki)

Capítulo 28

Al llegar se encontró con una calle vacía. El cielo estaba repleto de nubes grises y la luz que se filtraba entre ellas tenía tonalidades fuertemente rojas. Había muchos papeles regados en la calle, algunos pegados a los postes y otros tirados en el suelo.

Fubuki agachó la mirada y vio su propio cuerpo, seguía siendo igual de joven a como lo era en el mundo real.

En su cuerpo había cierta aura brillante con un ligero color verde claro que la cubría por completo, seguramente esa era la forma en la que su hermana la estaba ayudando a mantener su mente consciente y clara. Ella cerró sus ojos y se quedó inmóvil durante unos segundos.

Vengo a rescatar a Saitama.

Estoy en la mente de Saitama.

Tatsumaki me sacará de aquí después de un minuto.

Nada de aquí es real.

Saitama tiene que despertar sin importar qué.

Recitó su plan en su mente con cierta insistencia, temiendo ser consumida por el ambiente y terminar olvidándose de sus recuerdos como lo hizo antes.

Pero nada de eso pasó, su mente estaba confundida pero al menos la división entre lo real y la ilusión de ese mundo estaba los suficientemente marcada como para que Fubuki pudiera seguir adelante con seguridad.

Necesitaba que fuera así, porque si ella se volvía parte del problema significaba que nunca podría ayudar a Saitama y eso es algo que no podía ser posible; no si quería que Genos no la matara y King no la odiara.

Pero sobre todo por Saitama, quien ni siquiera estaba consciente del lugar en el que se encontraba y de lo mucho que los tenía preocupados fuera de ahí.

No sabía exactamente cuánto equivalía un minuto en el mundo real dentro de ese mundo mental, pero un minuto no podía ser demasiado tiempo. Todo el tiempo que ella estuvo fuera de ahí debió haber sido sólo unas cuantas horas, incluso podía ser posible que Saitama ni siquiera hubiera notado su ausencia.

"No puede ser tan difícil", pesó Fubuki.

Porque sólo tenía que encontrar a Saitama, explicarle la situación y convencerlo de despertar por su cuenta. Eso era todo.

Fubuki miró a su alrededor y reconoció el lugar no muy lejos del centro de donde se suponía que estaba "su hogar". Conforme avanzaba, pudo visualizar a las personas caminar con lentitud, como si de pronto todo mundo estuviera cansado y perdido. Nadie caminaba con un rumbo fijo, todos tenían rostros inexpresivos y deambulaban entre las banquetas, daban vueltas dentro de los locales, salían de los edificios y seguían su curso de forma aleatoria. Fubuki los miraba sin entender la forma irracional en la que estaban actuando.

Ahora sabía que todos ellos siempre fueron muñecos vacíos que se movían acorde a la voluntad inconsciente de Saitama, se movían por sus recuerdos e ideas y emociones para simular que cada uno tenían vida propia, era por eso que todos se parecían tanto a él, era por eso que todo mundo coincidía siempre a favor de él, era por eso que...

Fubuki fue sacada de sus propios pensamientos cuando chocó con una de esas personas por accidente. El anciano iba a caer y Fubuki lo tomó del brazo por puro instinto.

El anciano alzó la vista y la miró fijamente.

—Te encontré. —Dijo él.

Ella no entendió a qué se refería pero entonces el anciano señaló uno de los tantos papeles que estaban pegados y regados en todos lados. Fubuki finalmente se dio cuenta que todos esos papeles tenían el mismo contenido escrito en ellos.