Veintiuno

459 68 28
                                    

— ¿Qué te ha parecido?— Wanda preguntó, mordiendo su labio inferior y mirando a Howard como si fuera una niña después de haber cometido una travesura. El hombre negó, resignándose a la naturaleza de su amiga; algo irritado por el momento repentino, sin embargo no con ella. Aún se mantenía preocupado luego de lo sucedido esa tarde y algo escandalizado por la poco efectiva seguridad ciudadana.

Howard restregó su rostro para tratar de enfocarse en la pregunta, colocó los codos sobre la mesa y luego las manos bajo su mentón. Wanda seguía cada uno de sus movimientos con especial atención, en ocasiones él podría volverse tan serio como lo era su padre bajo la estúpida excusa de protegerla como si fuera una niña. Y si así era, eso no iba a salir muy bien.

— ¿Él o la cena? Porque déjame elogiar a Sherry por el asombroso asado.

—Howard—advirtió ella con un semblante más serio que el anterior, aburrida de esa posición sobre protectora—, sabes a lo que me refiero. Fue muy amable de su parte.

—Sí, y apenas lo conoces. ¿No crees que era demasiado pronto para...esto? Un simple gracias hubiera caído bien, ¿No?— suspiró cuando ella se cruzó de brazos y dirigió su mirada hacia otro lado, ignorándolo entonces—. Wanda, él también es un extraño.

—Es amigo de Sharon y Natasha. — replicó, como si eso lo resolviera todo.

—Pues esa chica, Carter, es algo despistada...—rodó los ojos—Quiero decir, es agradable, linda...pero irresponsable.

Wanda lo miró con asombro, tuvo que parpadear para estar segura de no estar imaginando un escenario en su cabeza; pero Howard seguía ahí, y nunca antes lo había escuchado decir algo referido al aspecto de una mujer

— ¿No crees que es algo desatinado de tu parte decirlo? Trabajan para mí. Y además ambas son buenas chicas. No entiendo cuál podría ser tu problema.

—No es un problema, se trata de mi responsabilidad. — dijo con desesperación, temiendo desatar un mal entendido; pero fue justo lo que comenzó cuando Wanda soltó un jadeo que denotaba molestia. Cerró los ojos, lamentando en exabrupto.

— ¿Así que eso soy para tí?

—Wanda, eso no es lo que quise decir...

—Claro. Porque lo dijiste con tanta seguridad que es lógico que haya sido un error de tu parte. — soltó con voz dura y amarga, mezclada con tintes de sarcasmo.

—Solo fue un comentario desatinado.

— ¿Por qué no somos sinceros, Howard?

—Siempre he sido honesto contigo, pero tú logras hacer de un incidente sin importancia toda una tormenta de nunca acabar.

— ¿Lo que yo piense no tiene importancia para tí?

—Wanda, por favor— suplicó exhausto. Ese había sido un día largo, preocupante y se sentía muy culpable como para discutir—. Somos amigos.

—Te pedí que me dijeras una cosa, una respuesta simple. Ni siquiera debías de argumentar demasiado como para fingir que me estabas prestando atención— el nudo se apretó en su garganta y se levantó de la mesa. No iba a lamentarse por sus decisiones, decisiones que Howard no debía objetar—. Con esto me queda claro que solo fuiste amigo de mi padre.

—Sabes que no es así. —replicó herido, sintiendo su corazón estrujarse al ver su mirada fría pero acuosa.

—Pues es lo que yo entiendo.

—Tu padre te adoraba...—le dijo, como último recurso, intentando que ella hallase significado en sus palabras.

—Pero tú no eres él. Esperaba que no. Solo...no te molestes. Para mañana esto será olvidado. Descansa.

AMERICAN DREAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora