Seis

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—¡Así te quería encontrar! —la voz enérgica de Sharon la sobresaltó, apareciendo a su lado tras el mostrador. Natasha se llevó una mano al pecho y soltó el aire que tenía encapsulado en un suspiro—, ¿En qué piensas tanto? Luces distraída, ¿Algo que yo deba de saber?

Natasha miró a sus curiosos ojos marrones con cierto reproche y luego se relajó, apoyándose de la madera y dejando el trapo con el que pulía a un lado.

—Nada muy alarmante, Sharon.

—No es lo que he venido pensando en todo el día, de hecho te tuve que repetir un par de pedidos unas... ¿siete veces? Algo no anda tan bien, ¿Eh?

Su amiga era tan insistente que no le había quedado más remedio que enfrentar su escrutinio o se escarapelaría hasta los huesos de cada susto que le venía dando.

—Hoy llevamos a papá al hospital.

—Oh...—se preocupó y la hizo tomar asiento por un momento, tomándola del brazo con cuidado—, ¿Qué les dijo el médico?

La rubia de largos rizos dio una media sonrisa, exhalando con cansancio y negando a la par. Natasha ya parecía haber perdido la fe en muchas cosas, su espíritu se iba extinguiendo poco a poco con el pasar de los días. Era, curiosamente, como un soldado en medio de la guerra sin esperanza de ganar.

—Un médico fue lo último que hubiésemos podido encontrar disponible. Apenas y había plazas. Yo sé que Steve hace lo que puede y que su intención es tan solo ayudar; pero no encuentro modo de decirle que esto puede perjudicarnos todavía más. ¿Un médico? Vamos, nos deportarían. Papá no está registrado como un ciudadano legal, no podría conseguir ni siquiera la habitación más maltrecha del hospital, y Steve...No me gustaría que se enterase aún, quiero suponer que no tiene conocimiento alguno de la situación. Lo invité a cenar esta noche a las ocho, pero la angustia no me ha dejado pensar con claridad últimamente. Tengo miedo, ¿Sabes? Es algo en el pecho que te augura que algo malo pasará.

—Lo he sentido un par de veces, comprendo la sensación. Pero, ¿Y si no pasa? Nat, no podemos darlo todo por perdido, yo tengo mucha fe en que esto saldrá bien. Además, si tú te vas te seguiré hasta Rusia, no puedes abandonarme a mi suerte.

—¿Y tus padres?—preguntó con una diminuta sonrisa bailando en sus labios.

—Excelente pregunta para la que no tengo respuesta, es por eso que la mejor opción es que te quedes, ¿Ves? No tienes de otra. Estás atada aquí.

Sharon la tomó por los hombros y la abrazó con fuerza, intentando transmitirle fuerza con aquel gesto tan simple.

—Papá se está apagando de a poco—una lágrima rodó solitaria por su mejilla hasta mojar la camiseta de la mesera—, y no tengo idea de cómo ayudar a encenderlo de nuevo. ¿Qué voy a hacer sin él, Sharon?

—Oh, cariño. Solo me queda decirte que todo va a mejorar. Sabes que siempre estaré aquí.

—Tienes tus preocupaciones como para agobiarte con las mías, al igual que Steve.

—Natasha, no puedes mantenerlo fuera o pretender que se aleje. Ustedes son como su familia, ¿Esperar a que no haga alga al respecto? No sería él en ese caso.

—Puede que tengas razón, es solo que a veces me preocupa el cómo pueda reaccionar.

—Si le dices la verdad no creo que importe demasiado después. Steve no va a zarandearte y luego atarte a un poste para que no huyas. Te va a entender.

—Ojalá fuera tan fácil. Andando, debemos apurarnos aquí, se hace de noche y el señor Fuller va a matarnos.

—Estoy considerando poner laxantes en su comida.

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