Todavía podía oír el sonido de las armas y las bombas si se dedicaba a ignorar el ruido de las voces conocidas a su al rededor, pero por primera vez en todo el día, Steve se sintió cómodo en el espacio en el que estaba; sus amigos se encargaron de volver la velada amena aún si Peggy seguía protestado por lo bajo porque quería volver a casa. No le quedaban dudas de que estaba afectada por el mal rato que Sharon le hizo pasar con aquel trago, pero él no se había movido de su sitio y menos por un dolor de estómago que el personal que tenía en casa podría atender con un par de infusiones, todo lo que Margaret debía hacer era tomar un taxi. Steve prefirió observar a su al rededor en silencio mientras Bucky se dedicaba a contar parte de sus aventuras. Las partes buenas, claro. Ninguno de los tres aún estaba seguro de explicar aquella agonía que les llevó meses. Meses en los que no vio ni envió carta alguna a su buena amiga, quien sonreía ajena a todo lo que se desarrollaba en el interior de su cabeza, lo cual era algo curioso; Natasha tenía la habilidad de descifrar sus pensamientos tan solo con mirarlo fijamente a los ojos. Era, más que intimidante, una práctica que lo relajaba.
Cuando sin querer posó su atención en el reloj de pared, notó que ya se había pasado de la media noche y poco a poco la gente comenzaba a menguar del lugar hasta que quedaron tan solo ellos. Un grupo de amigos charlando sin intención de parar cuando llegase la una de la madrugada.
—Sharon, deberías considerar esas clases de etiqueta que Margaret amablemente te quiere ofrecer. —bromeó James, haciendo que la rubia rodara los ojos.
La nombrada sonrió por educación, llevaba haciéndolo toda la noche porque los malos modales no entraban en su libro de etiqueta. Ella sabía que no les podía agradar a los amigos de Steve a excepción de, quizá, Natasha. Aunque era posible que la mujer también supiera emplear una muy buena máscara para que no lo notara.
Margaret tenía la impresión de que parecía no encajar en la vida de su novio, porque llevaba mucho tiempo a su lado, así como las veces que habían discutido desde el mes al que se conocieron y no habían parado desde entonces; volviendo por costumbre, quizá. En por qué parecía el resto de gente caber en su espacio como piezas de rompecabezas y ella se salía del parámetro. En que todos tenían tanto en común y en su caso... había sido criada de un modo distinto. Ni siquiera Sharon la toleraba y era su familia más cercana.
Se sintió rechazada, hecha a un lado, la persona a la que aceptaban solo por ser la pareja incondicional de Steve ¡Ya ni siquiera sabía si ya lucían como una! Pero lo amaba. No podía desprenderse de lo que sentía, Steve era lo único que la hacía sentir normal y aceptada.
Su mirada se dirigió a él y no le sorprendió saber a quien estaba observando, esa mujer era parte de su vida y a la larga había aprendido a comprenderlo. Puede que al principio aquello parecía una competencia por su atención y Natasha ni siquiera hacía el menor esfuerzo por conseguirla. No lo hacía aún ahora, y lo más irónico era que respetaba el lugar que le correspondía. Que la única paranoica era ella y agradecía no verse como una celópata o de lo contrario su relación volvería a prender de un hilo. Al parecer tenía miedo del cambio; había conocido a Steve cuando se estaban iniciando en el ejército, había sido la única persona que la había tratado con normalidad dentro de ese lugar y que él se fuera arriesgaba su estabilidad, su cotidianeidad y su futuro.
—No creo que Margaret tenga tiempo para eso—dijo intentando sonar menos crítica o como si le estuviera echando en cara que era una estirada—, además tengo mucho trabajo que hacer. Como ves, es tarde y tengo mesas que limpiar.
—Oh, ¿Nos estás echando?—James se llevó la mano al pecho como si se hubiera ofendido y ella soltó una corta risa burlesca.
—Yo no dije eso, dije que tengo mucho trabajo; pero si tu intención es retirarte, ¿Quién soy yo para detenerte?
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AMERICAN DREAM
FanficCuando la ley migratoria toma por sorpresa a Natasha Romanoff, todo lo que puede hacer es contar las horas antes abandonar su minúsculo apartamento, el cual ocupa con su padre enfermo. Pero antes de partir debe despedirse de la única persona que la...