Natasha acariciaba la planicie de su vientre sobre la tela sedosa de su camisón, con una preocupación que hacía notar en su rostro tenso.
Una semana después de lo sucedido en el baile, ella y Steve apenas habían cruzado palabras; no más que para el asunto de las invitaciones, las visitas domiciliarias y por supuesto dirigirse el saludo.
Natasha no estaba segura de haber pensado lo suficiente, si bien Steve se casaría con ella se planteaba cientos de veces si era correcto, acertado. «Si la querría lo suficiente». Porque ella lo hacía, verdaderamente. Pero todo bailaba sobre una cuerda floja.
—¿Nat? ¿Nat?—Sharon alargaba las vocales en su nombre escondida tras el vestidor en la habitación.
—Lo siento, ¿Decías?—espabiló, hallando la sonrisa de su amiga. Sharon llevaba las cejas elevadas, casi sugiriendo algo.
—No me digas que andabas pensando en tu noche de bodas. —soltó la carcajada.
«Eso fue cruel». Sabía lo nerviosa que estaba como para agregarle más pimienta al asunto.
—Claro que no, boba...Solo...estoy pensando en La boda. Hoy. Y apenas siento que tengo todo bajo control. Voy a vomitar de las ansias.
Sharon se acercó, sintiendo una ternura maternal hacia Natasha, rodeándola con su brazo por los hombros y acariciando su cabeza llena de risos rubios ordenados con gracia y simpleza en un elegante recogido. La miró a través del espejo de su tocador, orgullosa y con lágrimas surcándole los ojos.
—Cariño, solo piensa en todas las personas allá afuera, personas que te adoran, Natasha. No sé si alguna vez soñaste con este momento o cuántas veces soñaste que te casarías con Steve—rió nostálgica—; posiblemente muchas en este último mes. Tal vez las cosas no resultaron como las planeaste, porque ningún detalle es perfecto siempre. Lo único que te pido es que mires dos meses atrás.
—Mi vida era muy distinta, Sharon. Mi mundo giraba alrededor de mi padre.
—No sabías que empeoraría, ni que la ley caería sobre ti, era incierto el regreso de Steve y el matrimonio no estaba en tus planes. Ahora solo fíjate en esa enorme evolución en un muy corto tiempo. Eres libre y nunca te faltará amor. Winnie te adora como una madre; creo que aún sigue dirigiendo a algunos floristas ahí abajo—rodó los ojos con gracia—, Barnes es ese hermano mayor que nunca tuviste, la señorita Maximoff fue tan amable al dejar que conserves tu trabajo y ahora por ayudar a que te veas más hermosa que cualquier otro día, Steve está ahí afuera esperándote; ese hombre te adora con cada fibra de su ser, Natasha.
La novia evitaba parpadear a toda costa o las lágrimas correrían por sus mejillas una vez más en el día.
—Te olvidaste de alguien importante.
Sharon frunció el ceño y pestañeó desconcertada.
—No, recuerdo haber contado mentalmente.
—Tu. Faltas tú, despistada. Sola hubiera muerto de la angustia, no hubiera podido sobrellevar la carga, ni hubiese tenido a quién me diera ánimos en tiempos oscuros. Para mí es importante que estés aquí a mi lado en el que se supone es el día más importante de mi vida.
—Es el día más importante de tu vida, boba—se aferró a su amiga con todas sus fuerzas—, te deseo suerte. Sabes que siempre estaré ahí. Y ellos también; Iván, Sarah, tu madre...Los llevas en el corazón, estarán en cada pequeño paso que des hacia tu destino.
—¿Y cuándo será tu turno? No me contaste nunca como fue que regresaste a casa, ¿Te llevó Sam?
—Oh...él—suspiró—, sí. También me ha traído flores...Margaritas. Ha sido muy lindo de su parte. Es solo que siento que tiene, siempre tuvo...a otra persona en mente, Nat. No yo, yo a lo mejor fui una especie de premio consuelo.
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AMERICAN DREAM
FanfictionCuando la ley migratoria toma por sorpresa a Natasha Romanoff, todo lo que puede hacer es contar las horas antes abandonar su minúsculo apartamento, el cual ocupa con su padre enfermo. Pero antes de partir debe despedirse de la única persona que la...