Capítulo 2: Interrogatorio.

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[Narra Alexei]

No dejo de pensar en Atenea. En su cuerpo cayendo al duro suelo... Como aquella herida de su pecho sangraba tanto...

— Señor Volkov. — El mismo hombre me llevó a la oficina de la Interpol está frente a mí, sentado en una silla negra de plástico, con una carpeta marrón entre sus manos llena de papeles. — Señor Volkov. — Salgo del trance en el que me había sumergido y lo miro a los ojos.

— ¿Qué quiere?

— Vamos a comenzar el interrogatorio ya que el agente Morgan no puede. — Presiona un botón cuadrado rojo de la grabadora y esta comienza a funcionar. — Su abogado acaba de llegar.

— Buenas tardes, soy el señor Sokolov, abogado del señor Volkov. — Un hombre regordete, con papada, pelo canoso, gafas negras, vestido con un traje negro bastante caro. Se sienta a mi lado y me da una pequeña palmada en la espalda.

— El interrogatorio comienza. — Carraspea la garganta. — Señor Volkov, ¿dónde estaba el viernes cinco de diciembre a las once y media de la mañana?

— En casa, con mi novia. La misma que se estaba desangrando cuando yo fui arrestado.

— Eso significa que ella no puede corroborarlo.

— Pero los empleados de mi hogar sí lo pueden corroborar.

— ¿Dispondría de sus contactos?

— Sin problema.

— ¿Puede explicar como una muestra de su ADN ha acabado en el cuerpo de Boris Novikov?

— Tuvimos una pelea.

— ¿La razón?

— Es un socio de Volkov S.A. Quiso intentar estafarme y acabamos en una pelea.

— ¿Alguien puede corroborar su versión?

— Mi socio, Pietro Smirnov. Estuvo presente cuando todo ocurrió.

— Agente, si no tiene más preguntas para mi cliente, como su fianza ha sido pagada tiene derecho a salir. Ha sido un placer. — Ambos nos levantamos de las sillas y salimos de aquella sala.

— Gracias — le digo antes de llamar a mi chófer y entrar en el todoterreno negro para ir corriendo al hospital.

🥀🥀🥀

— Estoy buscando a Atenea Morgan — le digo a una enfermera cuando entro al hospital.

— Pregunte aquí — me responde ella para continuar caminando. Me acerco a un mostrador, donde hay varios enfermeros, unos tecleando en el ordenador y otros revisando papeles.

— Estoy buscando a mi mujer — le digo a uno de ellos, quien se encuentra frente al ordenador.

— ¿Cuál es el nombre de su mujer?

— Atenea, Atenea Morgan.

— Está en la UCI, planta cuatro, habitación cuatrocientos siete.

— Muchas gracias. — Salgo corriendo hacia la habitación de Atenea.

En cuestión de minutos, estoy frente a la puerta de su habitación, con las manos temblorosas cerca del manillar gris de la puerta. Decido abrir la puerta, con el corazón latiendo a mil por hora... Atenea está tumbada en la cama del hospital, con los ojos cerrados, una mascarilla de oxígeno y el pecho vendado.

— Atenea... — digo en un susurro, antes de ver la figura de su padre acercarse a mí y propinarme un fuerte puñetazo en el mentón que hace que me caiga al suelo.

— ¡Hijo de puta! ¡Es culpa tuya! ¡Casi muere por tu culpa! — Vuelve a darme otro puñetazo mientras me agarra del cuello de la camisa.

No me muevo, no digo nada... Porque en el fondo de mi corazón siento que dice la verdad, y que ella está herida por mi puta culpa...

El agente Morgan se quita de encima mío y se sienta en el suelo, para esconder su rostro entre sus brazos y oír como llora.

— ¿Va a estar bien? ¿Se va a poner bien?

— La doctora ha dicho que si la bala hubiera ido un centímetro más a la izquierda... Estaría muerta.

— Atenea es fuerte... Sobrevivirá.

— Dicen que si pasa de esta noche... Estará fuera de peligro...

— John, te prometo que encontraré a quien ha hecho esto. — Me limpio la sangre del labio y me levanto del suelo para tenderle la mano a John y que este se levante también.

— Alexei... No prometas algo que no puedes cumplir.

— Daría mi vida por ella, ¿no lo entiendes? — Mi mentón se tensa a la vez que aprieto mis puños.

— Lo único que entiendo es que mi hija ha sido disparada y por poco muere.

— Y por esa misma razón voy a encontrar al culpable.

— No te quiero cerca de mi hija, Alexei. Ni ahora ni nunca.

— No me puedes pedir que me aleje de ella, jamás lo haría.

— Eso es lo que me atormenta...

*****

Buenass.

Como pueden ver Atenea está viva, por lo que ya pueden respirar tranquil@s 

Ya me ha vuelto la inspiración, más o menos. Así que me gustaría darle con ganas a esta novela. 

No me enrrollo más. 

Besoos.

***** 

Soy tuya - LR - (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora