Es fin de semana.
Alguien mueve mi hombro con delicadeza, haciendo que me despierte.
— ¿Qué pasa? — pregunto con voz ronca al ver a Alexei de pie delante de mí. Estiro mi brazo hasta la mesilla de noche que hay junto a la cama y miro la hora en el móvil: las siete de la mañana. — Más te vale que tengas una buena razón para despertarme un Sábado a las siete de la mañana, Alexei.
— Tienes entrenamiento, levántate, muñeca — dice fresco como una lechuga.
— ¿Entrenamiento? ¿De qué estás hablando? Ah, ya sé. Has perdido la cabeza, ¿verdad? Venga déjame dormir.
De pronto, él tira de la colcha, dejándome completamente destapada.
— ¿¡Qué haces!?
— Te he dicho que te levantes. Tienes entrenamiento.
— ¿Te importaría decirme de qué puñetero entrenamiento estás hablando?
— Oh, cierto. No te lo había dicho... — Se rasca la nuca mientras que yo lo miro de mala manera. — Te he contratado a un entrenador personal para que aprendas a defenderte. Después de lo de León es mejor que aprendas a defenderte por si en algún momento te encuentras vulnerable.
— Y... ¿cuándo pensabas decírmelo?
— La semana pasada. — Se cruza de brazos.
— Bueno, creo que la semana pasada se ha ido un poco lejos.
— En fin, vístete. No llegues tarde.
— Qué remedio... — Me levanto de mala gana y comienzo a quitarme con gran pereza el pijama para quedarme en ropa interior. Me acerco al vestidor y busco en él mi ropa deportiva.
Cuando la encuentro, elijo unos leggins negros bastante ajustados, un top del mismo color pero con tirantes anchos blancos y unas deportivas blancas con unos calcetines blancos largos.
Salgo del vestidor y me encuentro a Alexei de nuevo en la habitación. Comienzo a recoger el pijama que he dejado en la cama y lo coloco en un cesto marrón para echarlo a lavar pero me detengo cuando noto una penetrante e insistente mirada. Me giro, encontrándome a Alexei mirándome el culo con todo el descaro del mundo.
— ¿Vas a mirarme el culo mucho rato? — le pregunto aguantándome la risa mientras pongo los brazos en jarras.
— Es que esas mallas te hacen un culo... ¿No crees que son demasiado ajustadas?
— ¿Te molesta?
— Todo lo contrario, muñeca — dice con una sonrisa llena de superioridad. — Aunque, lo que sí me molesta... — Comienza a caminar hacia mi. — Es que a los demás se les vayan los ojos con lo que es mío.
— Pues tendrás que acostumbrarte, porque no puedes ir arrancándole los ojos a la gente.
— ¿Crees que no soy capaz? — Arquea una ceja y sonríe. Posa sus manos en mi cintura y me pega él para luego agarrar mi rostro con una de sus manos y estampar sus labios con los míos.
— Prefiero no responder a eso, don celoso — respondo intentando aguantarme la risa.
— ¿Don celoso?
— Va a ser tu nuevo nombre.
— No me gusta.
— Pues no seas un celoso. Es fácil.
— No me gusta compartir.
— Creo que me he dado cuenta. — Me separo de él y comienzo a recogerme el cabello en una coleta larga frente al espejo del vestidor.
ESTÁS LEYENDO
Soy tuya - LR - (+18)
Romance~ 2° parte ~ Cuando alguien cruza la línea del rey de la Bratva, conoce de primera mano el mismo Infierno. La vida de Atenea ha sido puesta en riesgo, algo imperdonable para Alexei. La caza comienza... Pero no todo es tan fácil como parece. ¿Amor...