Capítulo 21: Recompensa [+18]

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— ¡Hola, amor! — salto de la cama y abrazo a Alexei con energía, quien sonríe ante ello y besa mi frente.

— ¿Cómo ha estado el día? ¿Has visitado muchos sitios?

— ¡Sí! Hemos recorrido todo Nueva York — digo riendo.

— Me alegro...

— ¿Cómo ha ido la reunión? — Alexei se detiene. Supongo que no esperaba que le preguntara sobre eso.

— Bien...

— ¿Ya está? ¿No vas a decir nada más?

— Sabes que no me gusta hablar de eso contigo.

— ¿Confías en mí?

— Por supuesto, Atenea.

— ¿Entonces? — Me acerco a él. — Alexei, estamos juntos en esto... No puedes cargar tu solo con ello.

— Pero... Debo protegerte, muñeca...

— Si no me cuentas nada y no sé lo que pasa a mi alrededor... ¿Cómo voy a estar protegida?

Alexei suspira y me mira, para luego acariciar una de mis mejillas. — Supongo que tienes razón.

— Entonces. — Agarro su mano y le llevo hasta el sofá de piel blanca que hay enfrente de la amplia cama. — Cuéntame.

— Verás... He estado hablando con Damiano, el padre de León... — Suspira y se masajea las sienes. — Damiano no tiene ni idea de todo lo que ha hecho León.

— Eso significa que León actúa independiente de la mafia, ¿no?

— Eso parece.

— Y... ¿Eso es peor o mejor?

— Peor. Porque si trabaja con la ayuda de la mafia puedes negociar, arreglarlo de alguna manera. Si actúa solo... No sabemos dónde está, qué hará ni cuál es su próximo movimiento.

— ¿No hay manera de encontrarlo?

— Pietro se encarga de ello.

— Vaya... — Me levanto del sofá y me coloco tras Alexei, para masajear sus hombros, notándolos más tensos de lo normal. — Estás muy tenso, cielo.

— Todos los días, salvo cuando estoy contigo... — Coloca una de sus manos sobre la mía y la besa.

— Por cierto... Aún no te he dado las gracias como se debe por este gran viaje... Que hayas traído a Ava significa mucho... — Me inclino hacia su oreja y deslizo mi manos por su pecho.

— Y... ¿Cómo vas a agradecérmelo?

— Tengo una idea...

[Narra Alexei]

Atenea se coloca frente a mi. Está preciosa, lleva un vestido blanco largo ajustado de manga larga. Su cabello está suelto, con pequeñas ondulaciones marcadas por la coleta que llevaba esta mañana.

Se arrodilla frente a mí, lentamente. Deslizando sus manos por mis muslos, hasta llegar al cinturón negro que sujeta mis pantalones negros.

— Oh... Ya veo — digo relamiéndome los labios mientras observo cada movimiento de Atenea.

Ella comienza a desabrochar mi pantalón con una sonrisa llena de picardía y lujuria. Sus ojos color hazel están clavados en los míos.

Sin apartar sus ojos de los míos deja mi erección libre, provocando en Atenea una sonrisa lasciva para que luego ella lo agarre con una de sus manos y comience a masturbarme.

Los movimientos de su mano son de arriba hacia abajo, lentos, haciendo que mi miembro se vuelva más duro y palpitante.

Sus suaves manos se deslizan por mi miembro, excitándome por completo y llenándome de placer.

Otra mirada lasciva aparece en ella para que a continuación se recoloque y se acerque más a mi, dejando su boca a escasos centímetros de mi miembro. Desliza su tibia lengua por él, comenzando por la parte baja hasta subir a la punta.

Un escalofrío recorre mi cuerpo, al igual que unas ganas lujuriosas de arrancarle la ropa aquí mismo.

— ¿Ansioso, señor Volkov? — pregunta con una sonrisa traviesa y los ojos puestos en mí.

— Si supieras... — digo en un suspiro, deseoso de que Atenea haga su próximo movimiento.

Y así lo hace, se introduce el principio de mi miembro en la boca y comienza a chuparlo.

Mi cuerpo se estremece por completo al sentir como los labios de Atenea besan y chupan mi miembro.

Poco a poco, ella introduce más en su boca, hasta que este choca con su garganta y un gemido ronco se escapa de mis labios.

— Me encanta oírte gemir — dice ella sonriente para luego volver a introducir mi miembro en su boca.

Su cabeza sube y baja, al principio de manera lenta y luego más rápido.

Los movimientos de su lengua y sus labios me hacen enloquecer, me llenan de deseo y placer.

Mi erección vuelve a chocar con su garganta, lo que provoca algo de tos en Atenea. Agarro su cabello y lo recojo a modo de coleta para que no la estorbe.

Sus movimientos son más rápidos que antes, haciendo que mi cuerpo se llene de calor.

El placer recorre mi cuerpo y la lujuria nubla mi mente.

Siento como un orgasmo perfecto amenaza con recorrer mi cuerpo.

— Muñeca, me voy a correr — digo para avisarla, pero ella no detiene sus movimientos. Sé perfectamente que me ha escuchado, y aún así, se mantiene firme.

El orgasmo azota mi cuerpo, lo recorre y lo extasia hasta quedarme sin fuerzas ante tanto placer.

El líquido blanquecino cae en la boca de Atenea, por lo que cuando soy capaz de moverme, me acerco a coger un pañuelo para que lo escupa, pero para mi sorpresa lo traga con una sonrisa llena lascivia.

— ¿Te lo has tragado?

— Sí.

— Si de ponerme cachondo se trata... Déjame decirte que lo has conseguido.

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Buenasss.

Aquí me tienen de nuevo.

He estado unos días sin actualizar porque no sabía que escribir pero creo que ya estamos de vuelta. Les comento que he empezado a escribir el siguiente capítulo y se viene drama del bueno. 

No olviden darle like y comentar. 

Besoos. 

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Soy tuya - LR - (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora