Capítulo 4: Ponerse al día.

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— ¿Cómo está mi paciente preferida? — pregunta Ava cuando entra a la habitación.

Alexei está sentado en la cama, junto a mí.

— ¡Hola, Ava! — digo sonriente.

— Hola — dice Alexei.

— Siento interrumpir vuestro romántico momento pero tengo que hablar con mi mejor amiga que hace mucho que no hablo con ella, a solas.

— ¿Celosa? — Alexei arquea una ceja y se levanta de la cama.

— Ya te gustaría. — Ava le da un pequeño golpe en el hombro y yo no puedo evitar reír ante ello. Alexei sale de la habitación.

— ¿Cómo estás? Desde que has entrado aquí Alexei no se separa de ti.

— Sí... Ya sabes, es muy protector.

— Demasiado, diría yo. — Ambas reímos.

— ¿Cómo van las clases? Los exámenes están cerca.

— No me lo recuerdes... Ir a la biblioteca sin ti no es lo mismo.

— Oh... Si me echas de menos y todo. — Ava me abraza, pero siento una punzada en mi pecho y me separo de ella con una mueca de dolor.

— Perdona, aún no me acostumbro — dice Ava a modo de disculpa.

— No te preocupes... Yo tampoco... — Agacho la cabeza y comienzo a jugar con mis dedos.

— ¿Cómo te sientes después de eso? Emocionalmente, digo.

— No sabría decirte... Es decir, es extraño... Me siento agotada pero a la vez con miedo de que alguien aparezca por esa puerta y decida acabar conmigo... — Una pequeña lágrima se desliza por mi rostro.

— Tranquila, nena... — Ava limpia aquella lágrima y me abraza con el mayor cuidado posible. — Tu padre, Alexei y yo estamos aquí. Nadie se va a atrever a hacerte daño...

— Gracias... — Suspiro. — ¿Cómo llevas los exámenes?

— ¡Bien! La verdad que mejor de lo que pensaba... ¿Has hablado con los profesores?

— Sí, me han dicho que puedo hacerlos online. Dentro de tres semanas.

— Eso genial, nena. ¿Vas a copiar? Puedo ayudarte.

— Sabes que no sé copiar, soy muy expresiva. — Ambas reímos.

— Eso es cierto, tu rostro es muy expresivo.

— Además, me pongo muy nerviosa. Empiezo a sudar y a mirar para todos lados.

— Hija, ni que hubieras cometido un crimen.

— Técnicamente es un crimen.

— ¡Venga ya! Déjate de tonterías.

— Es verdad...

Alguien toca la puerta y aparece la doctora junto con Alexei.

— ¿Cómo estás Atenea? ¿Los analgésicos funcionan bien?

— Hola, doctora. — La mujer de cabello largo y castaño con pequeñas ondulaciones, alta y con una bata blanca me sonríe mientras hojea lo que supongo que es mi informe. — La verdad es que sí, apenas siento dolor. Solo cuando me muevo demasiado.

— Es normal. Solo han pasado unas semanas... La semana que viene te daremos el alta si todo sigue tan bien como ahora.

— Perfecto.

— Descansa, Atenea. — La doctora se marcha y Alexei se queda con nosotras. Se sienta en el sofá negro que hay al lado de la ventana, junto a una planta que rozaba el, borde de la ventana. Comienza a mirar su teléfono y a teclear en él mientras Ava y yo continuamos hablando.

— Chicas, se hace tarde. Atenea debe descansar — dice Alexei con los brazos cruzados

— ¿Desde cuándo actúas como mi padre? — Arqueo una ceja y también me cruzo de brazos.

— No actúo como tu padre. Es tarde y tienes que descansar, lo ha dicho la doctora. — Se levanta del sofá negro.

— Está bien, papá. — Pongo los ojos en blanco y miro a Ava. — Nos vemos, Ava. Ten cuidado al llegar a casa.

— Tranquila, viene Pietro a recogerme.

— Te quiero, Ava.

— Y yo, nena. — Ava sale por la puerta y Alexei se sienta en la cama, para comenzar a acariciar mis piernas cubiertas por las sábanas blancas.

— Deja de actuar como mi padre — le digo.

— Sólo intento protegerte.

— Pues pareces mi padre...

— No me digas eso... Es desagradable.

— Veo que tú también lo adoras.

— Cómo no iba a hacerlo...

— Vaya par de neandertales tengo por padre y novio.

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Un cap un poco corto hoy. 

Mañana intentaré actualizar pero no prometo nada. 

Disfrutad del cap. 

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Soy tuya - LR - (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora