Capítulo 39: Esmeralda.

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El día de la gala ha llegado.

Creo que no recuerdo la última vez que he estado tan nerviosa... Alexei y yo decidimos que el día de la gala era el mejor momento para anunciar nuestro compromiso a nuestros padres y de manera pública. En realidad, estoy más nerviosa por la reacción de mi padre que por otra cosa... Y saber que mi padre lleva un arma la mayor parte del día no ayuda mucho. Lo que me consuela es la presencia de mi madre, es decir, sé de sobra que delante de mi madre no va a montar una escena delante de todo el mundo... Al parecer ella tiene una habilidad especial para apaciguar el difícil carácter de mi padre, cosa que yo nunca conseguiré.

Ahora mismo me encuentro rodeada por el mejor equipo de maquillaje, peluquería y vestuario de toda Europa.

Recuerdo que solo le dije a Alexei que quería ir a la peluquería para no ir peinada de la misma manera que siempre, pero mi querido prometido ha decidido que una peluquería no era suficiente y me estuvo persiguiendo por la casa para convencerme de que me enviaría al mejor equipo que conoce... Con tal de que se callase acepté su propuesta.

Así que... Aquí me encuentro, rodeada de al menos siete personas con sus manos alrededor de mi cara y mi cuerpo. Tres personas se encargan del maquillaje, dos del cabello y el resto del vestuario. Mientras terminan el maquillaje y cabello, Hans y Amelia corren de un lado para otro con decenas de vestidos de todos los colores posibles para acercarlos hacia mi y colocarlos por encima de mi cuerpo.

Después de varias idas y vueltas de los estilistas, sacan un vestido verde esmeralda largo que capta por completo mi atención.

— ¿Puedo probarme ese? — pregunto con mis ojos puestos en el vestido y una pequeña sonrisa.

— Claro, querida — dice Hans con el vestido entre sus manos. — Te ayudamos a ponértelo porque es muy ajustado y muy delicado.

Con el albornoz blanco puesto y cinco personas pegadas a mí, me dirijo al vestidor para poder colocarme el vestido.

— Chicos, ¿podéis continuar luego? Atenea tiene que vestirse — dice Amelia al darse cuenta de mi expresión llena de incomodidad. El resto del equipo de maquillaje y peluquería sale del vestidor y se queda esperando en la habitación. Hans cierra la puerta del vestidor para que tenga más privacidad.

Me quito el albornoz y me quedo con la ropa interior negra de encaje que llevo puesta.

— Cielo, lamento informarte, pero debes quitarte el sujetador. Con este vestido es imposible llevar uno.

— Vale... — respondo algo avergonzada. Me quito el sujetador negro y lo dejo caer al suelo, junto con el albornoz. Me cubro los pechos con los brazos mientras mis mejillas se ponen coloradas.

— No seas tímida, Atenea. No pasa nada, estamos acostumbrados a ver gente desnuda la mayor parte del tiempo — comenta Amelia con una pequeña sonrisa. Hans comienza a colocar el vestido para que comience a ponermelo. Amelia me ayuda a meter la cabeza por el vestido sin que un solo pelo de mi cabeza se despeine y sin que mi maquillaje se mueva un milímetro.

El vestido comienza a ser colocado por mi cuerpo, a la vez que siento la estrechez de sus costuras. Cuando el vestido termina por colocarse en mi cuerpo, Amelia y Hans empiezan a colocar el pronunciado escote y los bordes de la espalda descubierta para que todo quede en su sitio.

Salgo del vestidor con aquel vestido verde y Hans y Amelia detrás de mí. Me coloco frente al espejo de cuerpo entero de la habitación. Segundos después me quedo maravillada con la imagen que veo. Aquel vestido verde esmeralda de escote pronunciado, espalda descubierta y manga larga queda precioso sobre mi cuerpo destaca cada una de mis curvas. El maquillaje combina al detalle con el vestido que llevo puesto ya que se trata de una sombra policromática que dependiendo de la luz muestran tonalidades amarillas y verdes metálicas. El delineado negro de los ojos hacen que parezcan más profundos y felinos, destacando el color de mis ojos.

Soy tuya - LR - (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora