LIBRO #1 de la Bilogia "SECRETOS ASESINOS"
-Eres mi esposa- él me sostuvo de la muñeca mientras caminaba hacia la puerta. -Nosotros debemos seguir juntos, lo prometiste.-
-¿Desde cuando?- me quede inmóvil -¿Desde cuando soy importante para ti? Cu...
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Kate...
Los días pasaron y el mes llegó a su fin cargado de muchos temas, Will había tenido el descaro de reportarme como persona desaparecida y tuve que presentarme en la policía indicando que estaba bien. Las constantes llamadas a la madrugada cuando estaba borracho, los llamados de su madre adoptiva, todo me estaba cansando poco a poco y me replanteé la idea de irme nuevamente. No entendia su descaró, menos cuando ya todo estaba dicho y hasta estaba esperando un hijo con otra mujer.
Las pruebas de que me habia engañado iban a agilizar el divorcio, mas si sumábamos el mensaje y la foto de la prueba de embarazo que Erica me mando para molestarme.
Mi abogado se encargó de todo el procedimiento y fue quien le hizo llegar el citatorio de divorcio, como todo adulto inmaduro, recibí un correo con el pedido hecho pedazos en un sobre acompañado de una nota "eres mía".
Jay había reaccionado de mala manera y tuvo que ser detenido por otros dos escoltas ya que tenía toda la intención de ir a la empresa de Will y acabar con él a golpes.
Will parecia estar en una realidad alterna donde él pensaba que podría recuperarme, y la prueba habia sido con ese mensaje obsesivo que me envió junto con los papeles rotos. Pero no iba a dejar que me hiciera flaquear.
Estaba volviendo de cenar con mis amigas cuando recibí un llamado -Hola-
—¿Srta Kate Bowie? —preguntaron al otro lado.
—Si, ¿Quién habla?
—Le llamamos de la estación de policía, su cliente, el señor Sebastián Egorov acaba de ser arrestado por conducir ebrio y por disturbio en un establecimiento privado.
—¿Mi qué? —ese jodido idiota estaba cobrándome no responder su llamada cuando se cumplió el mes.
—Su cliente ¿es usted su abogada?
Bufé llevando una mano a mi sien y masajeándola, me las iba a pagar —Si soy yo, en unos minutos estaré allí —colgué.
—Jay —llame a mi seguridad.
—¿Si?
—Iremos a la estación de policía —regrese al coche que estaba estacionado frente al edificio aún, revise mi atuendo. Claro, nada propio de una abogada pero era lo que llevaba cuando iba a beber y comer con mis amigas.
—¿Pasó algo jefa? —el joven abrió la puerta.
—Están haciéndome una broma, pero debo ir. No te preocupes —toque su hombro —Estaremos en casa pronto.
—Puedo ir por usted si lo desea.
—No te preocupes, debo ir yo.
Le resté importancia haciendo como que no me detestaba la idea de volver a ver a Sebastián de nuevo, él me recordaba a Will y esa era una parte que continuaba doliendo un poco. Aún le debía disculpas a la Kate de ese momento.
