Capítulo 3

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Will

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Will...

Las marcas en sus muñecas fueron el punto de quiebre para mí, sabía que merecía cada una de sus palabras. Las infidelidades en esos últimos años, sumado a mi falta de interés en ella me estaban cayendo de pronto, haciéndome sumamente consciente de lo que le había estado haciendo a la mujer de mi vida.

Por la que hice cosas que nunca haría por otra persona.

Corrí detrás de su coche sin importarme la prensa o lo que pudieran decir de mi al día siguiente, mi único pensamiento era que la podría alcanzar, pensando que, si solo ella me escuchaba una vez más y la lograba convencer, todo volvería a la normalidad. Iba a cambiar, si ella regresaba jure que cambiaria.

No más amantes, no más engaños. Solo Kate y yo, como siempre, como desde que logre enamorarla años atrás.

—KATE —grité con todas mis fuerzas, esperando que pudiera oírme y detener en automóvil que se alejaba, pero fue en vano. Mi mujer se había ido. Me quede unos minutos en el medio de la carretera, viendo su auto alejarse.

Recordé sus palabras, ella solo me quería a mí, y yo. Yo le falle.

Volví al sitio donde se estaba realizando el evento, tratando de llamarla y esperando que respondiera, pero no pude. Iba a subir el ascensor cuando escuche la risa de alguien proveniente de mi espalda. Me volteé y lo vi allí, el arrogante y soberbio Sebastian Egorov.

El ruso estaba apoyado en una pared viéndome con una sonrisa de lado mientras sacaba un cigarro y se lo llevaba a la boca —Que jodidamente divertido, pensé que esta noche no sería mejor. Pero al parecer, lo fue.

—¿Qué carajos te pasa? —me regrese a donde estaba —¿Qué puta mierda te parece graciosa?

—Tú —me señalo curvando aún más su boca —la patética situación que acabas de hacer —dio un paso al frente, colocando se aún más cerca de mí —esa versión de cachorro abandonado que acabas de tener, me resulta jodidamente graciosa.

—Hijo...

—Te lo dije —me cortó —te lo dije hace muchos años, ¿no recuerdas? 

Me quedé callado.

—Te dije que no la habías logrado tener, solo me hice a un costado para ver hasta donde pensabas que eras el ganador. Pero va siendo hora de que tome lo que desde un principio fue mío. 

—Es mi esposa 

—No por mucho —soltó una risilla. —Will, jugaste muchas veces con la suerte de tu lado, pero llego el karma. Y es hora de que pagues lo que debes.

—Ella no va a estar contigo.

—Lo veremos, Will —charqueo la lengua —recuerda que se lo que escondes...

Me dejo allí. Apreté los puños con tal fuerza que logré lastimarme las palmas con mis uñas. Decidí dejar todo allí y regresar a casa, con la mínima esperanza de que ella estuviera allí, de que solo fuera un mal sueño.

Mafias y Mentiras- Bilogía "Secretos asesinos" 💎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora