LIBRO #1 de la Bilogia "SECRETOS ASESINOS"
-Eres mi esposa- él me sostuvo de la muñeca mientras caminaba hacia la puerta. -Nosotros debemos seguir juntos, lo prometiste.-
-¿Desde cuando?- me quede inmóvil -¿Desde cuando soy importante para ti? Cu...
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Kate...
El recuerdo, era tan vivido..
Sebastián me decía que nos divorciáramos, que ya había conseguido lo que quería, ya no le era de utilidad y yo lo odiaba, ese momento sentía tanto odio. Esa era la incesante pesadilla que me atormentaba cada jodida noche.
Otra vez estaba viviendo el mismo suceso, como si mi vida fuera un jodido bucle en el que debía revivir un matrimonio en el que no era amada, donde al final valía tan poco que las personas me dejaban, otra vez. Me desperté temprano esa mañana, la reunión con los abogados iba a realizarse a las 10 a.m. y siendo las 7 tenia los ojos abiertos, con la cabeza en otro lado. Aun me encontraba en la mansión ya que Sebastián me había pedido que me quedara allí, sus palabras exactas habían sido "esta es tu casa, no mía".
A mi lado, Dani se removió, abrazando mi cintura mientras volvió a sonreír en lo que pareció un bonito sueño. Mi mano fue a su mejilla y la acaricie con sumo cuidado, sin intenciones de despertarlo y traerlo de nuevo a la jodida realidad.
Las nauseas matutinas comenzaron a aparecer unas dos semanas después de que me entere que tenia un bebe en el vientre. Lo que el obstetra me indico y explico la primera vez que fui, se estaba cumpliendo a raja tabla. Estaba obligada a tomar vitaminas desde el primer día ya que fueron recetadas por el doctor.
Pasadas las 8:30 cuando Dani ya había sido dejado en el colegio por Jay, baje al primer piso y le pedí a Olga que me preparara algo ligero para desayunar. Y mas especifico, licuado de moras, extrañamente estaba todo el día bebiendo esa jodida cosa.
Una sensación se alojo en mi esófago y tuve que correr al baño que estaba ubicado a pocos metros en el pasillo. Cuando termine de devolver todo lo que comí, me arregle un poco y salí, una voz extraña y conocida me llevo nuevamente a la cocina donde encontré a Chris. Quien hablaba con la empleada.
Mi vista fue directamente a las vitaminas que decían "prenatales" en color naranja.
Olga me vio a través del hombro del castaño y sonrió -¿quiere que le prepare algo de nuevo?-
Negue acercándome.
Él volteo y me sonrió, -Hola Kate, ¿Cómo has estado?- frunció el ceño, al ver mi estado -estas pálida ¿te encuentras enferma?-
-No se preocupe señorito, es que los primeros meses de emba...-
-OLGA- llamé su atención, pero fue demasiado tarde, había dicho casi todo.
Chris la miro y luego a mi, en ese instante. La caja pareció tener toda su atención y la tomo con las manos, leyendo lo que decía el rotulo. Sus ojos se clavaron en mi, con un poco de preocupación -¿Kate?-
-Si- asentí, llegando a uno de los bancos que estaban distribuidos en la mesada -estoy embarazada, de Sebastián-
