Kate...
Las manos de Sebastian masajearon mi culo, amasándolo y apretándolo a su antojo mientras me miraba con una sonrisa ladina, sus ojos oscurecidos por un hambre que lo hacia ver como un depredador, a punto de cazar a su presa, y esa, era yo.
El hombre debajo de mi se relamió los labios, como si saboreara lo que estaba a punto de devorarse.
-Dime, esposa. Dime como quieres que te toque, que te bese y lama cada jodido rincón de tu cuerpo- jugo con mi cintura, moviéndola adelante y hacia atrás, haciendo que notara el bulto duro que resaltaba debajo de la tela. Mi ropa interior, la cual no estaba mojada, comenzó a sentirse húmeda por aquella estimulación del roce contra su cuerpo. Sebastian, soltó un lado de mi cintura y fue a mi braga, recorriendo con delicadeza el borde de la prenda, mi piel reacciono al tacto y se erizo.
-Seb- tome su mano, la cual ya estaba por entrar en mi ropa.
-¿No se puede?- me observo con ojos de cachorro.
Mordí mi labio inferior, inclinándome y besándolo. Acción que lo tomo por sorpresa pero pronto me siguió, tomando el control del mismo. En un segundo habíamos cambiado de posición y él estaba encima de mi.
Besaba mis labios y los mordisqueaba, sus manos recorrieron mi cuerpo hasta que se detuvieron en mis pechos. El mafioso se separo de mi y los observo, embobado -¿Sabes lo que he soñado con ver su color?- se acerco al brasier y con los dientes lo jalo hacia abajo soltando un suspiro cuando mis pezones quedaron al descubierto. -rosa, como soñé-
Su boca llegó a uno de ellos y lo besó con delicadeza. Esa simple acción hizo que soltara un gemido involuntario, sintiendo como la humedad de su boca envolvía el mismo a la vez que el aliento caliente, me dejaba totalmente a su merced. Se desprendió de mi pezón viéndome con dulzura y bajo la mano a mi zona intima -¿aquí requieres mi cuidado?-sin pensarlo, metió dos de sus dedos por debajo de la tela y acaricio, deslizando sus dedos a lo largo, hasta posicionarse en la entrada de mi vagina. Mis ojos se conectaron con los suyos mientras ingresaba, abriéndose camino entre mis paredes.
Tuve dimensión del grosor de sus dedos, los cuales se hicieron sentir apenas comenzaron a bombear. No podía creer que Sebastian Egorov me estuviera masturbando, y además, que fuera mi esposo. Los movimientos cada vez eran mas rapido, y un cosquilleo se apoderaba de mi, mis manos estaban aferradas a su brazo mientras mordía los labios, evitando soltar algún gemido.
-Abogada- escuché su voz áspera -cariño, déjame oírte.-se inclinó y besó mi mejilla -déjame oír como te hundes en el placer.-
-Seb- suspire.
-Si si, lo se.- continuo embistiéndome con sus dedos, hasta que me llevo a un orgasmo el cual hacia mucho no tenia.
Mi respiración estaba hecha un lio y no podía controlar el temblor en mi cuerpo. Sebastian estaba frente a mi, como si admirara lo que acababa de pasar. Cerré mis piernas pero el hijo de puta las abrió nuevamente, sonriéndome de lado. -Cariño, esto recién inicia-
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Mafias y Mentiras- Bilogía "Secretos asesinos" 💎
RomanceLIBRO #1 de la Bilogia "SECRETOS ASESINOS" -Eres mi esposa- él me sostuvo de la muñeca mientras caminaba hacia la puerta. -Nosotros debemos seguir juntos, lo prometiste.- -¿Desde cuando?- me quede inmóvil -¿Desde cuando soy importante para ti? Cu...