-En el majestuoso Reino del Sol Naciente, siete jóvenes guerreras han sido entrenadas para ser las más formidables protectoras del reino. Cuando el Rey Felipe convoca sus servicios, las Guardianas Black Hearts se enfrentan a una misión inesperada: p...
-El carruaje en el que venían las chicas llegó finalmente al palacio del Sol Naciente. Mientras descendían, sus ojos se llenaban de asombro ante la majestuosidad del castillo, con sus altas torres y murallas decoradas con intrincados relieves dorados:
Yoshiko: Wow, es tan impresionante como lo describen...-Susurró, sus ojos recorriendo cada detalle arquitectónico, desde las almenas hasta los vitrales que brillaban bajo el sol matutino.
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Flor: Tienes razón, pero recuerden chicas, manténganse con expresiones neutrales-Recordó con firmeza, aunque su propia mirada traicionaba una chispa de admiración. Justo en ese momento, un guardia se les acercó, su armadura resonando con cada paso.
Guardia: ¿Ustedes son la Guardia Black Hearts?-Consultó con seriedad, sus ojos escrutadores moviéndose de una chica a otra.
Flor: Así es, somos nosotras. El Coronel Ken nos envía-Contestó neutralmente, extendiendo un sobre con el sello del General, su mano firme y segura.
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Guardia: Síganme, la familia real las está esperando-Respondió después de leer la carta, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.
-El guardia comenzó a guiar a las chicas hacia el salón del trono. Los pasillos del palacio estaban adornados con tapices y esculturas que contaban historias de valor y gloria. Los candelabros de cristal colgaban del techo, iluminando el camino con una luz cálida. Una vez allí, el guardia se retiró, dejando a las chicas a solas con la familia real.
Las chicas: Majestades-Saludaron haciendo una reverencia profunda, mostrando la disciplina y el respeto inculcados en su entrenamiento.
Rey Felipe: Guardia Black Hearts, es un verdadero placer tenerlas aquí-Respondió mientras se levantaba de su trono, su voz resonando con autoridad y calidez. Sus ojos brillaban con un interés genuino.
Las chicas: El placer es nuestro, Rey Felipe-Contestaron cortésmente, enderezándose pero manteniendo una postura respetuosa.
Rey Felipe: Muy bien, como les habrá informado el Coronel Ken, ustedes serán la guardia personal de mis hijos. Sin embargo, a cada uno se le asignará su protección individual. ¿Están de acuerdo?-Consultó, sus ojos moviéndose de una chica a otra, buscando cualquier indicio de duda.
