Narrador omnisciente:
-No entendieron nada. No se suponía que esto pasaría. Se suponía que Wendy debía despertar, que lo haría. Pero ahora todos dudaban de que eso sucediera. A pesar de las advertencias del Doctor Aoi, nadie quiso marcharse. Aprovechando el espacio de la amplia habitación, todos se apartaron a un lado, observando con impotencia cómo los médicos luchaban por salvarle la vida a Wendy, sin mucho éxito. La tensión se hacía palpable, aumentando la desesperación en los rostros de las chicas y los príncipes. Algunos querían llorar, pero todos sabían que hasta que no se diera el veredicto final, debían permanecer fuertes. Tenían que ser fuertes…por ella…porque sobreviviría…lo haría.
Sin embargo, un fuerte pitido alertó a todos, un sonido agudo que provenía de una de las máquinas. Sin pensarlo, todos los presentes miraron al Doctor Aoi, esperando una respuesta, reacios a aceptar lo que sus corazones y mentes ya estaban comprendiendo:
Doctor Aoi: Lo lamento…-Trató de explicarse, su mirada llena de dolor y arrepentimiento. Las palabras se le atascaban en la garganta, incapaz de darles la noticia que temían escuchar.
-Los trece sabían lo que significaba. Aun así, negándose a creerlo, miraron hacia la máquina de los signos vitales, deseando ver una chispa de esperanza. Pero las ondas se habían desvanecido, dejando solo silencio y vacío:
-Fue en ese momento que comprendieron que todo era real, que lo que sucedía no era una pesadilla, como aquellas que los había atormentado en los días anteriores…
Wendy Torres se había ido.
Había muerto.
El caos y el dolor que reinaban en aquella habitación solo eran conocidos por los presentes. Nadie dijo nada mientras algunos caían de rodillas, el dolor aplastándolos, las lágrimas fluyendo por sus mejillas. Incluso los reyes, que habían llegado hace poco, se entregaron a su tristeza. El Sargento Kou, el Coronel Ken y el General Hiroshi, que al enterarse de lo ocurrido con Wendy no dudaron en ir al castillo, se unieron al llanto colectivo.
Todos lloraban. Nadie se preocupaba por ocultar sus lágrimas. Algunos lo hacían en silencio, otros, los más expresivos, gritaban de dolor, como si les hubieran arrancado un pedazo del corazón y del alma. Y en parte, así era; porque Wendy se había adentrado en cada uno de ellos, y perderla significaba perder una parte de sí mismos. Pero no importaba cómo liberaran su dolor; la verdad era que todos sus corazones gritaban un solo nombre, suplicando su regreso.
***
Wendy: *Es cálido…*-Pensó, sintiendo la suavidad del lugar en el que se encontraba. Era un espacio inmenso que parecía no tener fin, de color blanco y envolvente, y una calidez reconfortante la abrazaba.
-No podía recordar cómo había llegado allí, pero ese ambiente le resultaba agradable y acogedor. Cerró los ojos, deseando permanecer en esa paz infinita. Sin embargo, de vez en cuando, unos murmullos resonaban en la distancia; eran voces suaves y distorsionadas que la intrigaban, como si quisieran decirle algo importante.
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Nuestras Guardianas (Capitán Tsubasa)
Non-Fiction-En el majestuoso Reino del Sol Naciente, siete jóvenes guerreras han sido entrenadas para ser las más formidables protectoras del reino. Cuando el Rey Felipe convoca sus servicios, las Guardianas Black Hearts se enfrentan a una misión inesperada: p...