Narrador omnisciente:
-Al día siguiente, los gobernantes y los príncipes herederos de los reinos vecinos se encontraban reunidos en el amplio comedor del palacio, donde la luz del sol se filtraba a través de las elegantes ventanas:
Rey Felipe: Espero que su corta estadía en el palacio haya sido de su agrado, majestuados. No obstante, quiero disculparme por el desafortunado evento de ayer; fue algo que jamás hubiéramos imaginado-Dijo con seriedad, dirigiendo su mirada a los demás gobernantes y a sus hijos.
Reina Miranda: No se preocupe, Felipe. Entendemos que fue un imprevisto; por fortuna, ninguno de nosotros ni nuestros hijos salió herido-Respondió con tranquilidad, intentando aliviar la tensión en el aire.
-Dicho esto, el desayuno transcurrió sin mayores inconvenientes. Mientras los reyes discutían asuntos políticos, los príncipes intercambiaban anécdotas, aunque sin dejar de prestar atención a las palabras de sus padres. Al concluir la comida, los reyes se retiraron a la oficina del Rey Felipe, dejando a los príncipes pasear por los jardines del palacio:
Genzo: ¿Y ustedes, cómo se sienten tras los sucesos de ayer?-Preguntó, mirando a sus amigos con curiosidad.
Cristian: Estamos bien, afortunadamente ninguno de nosotros resultó herido. Solo nos llevamos un gran susto-Respondió con tranquilidad, intentando restarle importancia a la situación.
Henry: ¿Y ustedes? ¿Cómo se encuentran?-Cuestionó, su tono reflejando genuina preocupación.
Tsubasa: Nos encontramos bien, gracias a nuestras guardianas personales. Reaccionaron al instante y nos pusieron a salvo-Contestó con un ligero brillo de orgullo en los ojos.
Carlos: Hablando de ellas, ¿Podríamos conocer a su guardia personal? Es raro no verlas con ustedes-Consultó, la curiosidad asomándose en su expresión.
Taro: Eso se debe a que ellas aún siguen entrenando-Mencionó, con una sonrisa que intentaba ocultar su orgullo.
Los príncipes: ¿Ellas? ¿Su guardia real y guardianes personales son chicas?-Interrogaron, visiblemente sorprendidos.
Kojiro: Sí, aunque si fueran ustedes, evitarían el tono de sorpresa; no las subestimen-Aconsejó con seriedad, su mirada intensa.
Ishizaki: Así es. Ellas nos salvaron la vida en dos ocasiones-Agregó, frunciendo el ceño en clara señal de advertencia.
Fernando: Entonces, debemos conocerlas-Dijo con curiosidad, sin disimular su entusiasmo.
-Los príncipes del Sol Naciente, al darse cuenta de que sus amigos no se dejarían en paz, guiaron a sus invitados hacia el lugar donde la guardia se entrenaba. Al llegar, no fue difícil distinguir a la guardia real, ya que eran las únicas mujeres en el campo de entrenamiento:
Cristian: No puede ser, ¡Aquella joven es la misma que conocí en el baile!-Comentó, admirando a la joven de ojos verdes que peleaba con destreza.
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Nuestras Guardianas (Capitán Tsubasa)
No Ficción-En el majestuoso Reino del Sol Naciente, siete jóvenes guerreras han sido entrenadas para ser las más formidables protectoras del reino. Cuando el Rey Felipe convoca sus servicios, las Guardianas Black Hearts se enfrentan a una misión inesperada: p...