♡ ; 𝒟𝑒 𝓁𝒶 𝒜 𝒶 𝓁𝒶 𝒵 𝓎 𝓋𝒾𝒸𝑒𝓋𝑒𝓇𝓈𝒶 ⇀ ɴᴍɴ

♥ ; 𝐼 de intimidante

Viernes por la noche. La madre de Jaemin tenía todo listo para recibirlos y como si madre e hijo conspiraran en contra de Jeno, prefirieron no mencionarle nada al señor Na.

Ellos llegaron antes, ayudaron a poner la mesa; justo cuando terminaron el señor Na llegó.

Jeno sintió que moría en ese mismo momento, por lo general el hombre siempre lo trato bien, como si fuera su hijo pero después de que tuvieron aquella charla sobre Jaemin, el señor Na comenzó a ser más 𝒾𝓃𝓉𝒾𝓂𝒾𝒹𝒶𝓃𝓉𝑒 y estricto en su trato con él.

No lo culpa por ello, al final los padres solo buscan proteger a sus hijos de quien sea y bueno, Jeno pasó a ser una "amenaza potencial" porque según los pensamientos del señor Na, Jeno Lee es la debilidad de su hijo, sin duda un arma letal.

Y ahora se encontraban cenando, más o menos tranquilamente, el hombre no le quitaba la vista de encima y el pelinegro se sintió aún más intimidado, el poco valor que tenía se esfumaba conforme pasaban los minutos.

–¿Y bien, a qué se debe esta cena?

Después de esa pregunta el silencio sepulcral reinó en el lugar, Jeno sentía que el oxígeno no llegaba a sus pulmones.

–Jaemin y Jeno quieren decirnos algo– comentó la señora Na, tratando de aminorar la tensión.

–Bien, déjenme hablar primero con Jeno, por favor– dijo, acribillando con su mirada al mencionado.

–Papá– advirtió Jaemin, se hacía una idea de lo que su progenitor quería hacer y no le agradaba, ya ni con Hendery había sido tan pesado y eso que no lo conocía mucho, en cambio Jeno, lo vio crecer y lo trataba así ¿Por qué? no terminaba de entenderlo.

–Por favor– pidió en tono severo.

Rendido y molesto Jaemin se levantó y antes de que diera un paso fuera de ahí, Jeno también lo hizo y sin pensar en las consecuencias, lo atrajo hacia él para besarlo frente a sus padres.

–¡¿Quién te crees?!– vociferó el hombre poniéndose de pie.

La señora Na por su parte estaba entre sorprendida y complacida; tuvo que cubrirse la boca para no reír por la reacción de su esposo.

Jeno se puso frente a Jaemin, el instinto protector salió al escuchar el tono tan molesto del señor Na, no es que en un arranque fuera a hacerle algo a su hijo, solo que por precaución el pelinegro prefirió ser su escudo.

–El que está enamorado profundamente de su hijo y el que quiere pasar el resto de su vida a su lado– no titubeó al decir aquello, incluso se atrevió a mantenerle la mirada al hombre frente a él para que le quedara claro que lo decía muy en serio.

El señor Na se cruzó de brazos y frunció más el ceño, esa postura y expresión lo hacían lucir más intimidante según el pensamiento de un asustado Jeno, tanto que no pudo con la presión de aquella mirada tan intensa; terminó desmayándose.

–Que debilucho ¿Y así quiere que acepte su relación y le confié a mi único y amado hijo?– cuestionó.

–Basta padre, lo tratas como si fuera el peor del mundo.

Jaemin se puso de rodillas, colocando a Jeno en una posición que fuera lo más cómoda posible hasta que recobrara conciencia.

–Nunca, a mi parecer, habrá alguien que sea suficiente para ti, eso incluye a Jeno.

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Después de aquella cena y charla tan catastrófica, de vuelta en el departamento, el pelinegro se lamentó entre los brazos de Jaemin, avergonzado por como terminaron las cosas.

Nana le aseguro que no había problema, que a pesar de todo a sus padres -aunque su padre no lo demostrara del todo- les hizo feliz la noticia de que por fin decidieron aceptar sus sentimientos y formalizar su relación.

–Por mi lado puedes estar seguro de que mis padres te aman incluso más que a mí y ellos solo esperan el día en que les anunciemos la fecha de nuestra boda– dijo en son de broma aunque la realidad es que era verdad.

–¿Quieres casarte conmigo?

No es que Jaemin no quisiera, solo que hablar de matrimonio no es algo en lo que haya pensado.

–¿Tan rápido me lo propones? ¡Wow! claro que sí– bromeó Jeno.

–Tonto, hablo en serio.

–Yo también.

El silencio se instaló entre ellos, Jeno sabe que para Jaemin el tema del matrimonio es precipitado. Muy en lo profundo teme que el día en que se lo proponga, su amado Nana le diga que no; por ello prefiere dejar el tema de lado y no volver a mencionarlo hasta que sea el momento apropiado para no ejercer presión en Jaemin y solo diga que sí porque se siente obligado.

–Durmamos, nuestro fin de semana será agotador.

Mientras que Jeno cayó en un profundo sueño, Jaemin le costó conciliarlo, pudo notar ese sutil deje de tristeza en las últimas palabras del pelinegro, sin querer lo lastimo, lo sabía, también sabía que Jeno a toda costa ignoraría o le daría vuelta al tema del matrimonio si él lo mencionaba.

"Siempre arruinas las cosas Jaemin" pensó, solo esperaba que eso no abriera la brecha que tanto les costó cerrar recientemente.

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