♡ ; 𝒟𝑒 𝓁𝒶 𝒜 𝒶 𝓁𝒶 𝒵 𝓎 𝓋𝒾𝒸𝑒𝓋𝑒𝓇𝓈𝒶 ⇀ ɴᴍɴ

♥ ; 𝒳 de xilófono

A pesar de que en preparatoria tuvo varias clases sobre instrumentos musicales, ahora en la universidad se adentraba más a la historia de cada uno. En esa ocasión le tocó investigar sobre el 𝓍𝒾𝓁𝑜𝒻𝑜𝓃𝑜, teniendo de igual forma que comprar uno diatónico para analizar su estructura y sonido.

Se encontraba tan concentrado que no escuchó a Jaemin entrar a su habitación. Tomó asiento en la cama y observó a Jeno hacer su tarea. Era hipnótico verlo aunque fuera de perfil, examinó cada uno de sus gestos, sus rasgos y movimientos; pensó que se veía adorable con esos anteojos redondos puestos, le daba un toque lindo.

–¿Qué haces?– preguntó por fin, haciendo que Jeno diera un brinco por la impresión al darse cuenta de que no estaba solo.

–Analizando– le mostró el instrumento que con toda la paciencia del mundo desarmo para analizar y posteriormente volver a armarlo.

"Eso mismo hago yo contigo" pensó Jaemin mordiéndose el labio inferior.

Si, sin duda Jaemin era un poco despistado y no se daba cuenta de muchas cosas pero de lo que si se daba perfecta cuenta era que Jeno cada día lucia más atractivo.

Y la necesidad de tener contacto físico con él día con día se acrecentaba, deseaba con más fervor tener la completa atención del pelinegro; la molestia de que los demás alumnos se le acercacen le era difícil ocultarla.

Englobando todo eso, cualquiera podría decir que es porque gusta de esa persona, pero Jaemin, bueno, Jaemin seguía siendo algo despistado en ese aspecto o simplemente su inconsciente no lo quería aceptar.

–Tengo que desglosar las escalas musicales– murmuró Jeno más para sí mismo que para el "intruso" en su habitación.

Sentía la mirada penetrante de Jaemin sobre su persona, eso le ponía nervioso. Tratando de concentrarse en lo que hacía siguió hablando sobre cosas del instrumento.

–Bajo, alto y soprano, por escala de afinación.

Recuerdos llegaron a la mente de Jaemin.

Nunca entendió porque Jeno perdió interés en el baile, lo hacía excelente y sobre todo si él era su pareja, sus cuerpos encajaban a la perfección, el mundo dejaba de existir cuando se encontraban en la pista de baile.

Extrañaba eso.

–Las clases de baile no son lo mismo sin ti– comentó cabizbajo.

–Eso es porque no has encontrado a la pareja perfecta.

Jeno no despegó la mirada del instrumento que después de unos minutos quedó nuevamente armado.

–La encontré pero me abandonó, cambio eso por la música, por instrumentos.

El pelinegro por fin levanto la vista, había que ser tonto para no saber que Jaemin hablaba de él. Nunca se detuvo a pensar que eso le molestaría al otro y pensándolo bien, nunca le dijo abiertamente que prefería dedicarse a la música.

–Jaemin...

–Te extraño. Se siente raro que otros me toquen cuando debemos tomar posiciones.

Se puso de pie y camino los escasos tres pasos, hizo que Jeno se echara para atrás con la silla y se sentó en su regazo.

–¿Qué hay de interesante en escuchar las mismas notas?– tomó uno de los percutores, comenzó a golpear cada barra –DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI.

Jeno lentamente colapsaba y rogaba al creador que una parte específica de su cuerpo no lo traicionara como la última vez por tener a Jaemin muy cómodamente sentado en sus piernas.

–Aburrido.

–No es aburrido, simplemente a ti no te llama la atención.

Empujó gentilmente a Jaemin para que se pusiera de pie y él también pudiera hacerlo.

Le acercó el otro percutor, quedando uno en cada mano. Jeno se colocó detrás de él, prácticamente pegando sus cuerpos, le tomó de las manos y comenzó a tocar el xilófono.

La melodía que producía era agradable y alegre, eso hizo sonreír a Jaemin.

–Ves como no es aburrido– susurro en su oído provocando que se estremeciera.

Se quedaron en esa posición, ya sin tocar aquel instrumento, disfrutaban en silencio de ese contacto.

Jaemin giró sobre su propio eje, arrojó los percutores a la cama y pasó sus brazos alrededor del cuello de Jeno.

–Bailemos ¿Si?

El pelinegro no respondió con palabras, tomo la cintura de Jaemin y comenzó a moverse lentamente como si estuvieran bailando una balada.

El xilófono podría esperar, porque antes que cualquier cosa estaba Jaemin.

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