"Para verte ganar,
no me importa perder."♡♡♡
La vida de Choi Yeonjun era bastante monótona desde hacía unos años. Se resumía en trabajo y casa. En escasas ocaciones salía con su pequeño grupo a tomar algo o cuando ellos los invitaban a sus casas.
No se trataba de falta de tiempo, sino que estaba solo. Yeonjun no tenía alguien con quien hacer un plan algún sábado por la tarde. Sus amigos eran dos parejas de esposos que ya se tenían los unos a los otros. En el caso de él, no era capaz de soltar un viejo amor, mucho menos conocería a alguien nuevo.
— Señor Choi, recuerde que mañana tengo el día libre. Dejé su agenda organizada, puede revisarla cuando desee.
Choi Wooyoung, era su asistente y uno de sus pocos amigos junto a su esposo Choi San. Fuera del trabajo les gustaba bromear juntos y tomar algo en soju, pero en horario laboral Wooyoung se transformaba en un auténtico asistente manteniendo la ética laboral en todo momento. Yeonjun agradecía que así fuese y habían mantenido ese tipo de relación por ocho años.
— Hay mucho trabajo para mañana, ¿no puedes quedarte?
— Es mi aniversario de bodas, señor,— le recordó su asistente.
— ¡Oh, lo siento!— Wooyoung negó con la cabeza mientras reía.— Lo había olvidado, felicidades por adelantado.
— No se preocupe, me molestaría si fuera San que lo olvidara pero tratándose de usted me trae sin cuidado.
Claro, se permitían cruzar ciertas barreras que los años habían quebrantado.
— Estoy reconsiderando su permiso, señor Jung.
— Llevo tres años siendo un Choi,— dijo— pero lo perdonaré porque se acerca la navidad y quiero un bono sustancioso.
— Ve tranquilo, Wooyoung, yo me quedaré un rato más a terminar algo.
— Nos vemos, Choi Yeonjun,— se despidió saliendo de la oficina.
Yeonjun suspiró. Sus amigos estaban de aniversario de bodas. Ellos habían comenzado a salir mucho después de Soobin y él, sin embargo ya se habían casado y tenían una bonita familia de dos. En cambio él, había arruinado su única oportunidad de tener algo como eso.
Cuando salió de la oficina ya eran casi las nueve de la noche y volver a su apartamento frío y solitario no era algo que le agradase. Por eso marcó el número de la única persona a la que le gustaría ver en la noche, llegando del trabajo: Choi Soobin.
— ¿Hola? ¿Yeonjun? ¿Estás borracho?
La voz de Soobin siempre había sido una de sus cosas favorita en el mundo.
— ¿Tengo que estar borracho para llamarte?
— Por lo general sí,— contestó.— Dime qué quieres.
— ¿Puedo ir a tu apartamento? Llevaré pollo frito.
Esa era su maldita costumbre, volver a Soobin una y otra vez como si no hubiera pasado nada.
— Yeonjun,— escuchó que dijo con voz de advertencia.
— Prometo irme una vez acabemos el pollo, solo no quiero cenar solo.
— Está bien, puedes venir.
El apartamento de Soobin también era uno de sus lugares más habituales. Él siempre acababa allí y el menor tenía muy poca fuerza de voluntad, o mucha compasión, y lo dejaba entrar.
Eran incontables las veces en las que habían terminado probándose los labios o yendo más allá. Sobre todo cuando ambos estaban vulnerables. Como esa vez en verano que su hermano menor escapó de su boda y luego de salir en su búsqueda juntos terminaron en el apartamento de Soobin enredados entre las sábanas. En la mañana se sintió arrepentido se haber llevado a Soobin hasta ahí cuando sabía que él no podía darle lo que buscaba.
Tocó el timbre cuando se encontró frente a la puerta. Se sabía la contraseña, pero se abstenía de abrir la puerta por si mismo desde hacía varios años. Lo llegó a hacer un par de veces borracho, pero nunca en sus cinco sentidos. Soobin tampoco cambió la contraseña luego de esos incidentes y se preguntaba por qué.
Cuando el menor abrió la puerta, pudo verlo. Llevaba una camiseta y pantalón de pijama. El pelo húmedo indicaba que se había dado una ducha. De seguro a la luz de velas y con baladas antiguas de fondo. Conocía esa costumbre como tantas otras.
— Pasa, puedes ponerlo en la mesita del salón.
Obedeció a la voz y se adentró en el apartamento que olía a café y coco, a ese que conocía tan perfectamente que le asustaba no poder salir.
— Trae unos vasos, por favor,— pidió amablemente a Soobin sentándose en el suelo frente al sofá.
— No vamos a beber Yeonjun, hay que trabajar mañana,— advirtió el menor.
— Es solo una botella.
— Solo una, Choi.
— Lo prometo.
Y Soobin vio como el mayor se enrollaba las mangas de esa camisa que le quedaba tan bien al cuerpo. Vio como destapó con agilidad la botella de soju y su invitación para comenzar a comer.
Porque Yeonjun no era el único que se sentía así. Soobin tampoco sabía decir que no cuando se trataba de él. No se negaba a sus llamadas ni a sus besos ni cuando tocaba su cuerpo. Porque él también se sentía solo y Choi Yeonjun era el primero que lo llamaba cuando la casa se sentía fría y solitaria.
🧸
¡Hola! Bienvenidxs a "Ese alguien"
Tenía ganas de escribir esta historia desde la primera mención al pasado del Yeonbin en Lumbra.
Siento que al ser personajes más adultos esta será una historia más madura.
Espero que la disfruten muchísimo así como yo estoy disfrutando escribirla. Este es mi segundo proyecto así que llénenlo de amor <3.
Instagram: @ moatori_
¡Moatori se despide! ♡
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Ese Alguien | Yeonbin
Fanfiction《 Yeonjun sabía que su historia con Soobin había terminado. Su última misión era compensar a ese corazón roto con uno que fuera capaz de volver a amar. "- Conoce a alguien que te ame mucho, ¿está bien? Alguien dispuesto a todo si es contigo, alguien...