Capítulo 14 🖇

643 88 28
                                    

Lidiar con un borracho no era su actividad favorita de Navidad; sin embargo, allí estaba, en una casa ajena y velando porque Yeonjun llegara a su cama sano y salvo. Lo ayudó a cepillarse cuando devolvió todo lo que había en su estómago y le buscó pijama cómoda. Le había dado a beber una aspirina y lo intentó recostar varias veces sin fruto alguno.

— Soobinie, quiero comer pollo frito— ¿En qué momento se iba a dormir?

— No hay pollo frito, acuéstate.

— Comamos pollo frito.

— Duerme.

Yeonjun puchereó y Soobin suspiró frustrado. Era una pelea interminable y sin sentido que debían parar de alguna forma si Soobin quería llegar a casa antes del amanecer.

— ¿Por qué no viniste a ver los fuegos artificiales conmigo?— preguntó el mayor aún resistiéndose a tirar su cuerpo en la cama.

— No me invitaste— Soobin solo quería acabar eso y salir de ahí.

— ¿Quieres verlos conmigo en Año Nuevo?— La voz ilusionada del mayor hizo estragos en su sensible corazón.

— Los veremos todos juntos,— respondió sabiendo que era tradición pasar esa festividad con sus amigos.

— Pero te puedes parar a mi lado y así te puedo sostener la mano.

Soobin miró los ojos iluminados del contrario y se exasperó en gran manera por el manojo se sentimientos que recorrían su cuerpo. El mismo que había decidido ponerle fin a lo que sea que tuviesen era el que estaba diciéndole todas esas cosas que no podía pasar por alto.

— Soobin,— llamó el mayor a lo que respondió con un vago "dime"— quédate.

Y todas las fuerzas que había acumulado desde el día de su cumpleaños se fueron al suelo cuando escuchó la palabra que estuvo buscando todo ese tiempo. Un solo "quédate" era capaz de hacer que volviera a sus brazos sin medir las consecuencias. Porque aunque Yeonjun lo había dejado de amar, él nunca había sido capaz de olvidar lo que sentía. Aunque no eran nada, Yeonjun era su refugio; aunque no eran nada, Yeonjun era el único hombre al que se entregaría con los ojos vendados.

Esa madrugada se acostó a su lado y lo vio dormir. No fue capaz de hacerlo él, pero veló por el sueño ajeno. Recorrió delicadamente sus facciones y delineó la curvatura de su cuello. Acarició la cabellera oscura y se acurrucó al lado del cuerpo contrario buscando su calor. No se atrevió a hacer nada más, pero si ambos estuviesen despiertos habrían acabado como tantas veces.

Cuando vio el sol comenzar a salir se paró de la cama cuidando no despertar a Yeonjun y tomando sus cosas salió del apartamento. Porque, aunque Yeonjun le había pedido que se quedara, fue en un momento de embriaguez, del que claramente se aprovechó, y temía la reacción que tuviese al verlo ya sobrio.

Claro que no se arrepentía de haber visto ese rostro tan de cerca otra vez ni de la corriente que había recorrido su cuerpo al sentir que la mirada y la sonrisa de Yeonjun volvían a ser suyas aunque sea por poco tiempo.

Cuando Yeonjun abrió los ojos notó que no estaba tan aturdido como se esperaba y luego recordó vagamente que Soobin había estado ahí. Lo buscó con la mirada por toda la habitación y agudizó su oido con la esperanza de que aun estuviera pululando por algún rincón del apartamento. Sin embargo, no había rastro de Soobin.

Desilusionado salió de la cama y fue a la cocina por café. Los recuerdos de su madrugada de Navidad comenzaron a agolparse en su cabeza, aunque eran aleatorios y habían notables baches entre las memorias. No había manera de olvidar por completo el hecho de que Soobin había estado en su casa y había cuidado de él. Se suponía que no volverían a tener ese tipo de cercanía, pero habría aceptado gustoso despertar junto a él aunque sea una mañana más.

Ese Alguien | YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora