Capítulo 9 🖇

675 83 38
                                    


El sábado era la cita con Lee Dongyul para ir al teatro. Si Soobin era totalmente sincero, no estaba esperándolo con ansias. Había pasado sus días abrumados con el trabajo, la clínica y, por supuesto, la repentina distancia de Yeonjun.

Al menos era una persona organizada. Lo había anotado en su agenda y cuando llegó el día intentó hacer todo antes de la hora para ser puntual. Limpió su apartamento, lavó la ropa sucia, hizo compras en el supermercado; todo lo que estaba en su rutina sabatina. A la hora en punto estaba listo, viéndose en el espejo repitiéndose a sí mismo que debía disfrutar de la salida porque era, sobre todo, con un amigo.

Dongyul pasó a buscarlo y se saludaron con una sonrisa cuando Soobin subió al auto.

— Te ves muy bien,— fue el primer halago de Lee.

— Gracias, tú también luces bien,— respondió Soobin.

No mentía, Lee Dongyul era un hombre bastante elegante y aparente. En el hospital tenía a más de un empleado y paciente suspirando por él. Soobin reconocía que era alguien atractivo y con una personalidad agradable, pero no era él.

Sacudió su cabeza quitando los pensamientos que tenía allí dentro e intentó concentrarse en el camino. Conversó con su cita e incluso rió un par de veces y al llegar al teatro entraron en silencio para la función.

Ninguno intentó tomar la mano del otro ni recostarse del hombro. A los veintiocho años, al parecer, nadie hacia movimientos tontos en la primera cita. Y se sintió algo vacío, pero lo tomaría con calma porque no era algo del otro mundo. Solo que se había acostumbrado a alguien que a pesar de pasar todo el día envuelto en un traje a la medida, era tan cursi como un muchacho enamorado.

Doce años atrás...

Para Soobin la escuela no era su lugar preferido. Se llevaba bien con todos pero no tenía amigos. Sus compañeros suponían que así él lo quería cuando en realidad solo era alguien introvertido.

Su única cosa favorita de ir a la escuela era la hora de salida, porque su hyung había entrado a la universidad y obtuvo un auto como regalo de sus padres que servía de transporte muchas veces para el menor.

Amaba salir y encontrarse con Yeonjun, recostado de su vehículo, esperando por él. Veía la mirada de sus compañeros y se permitía sonreír con suficiencia a los demás. Después de todo, ninguno de ellos tenía un lindo chico universitario que los recibía con un abrazo y un tierno beso en la frente.

Aunque aun no estaban en una relación, luego de confesarse, su mayor lo trataba incluso más bonito que antes. Le daba detalles, lo pasaba a buscar a la escuela y lo llevaba a citas. Sus padres no se quejaban de esto y no lo harían porque Soobin no salía con cualquiera, sino con el mayor de los Choi. Para él era un sueño.

Cuando salió del instituto caminó tranquilamente hasta la salida despidiéndose de algunos compañeros y profesores que se encontraba en el camino. Afuera estaba esperándolo Yeonjun, con ropa casual y una sonrisa. Aceleró el paso y se lanzó a los brazos del mayor siendo correspondido por este y ganándose un beso en la frente.

— Traje algo para ti, Soobinie,— le dijo casi en susurro sin despegarse del abrazo.

— ¿Qué es esta vez?— Preguntó curioso pues era amante de los regalos.

Yeonjun se soltó y entró la mano por la ventana del auto sacando una bolsa de plástico y agitándola.

— Bocadillos,— anunció.

— Oh gracias hyung, gracias, gracias,— habló rápidamente Soobin quitándole la bolsa de las manos y viendo los tres paquetes que había adentro.

Sus ojos ilusionados y la sonrisa en su rostro eran las recompensas que Yeonjun más anhelaba. Él haría cualquier cosa para ver a su menor así siempre.

Ese Alguien | YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora