Extra 2 🖇

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No era su ideal de un domingo en casa. En su pensamiento solo estaba quedarse en la cama todo el día junto al calor de su esposo. En ningún momento pidió ser el niñero de sus dos, para nada, tranquilos sobrinos.

— Beomgyu tendrá que pagarme unas vacaciones en Madrid luego de esto,— bufó estresado siendo la quinta vez en el día que los perdía de vista en solo dos horas.— Soobinie ayúdame— rogó cansado.

— Son tus sobrinos, tú los cuidas.

— ¿Por qué tienen que dejarme a los niños? Pude haber cuidado a Haru y Hobak, se llevan bien con Sean.

Sean era el hijo de Yeonjun y Soobin, un perro grande un juguetón. Y era lo único que querían hasta el momento. Por alguna razón se sentían bien sin hijos. Aunque amaban a sus sobrinos, no eran exactamente los indicados para esa tarea.

— ¡Kang Byeol baja de ahí ahora mismo!

Le iban a sacar canas verdes. Byeol de ocho años y Haneul de cuatro: dos pequeños niños con mucha energía para el cuerpo agotado de dos adultos. Ninguno de los dos sacó la personalidad sosegada de Taehyun, eran como tener dos Beomgyu en un solo lugar, caótico.

Tomó al pequeño travieso colgado de la barra de las escaleras siento vitoreado por su hermano menor desde abajo.— Se pueden lastimar, jueguen sin poner en riesgo sus vidas— suplicó, lo que le pareció gracioso a los infantes porque se echaron a reír. Byeol se reacomodó en los brazos de su tío y Haneul abrazó la pierna del mayor.

Sí se quejaba, pero no era tan malo cuando también habían heredado esa cualidad desbordante de cariño de Beomgyu. Les encantaban los abrazos y Yeonjun amaba dárselos. Eran sus tesoros, los únicos niños en el mundo por los que daría su vida si fuese necesario.

— ¿Por qué solo abrazan al tío Junie?— se quejó Soobin acercándose a los tres.

— ¿Será porque solo yo los estoy cuidando?

— Oye, no seas...— paró ante la mirada de advertencia del mayor.

Por eso no tenían niños. Podía decir palabras altisonantes delante de Sean y no pasaba nada. No es que fuese una necesidad imperante, pero incluso ese era uno de los cambios más mínimos de la paternidad.

Vio unos brazos extendidos y aceptó la petición cargando a Haneul quien era el más apegado a Soobin. Por extraños motivos también era el más fácil de tranquilizar, siempre y cuando Byeol no estuviese cerca.

Llevaron a los niños al patio y los dejaron jugar con pintura y pinceles que había dejado su padre antes de marcharse esa mañana. Tomaron también asiento en la grama, en esa posición a la que se habían acostumbrado: Soobin con la espalda recostada del pecho del mayor y siendo rodeado por sus brazos. Dejándose pequeños mimos en las manos pudieron descansar por un rato.

— Uno de esos niños debe comenzar a amar la administración de empresas o tendré que hacerme eterno.

Soobin rió ante el comentario de su esposo.— Pues no cuentes con Byeol porque es exactamente igual a su papá.

— Tendré que llevar a Haneul a un día de oficina con el tío Junie.

Por el miedo de despegar la vista de los menores, terminaron pidiendo el almuerzo a domicilio y a petición del pequeño de ocho años, lo comieron en el pasto, sin sandalias. Parecían cuatro hippies, añadiendo las manchas de pintura y las coloridas ropas de los menores. Luego los mayores se unieron a la artística actividad siendo totalmente burlados por dos infantes que ciertamente tenían mejor técnica y dominio del arte que ellos.

No fue hasta caída la noche que llegó la pareja por sus pequeños retoños.— ¿Dónde están mi pequeña estrella y mi pequeño cielo?— anunció su llegada Choi Beomgyu, soltándose rápidamente de la mano de su esposo para agacharse y recibir el caluroso abrazo de sus hijos. Luego también abrazaron a Taehyun siendo alzados por este.

Ese Alguien | YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora