Capítulo 37 🖇

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Podría llegar a convertirse en manía eso de decirle "te amo" a Soobin cada vez que se encontraba con la oportunidad. Lo hizo cuando subieron al auto y antes de que Soobin entrara a su habitación al llegar al apartamento. Y lo seguiría, de eso estaba seguro.

Sacó de las bolsas de supermercado lo que había comprado para preparar la cena de esa noche. Caminó que aquí a allá por toda la cocina, como si no estuviera muriéndose de los nervios. Algo de sal y quizá un poco más de pimienta, pero no tanta. Se sentía irreal el estar allí porque no imaginó que así sería, al menos no tan de pronto. Bajó el fuego de la hornilla y probó la salsa, perfecta.

¿En serio estaba sucediendo? Incluso quiso pellizcarse, lo hizo y dolió.

Todo seguía pareciendo una ilusión aun cuando vio a Soobin parado detrás de la encimera con una camiseta algo mojada por las gotas que aún caían de su pelo.

— Eso huele bien, hyung— halagó dando una sonrisa de lado.

Yeonjun, de espaldas, suspiró sintiendo ese pequeño remolino en su interior.— Prometo que sabrá así de bien,— contestó agradeciendo por sonar estable.

Era real: Soobin observándolo preparar la cena, solos en el apartamento del menor luego de que él mismo lo buscó a su trabajo. Era real, y fantástico.

— Voy a poner la mesa,— anunció Soobin.

— Saca una botella de vino que puse en el refrigerador, por favor— pidió Yeonjun concentrado en su quehacer, sin ver la mirada extrañada que le dedicó el otro.

— ¿Vino? Hyung, usted...

— Es una cena Soobinie, estás muy cansado como para ir a un restaurante, pero no por eso dejarás de tener una cena tan de lujo como se pueda.— Soobin solo pudo reírse ante el tono de voz que empleó Yeonjun al hablar. No sabía si estaba reprochando o solamente apurado. Sin dudas era un niño grande.

Sacó la botella del refrigerador y un par de copas. Colocó todo en la mesa, junto a las servilletas, platos, palillos y cubiertos.— Ahí voy— escuchó a Yeonjun anunciar y se hizo a un lado para que colocara las vasijas con comida en la mesa. Al final no tenía nada que envidiarle a un restaurante caro y si le preguntaban, prefería estar en la comodidad y solo junto al mayor, pero no le diría eso.

Notó la mirada de Yeonjun esperando a que probara lo que había preparado y eso hizo.— Está delicioso, hyung— le hizo saber ganándose una sonrisa.— ¿Ha pensado en dejar la empresa y montar su propio restaurante?— se carcajeó un poco.

— ¡Ah! Soobinie— se quejó mientras se servía.— Solo come, ¿está bien? Come, come.

Soobin disfrutó la escena frente a él. Sabía que Yeonjun amaba los cumplidos, pero también que de parte de él más bien lo ponían nervioso. Era un arma que adoraba usar cuando sentía tener el control, como en ese momento.

La cita fue algo bonito. Pequeñas charlas, risas, un par de comentarios para intranquilizar al otro, lo típico de poner comida en el plato ajeno y miradas indiscretas en silencio. Uno había bajado la guardia y el otro se dio cuenta de que quería estar ahí. Incluso al terminar, ninguno quería pararse de allí como si se fuera a desvanecer una ilusión.

— Puede esperarme en el salón, yo iré a lavar los platos— Soobin fue el primero en hablar.

— Te acompaño,— se ofreció el mayor.

— No sería justo, usted cocinó así que vaya y espéreme allí.— Yeonjun obedeció y antes de irse besó la frente del menor.

Soobin se sintió un poco desilusionado por querer que fuese en otro sitio, pero se guardó las quejas y fue a lavar los platos. Mientras estregaba los trastes se dejó sumir en sus pensamientos. Qué haría después, si solo hablarían un poco o si era mejor proponerle ver una película. ¿Y si Yeonjun quería irse? Podía hacerlo aunque ese pensamiento le entristeció un poco. Al menos debería retenerlo un poco, solo un rato.

Ese Alguien | YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora